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El campesino

Javier Fuentes de la Peña

Fermín nació siendo campesino. Era muy pequeño todavía cuando tenía que pasar horas bajo el sol para cuidar un pequeño rebaño de chivas.

Yo lo conocí cuando ambos éramos niños. Aunque yo sabía un poco más de ortografía y recitaba mejor las tablas de multiplicar, Fermín era para mí un pequeño sabio, pues sabía identificar a las nubes que estaban cargadas de agua, dominaba el arte de sembrar y, por si fuera poco, era capaz de poner en cintura a una testaruda yegua que mi padre bautizó con el nombre de Libertad Lamarque, porque apenas la veías y te daban ganas de llorar.

Fermín y yo éramos buenos amigos, al grado que mis padres en una ocasión lo invitaron a dejar el rancho y vivir en nuestra casa para que pudiera continuar con sus estudios. Sin embargo, Fermín nació siendo campesino y nunca vio en la ciudad un lugar en el que pudiera encajar. Aunque su mamá le insistía que aprovechara la oportunidad, él nunca dio su brazo a torcer y se negó a renunciar a esa vida repleta de carencias pero llena de libertad.

El tiempo pasó y no volví a saber nada de Fermín hasta hace unos días cuando la casualidad quiso que nos topáramos al salir de un supermercado.

Sorprendido por verlo, inmediatamente le pregunté qué hacía en la ciudad y, para mi sorpresa, me contestó que aquí vive desde hace años.

“La situación en el rancho ha estado muy difícil”, me platicó Fermín. “La sequía poco a poco fue acabando con todas las huertas y es imposible sembrar de perdido un poquito de maíz, porque las plantitas se queman”.

Fermín poco a poco lo fue perdiendo todo. Las tierras de su familia fueron consumidas por la sequía. Aquel rebaño de chivas se fue extinguiendo paulatinamente ya que en el agostadero no crecían ya las hierbas. Las temporadas de lluvias desaparecieron y más desde que un par de incendios consumió grandes extensiones de bosques que llenaban de frescura a esa región.

“Aunque no quería, no me quedó más remedio que venirme. En el rancho ya no había trabajo y no me alcanzaba ni siquiera para comprarles unos zapatos a mis dos niños”.

Ahora Fermín trabaja en una fábrica y aunque para él es un infierno vivir en la ciudad, prefiere esto a tener que enfrentarse al diario suplicio de no saber cómo mantener a su familia.

Por desgracia, existen en México miles de campesinos que se encuentran en la misma situación de Fermín. Sin embargo, esto no es culpa del secretario de Agricultura ni del presidente de la República.

Si en el campo hay abandono y desolación, es porque durante décadas los gobernantes priistas descubrieron en los campesinos a los instrumentos perfectos para mantenerse en el poder y, sobre todo, para enriquecerse.

Hoy, los campesinos siguen siendo presas del abuso político. Los candidatos les ofrecen por fin apoyarlos. Los líderes de la Confederación Nacional Campesina, los utilizan para sacar ellos el mayor provecho.

El abandono al campo no es cosa reciente, sino que durante décadas una pandilla que se dijo heredera de la Revolución, se dedicó a sembrar en las tierras mexicanas la semilla de la corrupción, de la cual brotó la desolación y la pobreza.

Soy enemigo de la afirmación de que los viejos tiempos eran mejores. Decir esto, es negar las buenas cosas que nos da la vida en el presente. Sin embargo, tengo que reconocer que en cuestiones agrícolas, lejos estamos ahora de ser lo que era nuestro país en décadas anteriores.

Antes, los campesinos realmente amaban la tierra y no pretendían encontrar el pan de cada día en las ciudades. Cuando Emiliano Zapata llegó triunfante a la Ciudad de México, le dijo a Francisco Villa un poco desconcertado: “esta ciudad está llena de banquetas y yo me ando cayendo en ellas”. Esto demuestra las hondas raíces rurales de este hombre, raíces que el hambre ha borrado en miles de campesinos mexicanos que, por necesidad, han tenido que ganarse la vida en una fábrica.

Es triste decirlo, pero en nuestros días el campo mexicano se encuentra en agonía, mientras sobreviven viejas prácticas que sembraron en México el atraso y la marginación.

javier_fuentes@hotmail.com

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