De innecesario, contraproducente y error de cálculo político califican especialistas la negativa del PRD a levantar el "plantón" en el Zócalo para el desfile de Independencia. Es una demostración de ignorancia sobre la sensibilidad de la institución, opinan.
EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- Fue un error de cálculo político que exhibió la conocida ignorancia de los políticos sobre la naturaleza de las Fuerzas Armadas como institución de Estado.
En principio así fue considerado por analistas civiles y militares el desplante de Andrés Manuel López Obrador y de los líderes de la coalición Por el Bien de Todos, apostados en plantón sobre Paseo de la Reforma y el Zócalo, quienes habían planteado la posibilidad de no permitir que por estas vías se efectuara el tradicional desfile militar del 16 de septiembre.
Porque el ?retar? de esa manera a las Fuerzas Armadas no pudo tener otra finalidad más que buscar involucrar en el conflicto post electoral a la única institución en México que cuenta con mayor credibilidad en la sociedad.
Pero el Ejército, la Armada o la Fuerza Aérea no están deseosos por entrar al conflicto post electoral, no les interesa, son instituciones que están para velar por la soberanía nacional, territorial y política, son el fiel de la balanza en situaciones de crispación y no se involucran en cuestiones políticas, opina José Luis Piñeyro, quien como profesor del Departamento de Sociología de la UAM Azcapotzalco ha publicado diferentes libros sobre el tema de seguridad nacional, además de ser conferencista invitado en el Centro de Estudios Superiores Navales de la Armada de México.
Candidato a doctor en Estudios Latinoamericanos y analista en materia de Fuerzas Armadas, Piñeyro subraya que no existe ninguna condición que pueda ameritar que éstas intervengan en política porque la situación actual es una situación de crisis política superable, de diálogo, en la que los actores involucrados deben negociar para distender el ambiente actual.
De ahí que el papel de las Fuerzas Armadas en el desfile del 16 de septiembre, además de ser una fecha en la que manifiestan su subordinación al poder civil y su cercanía con el pueblo, es reafirmar su institucionalidad y su lucha por los símbolos patrios, explica.
A principio de semana el líder nacional del PRD, Leonel Cota, anticipó que no levantarían los campamentos instalados en el Zócalo capitalino ni en Reforma para permitir se realizara el desfile por el día de Independencia. ?Hay 20 mil calles de la Ciudad de México por donde puede manifestarse el Ejército sin ningún problema?, dijo. Días después Alejandro Encinas, jefe de Gobierno capitalino, reconoció la posibilidad de levantar el plantón para facilitar la tradicional parada militar.
Para Raúl Benítez Manaut, profesor e investigador del Centro de Estudios sobre América del Norte de la UNAM y especialista en temas de defensa, el desfile militar en México es una tradición histórico-política, hasta cultural, en el que las Fuerzas Armadas aparecen públicamente para refrendar su lealtad. No permitir esta demostración sería un error que revelaría falta de conocimiento sobre su papel en la vida institucional del país.
El 16 de septiembre, es junto al 20 de noviembre, una de las dos ocasiones en que demuestran ante la sociedad su subordinación institucional e impedírselos sería tanto como un reto como una demostración de ignorancia sobre la sensibilidad de la institución. ?Entonces el caso del 16 de septiembre es una tradición simbólicamente muy importante para las Fuerzas Armadas. Una razón por la cual el PRD está cometiendo un error al intentar no levantar el plantón para el desfile o andar negociando poniendo sus condiciones es que las Fuerzas Armadas no le han hecho nada al PRD, las Fuerzas Armadas se han portado muy institucionales, tanto antes como ahora en el periodo post electoral, entonces es una especie de presión política innecesaria estar jugando con el tema del desfile con las Fuerzas Armadas?.
Coautor del Atlas Comparativo de Defensa en América Latina y conferencista en el Colegio de Defensa Nacional, Benítez Manaut coincidió con su colega Piñeyro en el sentido de la naturaleza apolítica de las Fuerzas Armadas, la cual ha quedado de manifiesto en la actual coyuntura. ?El Ejército no ha mostrado ninguna preferencia política en relación con las Fuerzas políticas del país, al PAN, el PRD y al PRI; el Ejército no ha tenido roces con ningún gobernador perredista, se comporta institucionalmente, donde hay un gobernador perredista trabaja con él, donde es priísta, igual; entonces qué necesidad tiene el PRD de tener un roce con dos instituciones como son la Armada y el Ejército, pues que no tienen por qué estar metidos en un conflicto post electoral porque no tienen nada que ver. No hay razones para tener una fricción con las Fuerzas Armadas, es innecesario tener una fricción con ellas?.
?El retar a la institución no debería tener cabida ?opina por su parte Piñeyro? porque es una institución básica de la democracia mexicana, pues desde hace más de tres sexenios las Fuerzas Armadas son institucionales y lo demuestran al respetar la decisión soberana expresada en las urnas.
En este sentido, su colega Benítez Manaut consideró que en los últimos 20 años las Fuerzas Armadas no tienen ningún hecho que se les pueda reprobar, pues han mostrado su profesionalización y vigencia en la vida democrática. ?Como institución, las Fuerzas Armadas han tenido un proceso de profesionalización, modernización y se han ido acoplando poco a poco a la democracia, por lo cual para el PRD asumir que tiene que pagar cuentas al Ejército por lo que hizo en los años 70, o en el 68, no tiene ningún sentido político, es contraproducente políticamente querer cobrarle algo a una institución que en los últimos 20 años se ha mostrado muy profesional, aquí hay que tener en cuenta que el Ejército sí fue manipulado por el PRI, pero eso es cosa del pasado?. Sobre los hechos de aquella época, añade que para eso se creó la fiscalía especial, además que son individuos, no la institución, los señalados.
Visto de adentro, el desfile del 16 de septiembre no tiene ninguna importancia militar, pero desde el punto de vista político es una muestra de subordinación a las instituciones y muestra cercanía con el pueblo. Y debe llevarse a cabo porque debe demostrar que no se subordina al desplante de López Obrador sino sólo al presidente de la República, dice el general de División retirado Carmelo Terán Montero, especialista en inteligencia militar por la Escuela de las Américas, egresado cuando la sede estaba en la base del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos en Panamá.
Oficial de Infantería, ex comandante territorial en varias zonas de la República en 45 años de servicio y con maestría en Seguridad Nacional por el Colegio de Defensa, Terán considera que el debate por el desfile fue una muestra de querer comprometer a las Fuerzas Armadas, que es la institución de mayor credibilidad en el país, en el conflicto post electoral. ?Involucrar a las Fuerzas Armadas, que son la reserva del Gobierno para imponer la gobernabilidad, fue un desatino. Como no tienen bases para involucrar al Ejército, éste sería el pretexto, buscan amarrar navajas?.
Para el ex director del Servicio Militar Nacional, uno de sus últimos cargos hasta 2003 cuando pasó a retiro, no se debe retar a las Fuerzas Armadas ?por respeto a la institución de mayor credibilidad y por temor que se siente cuando intervienen los que disponen de las armas, el fuego y por la violencia que genera su participación?.
En esa tesitura, el divisionario opina que el Ejército debe mantenerse al margen de los problemas políticos porque su institucionalidad es la que sirve para imponer respeto.