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El Buen Caldo

Daniel Maldonado

DIATRIBA CONTRA EL CENTENARIO

La celebración del centenario del nombramiento de Torreón como ciudad es comparable a festejar a un niño al que se bautizó hasta que ha cumplido varios años de existir, no importa que ya tenga siete u ocho años de vida, sólo podremos festejarle su cumpleaños hasta que alguien oficialice su presencia diciendo a partir de tal año te llamas fulanito de tal, así y asá.

El próximo mes de septiembre comenzarán los festejos por los cien años de Torreón como ciudad, y digo como ciudad porque si en realidad se quisiera festejar el centenario de Torreón como comunidad, éste debió celebrarse entre los años sesentas del siglo pasado. Me explico. La población torreonense tuvo sus orígenes poco después de la mitad del siglo XIX con los primeros habitantes que constituyeron un poblado de trabajadores carboneros, marmoleros y ferrocarrileros (si no me equivoco). Años después conforme al crecimiento poblacional de sus moradores y la migración de diversas comunidades internacionales a la región se transformó en villa y luego en ciudad.

Torreón tuvo la suerte de crecer en el siglo en el que el desarrollo tecnológico se ha disparado con mayor rapidez en todos los campos, el XX, y de estar situado en un territorio de tránsito y cruce comercial que ayudó a su crecimiento, amén de los terrenos cercanos muy aptos para diversos cultivos irrigados por el río Nazas, y constituir un territorio idóneo para el posterior avance de la industria, por lo que comparar su desarrollo con otras ciudades de la misma edad no obedece a la realidad histórica particular: no crecen al mismo ritmo una ciudad del medioevo que una de la edad antigua y otra nacida tras la revolución industrial.

¿EN VERDAD ES DABLE CELEBRAR CIEN AÑOS DE UNA CIUDAD COMO TORREÓN?

Es decir, ¿Por qué se realiza un gasto apabullante ?comenzando por la premiación del logotipo del centenario con una cifra millonaria y ofensiva, logotipo más identificable con una ciudad colonial que con la joven ciudad de Torreón? en el festejo de una urbe con enormes carestías? ¿Qué los miembros del comité pro-centenario A.C. no se dan cuenta que no es necesario ir al sureste del país para atestiguar las condiciones infrahumanas que se viven en la periferia de la ciudad? ¿Y las grandes carestías en cuanto a pavimentación, limpieza, alumbrado y servicios básicos y públicos de la zona urbana; el engaño del rescate del centro histórico, el olvido del centro de la ciudad, sus paseos y parques, la agonía comercial céntrica y la pobre recuperación del patrimonio arquitectónico que hace de Torreón un ejemplo de lo que no se debe hacer como manifestó el arquitecto Marco Antonio Flores en una conferencia sobre patrimonio e identidad, (periódico universitario Entretodos, agosto 2006) testimonio en el que indica cómo se han ido derrumbando los edificios que pudieran configurar la memoria pétrea, viva de la ciudad?

Pero como siempre la fiesta viene para aminorar un poco los problemas y darnos en la ebriedad del olvido momentáneo un goce efímero pero bien publicitado en el que se despilfarrarán millones de pesos muy necesarios para la ciudad, como un ejemplo, el grito de independencia no se dará este año desde la presidencia municipal, será en el Estadio de la Revolución donde se realizará el evento para mayor comodidad y asistencia, pero no creo que la renta de tal recinto sea gratuita, ojalá y para el bien de las arcas públicas llenadas con nuestros impuestos, me equivoque. ¿Por qué no celebrar mejor el centenario con mejoras a la ciudad, con un programa de recarpeteo asfáltico general en las ultrabacheadas calles y avenidas de la ciudad; con un programa de apoyo a vivienda periférica; otro de becas estudiantiles; alguno más que por fin resuelva los problemas de inundaciones de cada año por las lluvias en temporada de huracanes? Lo importante para los encargados de tal celebración no es la ciudad que se celebra, lo primordial es el festejo, ni siquiera el conocimiento de la historia de la población les importa, pues si se diera a conocer se notaría la incongruencia que resulta esperar hasta los cien años para celebrar a la comunidad. E insistiendo en tal punto, ¿Por qué no efectuar una campaña masiva sobre la historia de Torreón? Tenemos excelentes historiadores para lograr una comprensión general en las generaciones nuevas y presentes, pues como reza lo común, para saber a dónde vamos necesitamos conocer nuestros orígenes.

LO CELEBRABLE

El espíritu de sus pobladores es lo más rescatable de la celebración del centenario y en lo que poco han anclado los encargados del festejo, porque carece de edad contable. La ciudad por sí sola no es más que un ámbito de adobe (lo menos), cemento y hierro. Los verdaderos cimientos de la ciudad están en sus habitantes, gente luchona que se parte día con día la espalda y que al momento de los problemas sabe consolidar su unidad, aunque sea con objetivos un poco mal encaminados debido al padecimiento clasista de sus moradores y al predominante entretenimiento masivo. Aun así, la gente de Torreón y de la Laguna en general sobresale por su forma de trabajar, su resolución de seguir ante las adversidades y por la creatividad implícita que da el haber constituido una ciudad fértil entre la aridez del desierto. En este centenario, felicidades por nosotros, los pobladores de Torreón. Ah y por sus hermosas e incomparables mujeres.

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