Confieso que no había tenido oportunidad de escuchar a la agrupación jazzística Ruta Norte. Atestigüé la maravilla de algunos de sus integrantes hace tiempo en un bar ubicado en la avenida Escobedo en Torreón, pero ése fue el único contacto que tuve con sus ritmos. Compromisos amorosos, los horarios en el trabajo, la simple desidia me impedían llegarle a los conciertos que mensualmente presentan en el Teatro Alberto M. Alvarado de Gómez Palacio, Durango (consulte cartelera). Las presentaciones se ofertan a un precio accesible para el bolsillo de cualquier interesado en una nueva experiencia armónica y para el amante de la buena música: 40 pesos.
Por fin el pasado miércoles 31 de mayo pude presenciar el portento de esta agrupación en el Teatro de Cámara Salvador Novo, ubicado en el Centro de Iniciación Artística (Cinart) Pilar Rioja, en la antigua estación del ferrocarril. La novedad encontrada, además de lo accesible del concierto (20 pesos), fue toparme con un conjunto más grande -en la presentación ya mencionada disfruté el tejido musical de tres de sus integrantes y ahora me topé una hermandad musical fortalecida con la inclusión de seis elementos- y la privilegiada voz portento de Carla Coto acompañando a los maestros Rolando Gotés en la figura maestra y sobria con su guitarra eléctrica, Juan Antonio Martínez desnudando el piano, Tomás Nájera deshaciendo y reconstruyendo magistralmente a base de cal rítmica el escenario con la batería, Carlos García subyugando la gravedad con el bajo eléctrico, Julio Vallejo deslizando aires bop en la trompeta, Juan Barrios dominante en el sax alto y el clarinete, Rey Barrios consolidando su reinado en las congas y Ernesto Mendoza deslumbrante con la fiereza de su trombón. El programa inició con la apertura de un trío de chavos a quienes no pido, sino ofrezco una disculpa pues no recuerdo el nombre de su grupo y no aparecen en el programa (en México el orgullo nos hace pedir disculpas en lugar de otorgarlas).
Después de tres piezas de este amable trío, arrancó la marcha por la ruta latina del jazz vía Ruta Norte. Un apetecible bossa sin nombre con armonías brasilerias dio paso a Bernies Tune, tonos apabullantes de toda la agrupación continuados por la sorpresa de los ayeres cantados por la envolvente voz de Carla Coto en la rola Yesterdays; de nuevo el canto congratuló la pieza Ligia Elena de Rubén Blades, vinieron arreglos y desnudeces expresivas en España, Cruela, Caravan, la latinísima Oye Cómo Va, 25-6 a cuatro, Manteca, y como remate los músicos obsequiaron dos piezas del maestro Dizzy Gillespie a un teatro con buena asistencia, considerando que las manifestaciones de música poco convencional atraen a público especializado o a buscadores de novedad. La respuesta de los asistentes se patentó en los aplausos y el regocijo que el conjunto jazzístico provocó en los escuchas, los bravo y la petición de otra, otra cuando iba a retirarse la congregación. Chale, parece crónica bara bara. Mea culpa.
Es una lástima que el teatro no se haya llenado, la oferta era muy accesible y a pesar que nos sorprendió a los asistentes la presencia de muchos niños, quedaron asientos a la espera de público. Si el espectáculo fuera otro, más convencional, comercial y menos agraciado en cuanto a canto y desempeño, digamos, los ultra cursis de La Oreja de Van Gogh o la flacucha sin voz de la pegajosa Belanova, la gente asistiría sin chistarle el bolsillo. Pero a pesar de esto, poco a poco el público se está acercando a nuevas expresiones y el jazz conquista espacios. Enhorabuena por Ruta Norte, su excelente desempeño, la deliciosa voz de Carla Coto y la promoción de música novedosa y espacios para entretenimiento alterno a cargo del Cinart.
Si desea una introducción al jazz, sus principales creadores, protagonistas y la terminología, le recomiendo Guía Incompleta del Jazz de Rius.
También le transcribo, caro lector, un pequeño texto de Charles Baudelaire que habla un poco sobre la tendencia del público a no disfrutar lo valioso, ya que andamos por los médanos de la falta de interés y la predominante música light, sencilla y reciclada:
EL PERRO Y EL FRASCO
?Perrito mono, perrito bueno, perrito mío, ven aquí y aspira este excelente perfume que he comprado en la mejor perfumería de la ciudad?.
Y el perro, moviendo el rabo, lo que, según tengo entendido, en estos pobres seres equivale a la risa y a la sonrisa, se acerca y pone, curioso, su húmedo hocico sobre el frasco destapado; luego retrocediendo de pronto asustado, empieza a ladrarme a modo de reproche.
-?¡Ay, miserable perro!; si te hubiera ofrecido un paquete de excrementos lo habrías olfateado con deleite y quizás devorado. En eso, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al público a quien no hay que ofrecer nunca perfumes delicados que le exasperan, sino basuras cuidadosamente escogidas?.
Comentarios, sugerencias, basuras cuidadosamente escogidas:
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