Creer que en la actualidad se escucha la música que uno quiere supone un cierto grado de ingenuidad. Tanto en las estaciones musicales como en los canales y programas de videos la repetición es, a la manera de la enseñanza, la forma en la que se posiciona una melodía. Por esta razón a veces nos encontramos tarareando y cantando alguna canción que detestamos, pero al escucharla en todos lados, a todas horas, nos predisponemos para su aprendizaje. El mercado musical está diseñado para producir cantantes al vapor y con fórmulas gastadas sustentando el efecto en la interpretación y en las tonadas pegajosas, por ejemplo, algunas de las canciones de Tiziano Ferro son incomprensibles en su letra, pero como las canta con sentimiento, es decir, las interpreta de manera llegadora y como las encontramos hasta al ir al baño, se nos quedan. Igual sucede con aquella canción de ?a mí me gusta tu forma de ser, tu egoísmo y tu soledad son joyas en la noche de la mediocridad?, ¿cómo pueden ser el egoísmo y la soledad sentimientos deseados por alguien, hay un afán masoquista allí, pégame pero no me dejes? Así los éxitos del momentos son eso, momentos efímeros que exprimen al escucha, que no escucha, pues si se ejercitara en saber qué es lo que le están metiendo vería que las canciones están plagadas de las mismas frases, envueltas en un sentimentalismo ramplón y notaría que lo que buscan es vaciar su bolsillo, pues la música que tiene alguna carga ideológica o al menos algo de contenido no vende. Éste es el caso de Juanes, quien con su grupo Ekimosis no la hizo, por lo que se volvió una cría del mercado pues aunque empezó con una canción con contenido como Fíjate bien en la que hace mención de las minas terrestres, terminó prostituyéndose al cantar temas más rosas que la misma pantera. Igual sucedió con Julieta Venegas y otras ?estrellas? del pop vomitivo. En la música popular se cantan los mismos temas de hace cien años, lo que demuestra que la capacidad creadora adolece de originalidad, y aunque se diga que no hay nada nuevo en la creación, los covers son la solución al problema.
Por eso lo invito, en caso de que quiera ampliar su oído, a que se acerque a la música diferente, a los ritmos distintos, a la música tribal, extranjera, a la sensualidad del jazz, al lamento azul del blues, y a todas esas opciones que están acalladas por el ruido adormecedor de los temas del mercado, total, a ésos nadie los recordará en unos meses.
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