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El camino y el caballo de fox, según el FMI

Gabriel Castillo

Nos parece exagerado el número de spots de televisión y radio que se está difundiendo, pagados por el Gobierno Federal, donde se hace referencia a que si seguimos “por el mismo camino” México será mejor que ayer. Por la evidente intencionalidad político-electoral de los anuncios para beneficiar a un partido y a un candidato vinculados al presidente Fox, el IFE dispuso que la imagen y la voz del primer mandatario fueran retiradas de ellos. No obstante, en abierto desafío al órgano electoral federal, el señor presidente sigue, cada día machaconamente, hablando de “los logros” de su Gobierno y descalificando al candidato que hasta ahora ha mostrado más posibilidades de ganar la elección y que propone un camino alternativo, distinto al suyo.

El señor presidente Fox ha insistido en que vamos por buen camino y que no hay por qué “cambiar de caballo”, refiriéndose con ello al modelo económico neoliberal en el que ha basado su Gobierno, puesto que según él, ha funcionado bien y dado resultados. La pregunta obligada es: ¿de qué tipo y a quién han beneficiado? Tal parece que el presidente se empeña en presentarnos su versión del México ficticio que ha concebido (algunos le llaman Foxilandia) de “grandes logros” que en su concepto hay que conservar. ¿Estará enterado que su Gobierno fue reprobado en materia de educación por la OCDE? Pero, bueno, tal vez esto no sea importante junto al aspecto económico.

Sin embargo, ¡Oh, sorpresa! También en ese campo nos fue mal en la evaluación del Fondo Monetario Internacional (FMI), principal organismo financiero cuyas recetas ha seguido fielmente el Gobierno foxista; por lo tanto, no puede haber la desconfianza o suspicacia que generaría el hecho de que fueran los detractores o adversarios de la actual Administración los que hicieran observaciones como las siguientes:

México crecerá 3.5 por ciento en su economía durante el año 2006, mientras América Latina en promedio lo hará en un 4.3 por ciento y la economía mundial alcanzará una tasa de 4.9. Ello significa, según el FMI, que nuestro país se está quedando rezagado con respecto a América Latina en cuanto a la generación de bienestar para sus pobladores, lo que en buen castellano quiere decir que la política económica durante el sexenio del presidente Fox ha sido un fracaso.

Esto se fundamenta en otros datos importantes, pues según el FMI los ingresos petroleros, que han sido muy elevados en los últimos tres años, han sido mal manejados por el Gobierno mexicano, ya que no se han aplicado al verdadero desarrollo, a la atención de la gente de carne y hueso, sino que nuestros tecnócratas aztecas los han utilizado para equilibrar el presupuesto, con el objeto de hacernos creer que la economía anda bien, evitando que aumente el déficit fiscal que la Secretaría de Hacienda calculó en el presupuesto en 0.2 por ciento del PIB y que, de no ser por los ingresos petroleros, andaría ya en 9.8 del mismo PIB, o sea, en alrededor de 63 mil millones de dólares. Esto sólo refleja la preocupación del presidente y su gabinetazo porque les cuadren las cifras de la macroeconomía, aunque los beneficios no lleguen al bolsillo de los mexicanos.

Precisamente los mexicanos nos venimos a enterar, por el informe del FMI, que de no ser por los ingresos petroleros y por las remesas, o sea, por los recursos provenientes del trabajo de nuestros paisanos en Estados Unidos que ya se aproximan a los 20 mil millones de dólares anuales, no sólo se seguiría afectando la microeconomía en los hogares de los asalariados y los desempleados, sino también la macroeconomía que es lo que interesa a los “administradores” de esta empresa llamada México.

Con lo expresado hasta aquí encuentro elementos, aportados por un organismo financiero del capitalismo internacional, para discrepar del presidente Fox respecto a seguir por el mismo camino y no “cambiar de caballo”. Pero no es todo, aún hay más como para no conformarnos con el cambio de jinete. Entre otras cosas conviene recordarle al “chaparrito, pelón y de lentes” que anda de candidato presidencial del PAN, según lo definió el propio presidente de ese partido, que antes de criticar al candidato Andrés Manuel López Obrador debe reconocer que la deuda federal en lo que va del actual sexenio ha crecido 801 mil millones y ya suma tres billones 267 mil millones de pesos, esto es, 40 por ciento del PIB. Que cuando Fox llegó al Gobierno cada mexicano debía al nacer, según una prestigiada consultoría financiera, 23 mil 58 pesos; después de cinco años la deuda per cápita creció a 30 mil 900 pesos. Solamente por concepto del rescate bancario cada mexicano debemos seis mil 477 pesos sin haber recibido el mínimo beneficio, ya que los únicos favorecidos con ese enorme fraude llamado Fobaproa-IPAB, y que en parte le debemos a Felipe Calderón, son unos cuantos banqueros sinvergüenzas.

Sigo por ello convencido que hay que cambiar de camino y de caballo, pues hasta el propio Roberto Madrazo, cercano al gurú neoliberal Carlos Salinas de Gortari, ha señalado al referirse a la expresión foxista que “el caballo neoliberal ya se agotó, ya no da para más”. Lástima, señor presidente, que sea el FMI, organismo financiero al que usted le rinde culto, el que nos venga a confirmar a los mexicanos la necesidad del verdadero cambio que no representan ni el PAN ni el PRI. Ahora los electores tenemos la palabra y no podemos ni debemos volvernos a equivocar.

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