Las recientes trifulcas en la Cámara de Diputados lejos de mostrar un circo político en el reality show del poder, nos dan un reflejo a menor escala pero con mayor alcance en cuanto a su difusión, de la división partidista y social que sufre el país. El gobierno del presidente Fox, más dedicado durante todo su sexenio a la cháchara, la irresponsabilidad, la promoción mediática, los viajes y las corruptelas, deja una nación confrontada, con mayor cantidad de pobres, con un dominio de la violencia social y del narco, con un entreguismo que beneficia al monopolio de los medios; una nación ignorante y esclavizada con un futuro incierto cargado de un vacío de poder, pero con economía medianamente estable. Lo curioso es que el presiChente siga siendo un personaje popular con buena aceptación por amplios sectores del pueblo.
El día de hoy se llevará a cabo la certificación de un presidente que llega al poder mediante un proceso electoral altamente cuestionado por la sociedad y organismos internacionales pero avalado por la justicia. La inconformidad mostrada por los representantes del PRD al mencionar que no permitirá la toma de posesión de Calderón Hinojosa es sólo un segmento de las inconformidades presentes en toda la república. El lema ?sufragio efectivo no imposición? nos habla de la problemática que tendrá que enfrentar el entrante Presidente de México al ser percibido como una muestra de los viejos vicios de continuar en el poder por vías mañosas a cualquier costo, el de la nación entera, incluso, tal como lo realizó el PRI durante más de siete décadas; vicio en el cual las necesidades sociales prioritarias quedan relegadas a favor de los intereses partidistas y económicos de unos cuantos, cuyo ejemplo en este caso es la inasistencia que tendrán los representantes del Partido Revolucionario a la toma de posesión debido a su falta de acuerdos que les otorguen beneficios dentro de la cámara.
Mientras la violencia continúa en las calles de Oaxaca, mientras arden los edificios públicos y se detiene a los responsables de la protesta social con la implementación de operativos del tiempo de la guerra sucia, mientras se reajustan los territorios del narcotráfico por medio de las balas, mientras millones de pobres esperan la justicia social y la igualdad que jamás llegan, el presidente espurio Calderón intenta jurar la Constitución y comprometerse a cumplir las demandas de solucionar la gran crisis social y política existente. La represión, como lo vemos en los medios oficializados de Televisa y Tv Azteca, aboga más por justificar el cumplimiento de la ley que por la investigación y difusión de las causas y trasfondos de la inconformidad y la lucha social. Los medios, que en el sexenio saliente fueron grandes beneficiados por el poder, ahora están contra el pueblo al que exprimen y dirigen imponiéndoles pareceres y visiones falseadas de la realidad. Me preocupó, por ejemplo, ver durante la noche del miércoles una nota televisiva en la que se critica el ambulantaje y se criminaliza a los responsables de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca como si la lucha social fuera, en lugar de una exigencia de justicia contra los abusos y el cacicazgo del gobernador Ulises Ruin, una agresión a la tranquilidad que beneficia únicamente a los poderosos.
Con la toma de poder de Calderón comienza un sexenio débil en el que los poderes fácticos no serán ni los del gobierno ni los del pueblo. Un sexenio en el que se tendrá que resolver el legado de inactividad y anquilosamiento que impera en las cúpulas gracias a la carismática irresponsabilidad de Fox Quezada y su consorte Marta, seis años en los que el pueblo tendrá como única y constante respuesta el olvido que les otorgan sus representantes y los encargados de encausar la nación por un camino de bienestar y desarrollo, igualdad social y económica.
La lucha alterna representada por López Obrador y el PRD, tendrán que encarnar un contrapeso a las arbitrariedades que van entregando al país a los intereses económicos particulares y lo sumergen en una ruina y un caos cada vez mayores. El lema ?Primero los pobres? debería implementarse como una exigencia de justicia social e igualdad, desafortunadamente la gran mayoría de nuestros políticos viven en una esfera demasiado alejada de la vida cotidiana del hombre común y éste permanece muy ocupado sobreviviendo y entreteniéndose con opios fugaces, la televisión y el fútbol principalmente, como para darse cuenta de su urgente necesidad de participación en un sistema que ya no lo representa ni vela por sus intereses esenciales. Si el pueblo unido jamás será vencido, este sexenio exige la unidad nacional lejos de cualquier partidismo y la conciencia de que un cambio en el modo de hacer política y dirigir a la nación, distribuir la riqueza e implementar la justicia, la educación, el respeto a las creencias y la igualdad son ineludibles.
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