Resulta preocupante el informe dado a conocer por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde se advierte que el número de personas desempleadas en el mundo aumentó en 2005 al situarse en 191.8 millones de personas, un alza de 2.2 millones con respecto a un año antes y 34.4 millones si se compara con 1995.
El informe titulado Tendencias Mundiales señala que de los más de 2.8 millones de trabajadores en el mundo en 2006, hay 1.4 miles de millones que aún no ganan lo suficiente para elevar su nivel de vida por arriba de la línea de la pobreza.
De acuerdo a la OIT el mayor incremento del desempleo se registró en América Latina y el Caribe, donde el número de desocupados aumentó a 1.3 millones y la tasa de desempleo se incrementó 0.3 puntos porcentuales entre 2004 y 2005.
A nivel nacional esta crisis se acrecienta por las enormes desigualdades que enfrenta la sociedad, donde muy pocas manos acaparan la riqueza. La falta de dinero para solventar las necesidades básicas genera violencia, problemas en la familia y aumenta el número de adicciones, así como de suicidios.
Es común ver largas filas afuera de las oficinas de los diferentes Sistemas Estatales de Empleo, de personas que tienen la esperanza de encontrar un trabajo, aunque con el paso del tiempo las expectativas sean menores.
Las historias de jóvenes egresados de prestigiadas universidades que no encuentran empleo, por desgracia ya forman parte de la cotidianeidad, de ahí la urgencia de que los líderes del mundo escuchen la advertencia de la OIT y se tome en cuenta la necesidad de idear nuevas políticas y estrategias para hacerle frente a esta crisis mundial.
