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El 'Chivo' Díaz no baja la guardia

Rafael Ibarra Camacho

SU INICIO| EL EX PÚGIL LAGUNERO COMIENZA SU CARRERA SOBRE EL RING CON UNA VICTORIA

Para el veterano de Lerdo, el box es su vida y no lo dejará de compartir mientras pueda.

El Siglo de Torreón

CIUDAD LERDO, DGO.- El box lo trae en la sangre. Cuando nació, Rodolfo ?Chivo? Díaz, nunca imaginó que sus puños lo llevarían a ser el protagonista de espectaculares peleas en Estados Unidos, tampoco soñó con ser entrenador de este deporte, el destino lo alcanzó cuando menos lo imaginó y llegó a formar a un campeón del mundo.

A sus 68 años de edad aún comparte sus conocimientos con los jóvenes que se acercan al Gimnasio Municipal que lleva su nombre; también se da tiempo para impartir sus clases en el Centro de Readaptación Social de Gómez Palacio, donde los presos lo esperan ansiosos para aprender el deporte de las ?orejas de coliflor?.

La entrevista se realiza en el Gimnasio Municipal de Box, que es además la casa de este entrenador, el local que durante muchos años fue el rastro de la Ciudad Jardín, es desde hace 25 años un semillero de boxeadores. En el centro del inmueble está un rústico ring, tres costales cuelgan de un tubo, a un costado de la entrada principal está una mesa y dos sillas de plástico, desde ahí el manager se da su tiempo para observar y aconsejar a sus pupilos.

A un costado hay otra puerta que durante años fue su recámara, y que ahora es una bodega, desde hace algunos meses con la ayuda del Municipio acondicionó dos cuartos a un costado de la Plaza de Toros y ahí vive con su esposa Ignacia Graciano y su sobrina Guadalupe Martínez; en el rincón de la pared hay dos pequeñas repisas en las que coloca los guantes, la mayoría del equipo presenta los estragos del tiempo, con cinta adhesiva se cubren las ?cortadas? de los guantes.

En las paredes hay dos espejos de cuerpo completo, en los que se ha reflejado la imagen de un sin número de boxeadores que sueñan con alcanzar la gloria, en este espacio entrenan más de 60 púgiles que durante todo el día desfilan para aprenderle lo más posible a su maestro. También hay recortes y notas periodísticas sobre las funciones de box que ha organizado este gimnasio.

En este lugar el ?Chivo? aceptó hablar de su vida. Este destacado lerdense nació un 12 de octubre de 1938 en esta ciudad, en la vivienda ubicada en la calle Cuahutémoc y Aquiles Serdán, es el séptimo hijo de Benito Díaz y Rita Hernández. Su familia siempre fue de clase humilde y por eso desde los ocho años trabajó en las parcelas, además fue albañil hasta que el box entró en su vida.

Tenía 14 años cuando fue a su casa a recoger la comida que su madre les había preparado a su padre y hermanos, en el camino se encontró a su amigo Francisco Macías, éste le contó que iba a entrenar box y le pidió que lo acompañara porque iba a pelear. En aquellos años los jóvenes púgiles entrenaban en la Arena Lerdo, en la calle Juárez y Matamoros, el ?Chivo? no dudó en acompañar a Macías, quien fue vapuleado por Miguel Orona, al ver que su amigo recibió una paliza, Rodolfo Díaz pidió una oportunidad para probar suerte y aunque aún no dominaba este deporte, terminó por vengar a ?Pacho?.

Al ver el poder que tenía en sus puños ese espontáneo boxeador, el entrenador Carlos Segovia lo invitó a practicar el boxeo, incluso fue a hablar con los padres del joven para pedirles que lo dejaran entrenar, les dijo que tenía futuro en este deporte.

Aunque su madre se oponía, el ?Chivo? recibió el apoyo de su padre y ahí empezó a practicar el deporte que no dejaría jamás, aún recuerda su primera pelea amateur, se enfrentó al torreonense, Manuel Varela, y lo noqueó en el primer round. Con esta victoria arrancó la trayectoria del lerdense, quien presume su récord como amateur, tomó un ritmo impresionante, peleaba casi cada 15 días y así duró invicto durante tres años, esto tenía orgulloso a su padre: ?Voy por mi campeón, les decía a sus amigos cuando iba a verme entrenar?, recordó el ?Chivo?. A los 17 años debutó como profesional, noqueando a Manuel Torres en el primer round.

?Muchas peleas las gané en el primer round, tenía una derecha muy fuerte?, dijo el manager, mientras se acomoda los anteojos, cómo queriendo ver al pasado, pierde la mirada en el ring, donde dos jóvenes intercambian golpes, por un momento el ?Chivo? se recuerda entre el encordado haciendo lo que más ha disfrutado.

Duras lecciones de vida

Recuerda que en marzo de 1962 disputó el campeonato nacional welter que estaba vacante, su rival fue Álvaro Gutiérrez, la suerte no lo acompañó ese día y perdió el combate en el cuarto round, cuando el réferi detuvo la pelea, Gutiérrez nunca aceptó la revancha.

Antes de esa pelea el ?Chivo? había tenido combates en Estados Unidos; en 1956 peleó en San Antonio Texas y ganó en el tercer episodio; en 1959 viajó a Sacramento, California y le ganó a Joe Noriega.

Reconoció que entre 1955 y 1957 vivió una época muy difícil, primero mataron a su hermano Estanislao, que era el tercero de los diez hermanos que formaron la familia Díaz Hernández, su padre falleció ocho días después porque no soportó el dolor de perder a su hijo. Estos hechos afectaron al joven boxeador que en esas fechas tenía 19 años de edad; en 1957 sufrió su primera derrota y aún recuerda que lloró mucho. Después de pelear en varias partes del país y de Estados Unidos, vino a perder en la Arena Olímpico Laguna, de Gómez Palacio, lo venció Fidel Lucero en decisión de los jueces.

Rodolfo Díaz mencionó que esta derrota lo tomó por sorpresa, pero afirmó que su orgullo es que su padre nunca lo vio perder un solo combate. Entre sus mejores recuerdos, el ?Chivo? dijo que sin duda fue la rivalidad con Jesse Armenta, originario de Los Mochis, Sinaloa, con él peleó siete veces, y aunque perdió cuatro, ganó dos y empató una, señaló que fue uno de sus mejores rivales.

De la mano del manager Alfonso Martínez Vera, el ?Chivo? cumplió muchos objetivos, tuvo que emigrar a Estados Unidos porque en México tenía dificultades para encontrar peladores de su peso, así un día en un gimnasio del vecino país encontró la gran oportunidad, un promotor llegó para buscarle un rival a Dan Jordan, ex campeón del mundo, así de aventado como dice que siempre ha sido, el lerdense pidió la oportunidad.

Era noviembre de 1961, se pactó que el combate sería en Sacramento, California, en aquellos años los boxeadores se encargaban de promocionar las peleas, el ?Chivo? dice que sentía un gran orgullo cuando visitaba a sus paisanos que trabajan como braceros en los campos norteamericanos, montado en un camión de carga les pedía que fueran a apoyarlo.

Con la emoción reflejada en su rostro recuerda ese día y esa gran victoria, dice que la arena estaba a su máxima capacidad, hasta su esquina llegó su hermano Eusebio, que era misionero y vivía desde hacía varios años en aquel país, se abrazaron y éste le pidió que ganara, Rodolfo Díaz dice que le dedicó la pelea a su hermano y ganó por decisión unánime.

?Me gustaba pelear con los mejores para sobresalir, mi motivación era tener muchos triunfos para venir a mi barrio bravo ?El Toreo? y compartir mis logros con mis amigos?, dice el ?Chivo?, mientras le enreda las vendas a uno de sus pupilos.

Cuando tenía 34 años decidió retirarse, para ese entonces ya tenía más de 80 peleas profesionales, aunque recordó que sentía cansancio. Como la mayoría de los boxeadores, extrañó los encordados y un año después volvió a pelear, su regreso al ring duró dos años, en este tiempo participó en siete peleas.

De nueva cuenta el cansancio físico que sentía le indicó que era momento de retirarse, pero entonces decidió compartir su experiencia con los jóvenes y desde esa fecha no ha dejado de entrenar a todo aquel se acerca en busca de un consejo. Dijo que el box es su vida y no lo dejará mientras pueda compartir su experiencia.

Aunque ya sufrió dos infartos, el ?Chivo? decidió seguir: ?Es mi vida, seguiré en el box hasta que Dios me deje, muchas generaciones han pasado por aquí y yo seguiré ayudándolos?.

SU SUEÑO

Rodolfo ?Chivo? Díaz, dice que uno de los sueños que tiene es organizar una función de box en la que puedan estar presentes todos los boxeadores laguneros que están en el retiro, comenta que sin duda esta sería una velada en la que podrían recordar viejos tiempos.

Hace 20 años fue la última ocasión que el ?Chivo? se puso los guantes, recuerda que cuando tenía 48 años participó en una pelea de exhibición en la Arena Olímpico, esa ocasión le ganó a Manuel ?El Zurdo? Mendoza en el segundo round y le sirvió para recordar sus viejos tiempos.

Ese día cerró su record con 80 peleas ganadas, 27 pérdidas siete empates, quien siempre fue señalado como valiente peleador, protagonista de peleas duras y sangrientas que levantaban de sus asientos al público que acudía a ver sus combates.

COMO ENTRENADOR

Una vez retirado, Rodolfo ?Chivo? Díaz inició su carrera como entrenador, durante seis años vivió en San Francisco, California, en 1979 llegó a ciudad Acuña para instalar su propio gimnasio.

Finalmente el 1983 regresó a su querida Ciudad Jardín, aún recuerda que fue Vicente García, quien le pidió que regresará a entrenar a los jóvenes lerdenses.

?Estoy fascinado con el boxeo, gracias a este deporte conocí muchos lugares que nunca imagine, como peleador le gané a un campeón del mundo y como entrenador hice a un campeón mundial?, dice Rodolfo Díaz, mientras muestra algunas fotografías del ex campeón mundial Cesar Soto Esquivel, alías ?La Cobrita?.

Sin duda, este fue otra etapa gloriosa en la vida del ?Chivo?, con la nostalgia reflejada en su mirada, recordó que ?La Cobrita? llegó a los 13 años a su gimnasio y desde un principio le pidió que le ayudara a convertirse en campeón, este sueño se convirtió en realidad en 1998, cuando su discípulo venció al Filipino, Luis Espinoza, en un combate que se registró en El Paso, Texas.

A sus 68 años, Rodolfo Díaz sigue con el mismo entusiasmo de siempre, todos los días abre las puertas de su gimnasio muy temprano para compartir toda su experiencia, y hasta se da tiempo para visitar tres veces por semana el Centro de Readaptación Social de Gómez Palacio, donde forma parte del programa deportivo, ahí entrena a los internos que también gustan de este deporte.

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