A casi un mes del inicio del Gobierno del presidente Calderón, ya hay múltiples acciones que merecen ser analizadas.
Vayamos por partes, Felipe Calderón le ha restaurado la dignidad y la seriedad a la investidura presidencial. Parece una superficialidad, pero en la política, los símbolos tienen un papel fundamental, sobre todo porque el nuevo Gobierno arrancó bajo la sombra del movimiento de López Obrador y su ?Gobierno legítimo?. Por ello, el estilo de liderazgo de Calderón, a pasos agigantados, se está convirtiendo en el estilo anti Fox.
En efecto, la falta de decisión que caracterizó a Vicente Fox parece no tener eco en Felipe Calderón. Mientras que aquél se preguntaba ¿y yo por qué?, éste sorprende con acciones y decisiones en sus primeras semanas de Gobierno.
Sin embargo, si el nuevo Gobierno da dos pasos para delante, días después parece dar tres para atrás. Un día la Fuerza del Estado y el Estado de Derecho se aplican con toda fuerza en el Operativo Michoacán y con la captura del líder de la APPO, pero al otro surgen las preguntas: ¿por qué se captura a Flavio Sosa y no a Marcos, sobre quien también hay, o había, órdenes de aprehensión? ¿Por qué se exime a Arturo Montiel?, ¿por qué se perdona la cabeza de Ulises Ruiz? En resumen, ¿por qué se continúa aplicando el discurso del Estado de Derecho en la absoluta discrecionalidad?
Un día, el nuevo Gobierno se lanza contra las tabacaleras y refresqueras al proponer un aumento a los impuestos en estos bienes, pero al otro, el líder del PAN y los senadores del PRI y del PRD, rechazan este aumento, dejando al descubierto el enorme poder de los cabilderos en el Congreso, cuyo actuar está al margen de toda Ley y en la absoluta opacidad.
Un día el presidente Calderón anuncia austeridad en su Gobierno, se rebaja el sueldo y el de los funcionarios de mayor nivel de su Administración en diez por ciento, pero días después, al presentar el Presupuesto, anuncia incrementos al IFE, sin que 2007 sea año electoral, no revisa el Gasto Corriente del Gobierno y lanza una millonaria campaña para anunciar que ?México tiene un nuevo presidente?.
Un día el presidente anuncia incrementos de seis por ciento al ramo educativo, pero al siguiente estalla una bomba cuando se esclarece que la educación pública superior sufrirá un recorte importante, cuando paga facturas a Elba Esther Gordillo, con el nombramiento de su yerno en la SEP y cuando mantiene los enormes privilegios del sindicato liderado por la Maestra.
Un día el nuevo Gobierno anuncia que cree en la competencia, pero al otro se rehúsa a licitar una nueva cadena de televisión nacional, preservando los privilegios de las dos grandes televisoras, fomentando que en México, salvo excepciones notables, continúe sin haber televisión de calidad.
El anti Fox que necesita México es aquel que tenga decisión para lanzarse contra el nepotismo, los compadrazgos, los privilegios, los monopolios, el crimen organizado, la corrupción y especialmente, el combate a la pobreza y no sólo aquél que se queda en el terreno de los símbolos, el estilo de liderazgo y la simulación.
GENARO LOZANO/ Profesor del ITAM.
