LA DULCE SONRISA DE LOS CANDIDATOS EN LOS PENDONES
?Pendón: cariñito amado
Pendón: ángel adorado
Cuelga tu pendón?
?Patria Patria tus políticos juran:
Un pendón en cada esquina te dio?.
Así como de súbito vemos mariposas Monarca en migración hacia su santuario, o como en las temporadas de melón cuando de la nada aparecen en cada esquina camionetas con el apetitoso fruto, de un día para otro aparecen los pendones en los postes y semáforos de la ciudad cuando comienzan las campañas políticas. Los pendones representan una larga tradición en la promoción de candidatos. Rostros sonrientes, amigables, que buscan la identificación con el votante nos muestran su más emperifollada y falsificada expresión y a la usanza de los productos publicitarios se venden como opciones de elección. El problema, además de la contaminación visual, el gasto inútil y la oferta vacía que la sonrisa y la frase representan, es que ha sido demasiado el tiempo que los políticos en campaña han usado esta estrategia de promoción. Dada la gran cantidad de opciones publicitarias que se ofertan en los espectaculares callejeros y los recursos subliminales que muchos de los carteles presentan (la boca abierta con gesto de placer en la venta de refrescos, los imperativos sadomasoquistas de la gran M de los teléfonos celulares, la clásica alusión fálica al poner dos vasos o limones con una botella en medio en los anuncios de licores y otras bebidas), ¿por qué no exigirles a nuestros políticos en campaña un poco más de creatividad en la oferta de ese producto desechable y de consumo en el que se han convertido ellos mismos? Si Lucrecia Martínez se oferta con un logotipo que dice algo así como ?100 por ciento te representa?, en lugar de ello igual podría mencionar el círculo del porcentaje: ?100 por ciento preocupada por tu familia, tanto que no puedo dormir y por eso sonrío así?, o ?100 por ciento carne lagunera? (perdón, la fraseología era para un anuncio de al lado de unas famosas carnes regionales), o ?100 por ciento señora copetona? y el cartel iría acompañado de una foto de Lucrecia en la plazuela Juárez caminando acompañada por los niños de alguna casa hogar, con uno cargado en brazos dándole un beso a la señora. Si los ?sospechosistas? ojos esmeralda del panista Jesús de León en su cartel nos hacen pensar en que quizás fue víctima de alguna tolvanera, en que a lo mejor imitó a Patricia Mercado y ?se puso la verde, Selección Nacional?; que venía de algún bar antes de tomarse la foto, o que tal vez la iluminación del estudio fotográfico le irritó la mirada, ¿por qué no en lugar de esa parca sonrisa ojiroja marca ?para que los políticos vivamos mejor?, por qué no tomarle una foto antes y después y ponerlas las dos lado a lado y como si fuera un anuncio de gotas para el ojo rojo, imprimir en foto 1: ?Con la pasada administración, estuvimos a punto del llanto?, y en la foto 2: ?En esta candidatura, cero ojos rojos, no más lágrimas de pena administrativa? y abajo el slogan ?Jesús de León más efectivo que el Eye Mo y el Nasil?. Pero fuera de prolongaciones, no se ha preguntado ¿de qué se ríen los candidatos en los pendones? ¿De usted, de mí, de nosotros? ¿De saber que una vez pasadas las elecciones se enterrarán en sus curules o detrás de algún escritorio y no volveremos a saber de ellos hasta que necesiten cambiar de rama en el árbol de gordos frutos para unos cuantos que es la política? ¿Se reirán de estar gastando en basura en lugar de invertir en obra social, educación o cualquier otro beneficio popular? Mucha risa, mucha risa. Lo cierto es que la propuesta y el uso de los pendones es por completo ineficaz, la gente está acostumbrada a la falsedad de expresiones, declaraciones y percepciones de la realidad social. Si los políticos quieren actualizarse y utilizar en serio los medios publicitarios, allí están los publicistas a su servicio con opciones que los cargarían de un peso cuando menos creativo, como a la diosa de la cumbia Beatriz Paredes, o el callejero resuelvelotodo Sodi, ambos del DF. ¿Preferirían en lugar de la frasecita chafa y la sonrisa acartonada un cartel desde el Cristo de las Noas u otro lugar sacro para los panistas; una cascarita al estilo Adidas para los del PRD en una colonia de la periferia, o aprovechar las reservas naturales y las áreas verdes para retratar a los candidatos de la alianza Partido Verde Ecologista-PRI? Las opciones y la creatividad de los publicistas es muy amplia, por allí anda un capítulo de Palinuro de México de Fernando del Paso dedicado por entero a hacer una sátira de la publicidad, podrían basarse en ella, pero, lo olvidaba, si el presidente recomienda no leer a pesar de buscar un país de lectores, los demás políticos cuando menos tocarán el TVyNovelas. El presupuesto en publicidad política fue reducido por el IFE desde antes del comienzo de las elecciones, pero la basura y el vacío que son los pendones remachan la nula capacidad de presentarse como una opción alejada del reduccionismo de la sentencia partidista y la sonrisa hueca, y nos muestra que no importa cuánto se gaste inútilmente en publicidad (la inversión presidencial hecha los pasados meses en este rubro resulta ofensiva y un escupitajo para un pueblo de familias acomodadas? en la miseria), los políticos seguirán sonriendo y cobrando sus sueldos millonarios mientras usted y yo, caro lector, vemos cómo se van a la basura los pendones, el futuro, las sonrisas y nuestros impuestos.
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