Se incrementan hechos violentos con resultados fatales en Durango, capital
Continúa la ola de violencia en el estado de Durango: el miércoles por la noche, otra persona fue asesinada de dos disparos, luego de que fuera perseguida por varias cuadras por el homicida en una de las calles del fraccionamiento Jardines de Cancún, informó la Procuraduría General de Justicia del Estado.
Agustín Marrufo Pacheco, quien contaba con 27 años de edad, fue ultimado a balazos a pocos metros de donde vivía, sobre la calle Aguascalientes, a la altura de una unidad deportiva, en la colonia Jardines de Cancún, y aunque ya se cuenta con un sospechoso, no se ha podido localizar.
De acuerdo con la versión de vecinos y familiares, el móvil del asesinato fue pasional, pues al parecer Agustín salía con una persona, misma que pretendía el presunto homicida; inclusive, se supo que el hoy occiso conservaba cartas de amor de la citada mujer, por lo que lo habían sentenciado a muerte desde hacía tiempo.
Los hechos ocurrieron aproximadamente a las 20:30 horas, cuando Agustín iba saliendo de un cuarto, ubicado a un costado de unas ladrilleras, lugar donde trabaja, y el asesino ya lo estaba esperando para reclamarle sobre la relación sentimental con la mujer que él pretendía, pero el hoy occiso, al ver el arma, salió corriendo sobre la calle Aguascalientes de la citada zona, para pedir auxilio; sin embargo, el agresor optó por no perseguirlo más y le disparó.
Los vecinos del lugar salieron a la calle al escuchar los disparos pero sólo lograron apreciar el cuerpo de Agustín tirado en el suelo, sin saber quién le disparó, por lo que llamaron de inmediato a la autoridad para que se hiciera cargo de la situación.
Policía Ministerial, agentes del Ministerio Público, de Servicios Periciales y del Servicio Médico Forense (Semefo) rápidamente realizaron su trabajo, antes de que llegara la prensa, y en menos de 30 minutos ya habían levantado el cuerpo y sigilosamente los investigadores interrogaron a los vecinos y familiares para obtener información.
Agentes abocados a la investigación comentaron que al buscar al presunto responsable en su domicilio y en lugares que frecuenta, se percataron de que había huido, situación que confirma, en cierta forma, que él tiene que ver con el asesinato.
Sin pistas del homicidio en el bar ?Gangas?
Sin descartar ninguna de las líneas de investigación, pero sin tener nada claro, se encuentra la Dirección de Averiguaciones Previas, en el caso del asesinato ocurrido el lunes pasado en el bar ?Gangas?, donde perdió la vida de un disparo Marcial Méndez Amaya, señaló la titular del área citada, Ruth Medina Alemán.
Dijo que de las tres vías a seguir para dar con el presunto responsable, todas tienen fundamento para no descartarlas; sin embargo, no se ha podido esclarecer la identidad del posible homicida.
Aseguró que sí existió una discusión entre el occiso y su agresor, y que de acuerdo con las declaraciones del lesionado, Fabián Martínez Gutiérrez, de uno de los empleados del bar, Juan Briceño, y de la mujer que los acompañaba, el asesino cuando entró se dirigió de inmediato al baño, presumiendo que fue a preparar la pistola; de regreso, pidió una bebida y se dedicó a estudiar los movimientos del hoy occiso; acto seguido, intercambiaron palabras y se suscitaron los disparos, por lo que se deduce que el presunto responsable iba directamente a ejecutarlo.
Las investigaciones se abrieron en torno a la relación que ha existido con las demás ejecuciones de la familia Méndez, dos de ellos encontrados acribillados a dos kilómetros del poblado Donato Guerra, municipio de Canatlán, Juan Méndez Aguirre, de 33 años, y Benjamín Méndez Rodríguez, de 37 años, sobrino y tío, respectivamente, quienes aparecieron con evidentes huellas de violencia. Estos hechos ocurrieron el 20 de marzo del 2004.
También, como se dio a conocer, la ráfaga de balas de ?cuerno de chivo? que recibió un hermano de Marcial, llamado Francisco, el 9 de octubre del 2004, cuando al ir acompañado de otros dos sujetos, a bordo de una camioneta de reciente modelo, se les cerró otro vehículo y accionaron sus armas, dejando 32 casquillos percutidos en el lugar de los hechos.
De igual forma, el asesinato de más familiares, uno de ellos en la colonia Francisco Zarco y otros en la región de Canatlán, relacionados en aquel momento con el narcotráfico.