Después de su novela de ficción, Dan Brown puede encontrar en el Mundial de Alemania la gran excusa para abrir las entrañas de otro misterio, ya no religioso pero igualmente místico, el del brasileño Ronaldo.
ALEMANIA
EFE
Brown descubrirá que "Código Ronaldo" encierra una simbología apasionadamente secreta, como la pintura de Leonardo Da Vinci.
Los estudiosos del mejor futbolista del mundo FIFA en 1996, 1997 y 2002 se dividen en dos grupos.
En una esquina están quienes lo ven como un ídolo con problemas que ayer se levantó con dos goles, hoy se ha sacudido el polvo que le dejaron las críticas y mañana, o quizá el 9 de julio, callará de nuevo a sus críticos.
En la otra orilla están quienes lo definen como un simple hombre divinizado por la prensa en varios concilios del fútbol. Ellos lo miran con desconfianza, como primer sospechoso de todo lo que impide jugar bien a la selección brasileña y reniegan de su fama de enviado especial de los dioses del balón a las canchas terrenas.
Como en "Código Da Vinci", en la novela de Ronaldo unos y otros se acusan de conspirar con la ayuda de poderes ocultos, de urdir en la sombra teorías fantásticas sobre su vida.
A diferencia del libro de Brown, cuya trama se afirma con el trípode formado por el eclesiástico maquiavélico y perverso, el monje que asesina por fanatismo, y el católico cínico y cruel; en el "Código Ronaldo" el misterio lo alimenta la pasión de un país que a la hora del fútbol olvida la razón y pone el corazón en la punta del botín.
Que si tiene cariño, que si está gordo, que si anoche fue a la disco, que si puede jugar con ampollas, que si la fiebre pasó o si zanjó la polémica con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que si los mareos de hace una semana son consecuencia de la crisis de julio de 1998...
El auge "conspiranoico" alrededor de la vida del delantero que cumplirá 30 años el 22 de septiembre desborda ríos de tinta y ayuda a llenar horas y horas de programas de radio y televisión.
La historia se repite a cada comienzo de año en que las lesiones afectan el rendimiento del dueño del balón de oro de 1997 y 2002.
Antes del Mundial de Corea del Sur y Japón su lenta recuperación de la segunda cirugía en la rodilla derecha llevó a muchos críticos a tratarlo como un ex futbolista.
Luiz Felipe Scolari se la jugó con él pese a que más de la mitad del país del fútbol prefería a Romário. Ronaldo resultó imparable. con sus ocho goles empujó a Brasil al título e igualó los doce de Pelé, hasta entonces el máximo cañonero brasileño en mundiales.
Con las dos dianas que marcó el jueves a Japón, desalojó del podio al "rei" del fútbol e igualó la marca de goleador general de todas las copas que tiene el alemán Gerd Mueller.
Nadie como Ronaldo conoce el secreto para doblegar a la adversidad y la desconfianza.
"Lo peor que le puede pasar a un futbolista le ha pasado a él. No porque le digan gordo, sino por las lesiones que ha sufrido y de las que se recuperó debido a su inquebrantable capacidad de lucha", dijo hoy a Efe su portavoz, David Espinar.
"Ronaldo está muy contento, no tanto por los récord que pueda marcar y sí porque Brasil ganó el jueves y mejoró su juego", añadió.
Para el hombre que se acostumbró a ganarlo todo sin que nadie le conceda un descuento, el Mundial es hoy, más que nunca, su próxima meta, independiente de las conquistas individuales.
El, con la experiencia de muchísimos años en el fútbol, sabe que los éxitos y los fracasos personales son efímeros", afirmó Espinar.
Otros misterios relacionados con el caso Ronaldo podrán revelarse hasta el fin del Mundial, si Brasil ratifica su favoritismo.
¿Igualará a Cafú como el único jugador que disputó tres finales seguidas del Mundial? ¿Podrá consagrarse como el único futbolista que termina dos veces como goleador del Mundial?
El nuevo código promete apasionantes capítulos.