Ahora que los ejidatarios y la CNC celebraron su convención nacional los días tres, cuatro y cinco de agosto, fechas en que se vio afectada por las movilizaciones que el PRD tiene en la capital; a estas alturas en México los campesinos no tienen júbilo qué celebrar, casi nada qué festejar y muy poco, pero casi nada de qué ufanarse, a setenta años del reparto de tierras por don Lázaro Cárdenas del Río, parece ser que la tierra vuelve a sus dueños.
En algunas comunidades sólo están presentes los recuerdos de las cosechas gordas y los días gloriosos del Banco Rural (Bandidal), en una memoria perdida entre los eriales del otrora cultivable campo nacional. Sin embargo, para no perder la costumbre cabalgarán como tétricos fantasmas algunos lidercillos de la CNC, los mismos que sin empacho agacharon el testuz y levantaron el dedo cuando el orgullo de los priistas, Carlos Salinas de Gortari, borró (literalmente) el Artículo 27 constitucional.
En algunos ejidos sólo el nombre les queda, la tierra y el agua, los derechos y las norias fueron vendidos, le podrán echar la culpa al Gobierno, al Banco Rural, al tiempo, al cobro del fluido eléctrico, a lo caro de los combustibles, fertilizantes y semillas, a Dios y hasta el PRI al PRD o al presidente Vicente Fox, pero la verdad es que les ganó la pesadez y el populismo que por años los protegió, ese paternalismo del que muchos ejidos dependieron y del cual los nefastos líderes se aprovecharon.
Roberto Blanco Moheno escribió una vez (Revolución Siempre, 1970): que el campesino lagunero no vivía de lo que producía, sino que sobrevivía del Banco Rural y que éste no estaba en el ejido para producir alimento, sino votos para el PRI.
El jarocho, Roberto Blanco, exponía sus razones y entre los argumentos que esgrimía, decía que el cultivo del algodón en la Región Lagunera, era muy costoso y no rendía lo suficiente, aunque sí se empleaba a muchos campesinos en su cultivo y recolección; sin embargo, los encargados del agro lagunero robaban a manos llenas y se calculaba que por cada 38 campesinos había un líder; que en el sector cañero y cafetalero estaba igual, esto sin descartar los inspectores, las compañías fumigadoras que en vez de Malatión y Paratión se usaba cal en las fumigadas que en el caso del algodón llegaron a ser hasta 17 por cultivo, es decir una fumigada por semana.
Total que la debacle del campesino aún está vigente y a setenta años del reparto agrario por el “Tata” Cárdenas, del ejido y sus comunidades sólo quedan vestigios, los hijos y los nietos de los primordiales emigraron a las ciudades o los pueblos grandes los absorbieron, los más, a allende el Río Grande de mojados, otros y otras son maquileros(as), cambiaron el sombrero por una gorra de beisbol, el caballo o burro fue sustituido por la bicicleta, la pala y azadón fueron transmutados por máquinas de coser y tijeras en las maquilas, el madrugar con el gallo lo opacó la televisión y radio mañaneros, los frijoles, chile en molcajete y las tortillas de maíz, son ahora cambiadas por las condimentadas hamburguesas y pan en bolsa.
El campesino nacional se globalizó, ya no toma sotol, mezcal o tequila, para platicar de sus penurias y las ingratas tareas en el campo, ahora grita con la espumosa y mexicana alegría al ritmo cumbanchero o dispara su pistola al aire en las orillas del poblado cuando escucha un narcocorrido del conjunto que ameniza el festejo en el ejido.
El 85 por ciento del alimento que el pueblo consume, sobre todo en granos proviene de otros países, incluyendo el chile, antes orgullo de los mexicanos, pues ahora entran toneladas de otros países; también el frijol, el azúcar, el café, trigo y el maíz, la “caseína” para elaborar quesos, cremas, mantequillas y otros derivados de la leche vienen de Canadá o Estados Unidos de Norteamérica.
La CNC a todos los niveles desde los municipales, estatales y nacional es sólo una sigla más del PRI y como van las cosas pronto será del PAN o el PRD por así convenir a los intereses de los líderes de esta agrupación. En las diferentes reuniones y convenciones de la CNC a nivel nacional sólo sirven para reafirmar a los que quedaron en puestos de alta política y no para remediar o exigir al Gobierno que cumpla con los compromisos que por obligación tiene con la clase más desprotegida que es la campesina, sus ejidos y comunidades.
Fox en los seis años de su mandato se encargó de ser un promotor de la pobreza en los ejidos y de ello da cuenta cerca de un millón de campesinos que emigró a Estados Unidos de mojados o pies calientes, la desaparición (literal) de cientos de ejidos y sobre todo la improductividad de éstos.
Mientras que la CNC ha sido una perversa fábrica de políticos ricos y desvergonzados. Para el ejidatario están negados los grandes recursos, como tractores y maquinaria (cuando se les dio no la aprovecharon) no alcanzan los recursos para tecnificar el ejido y siempre presos en el círculo vicioso de “no producir por no tener para producir”.
Son pocos los ejidos que pueden ufanarse de ser prósperos; sin embargo, el 97.5 de ellos vive sin los servicios básicos y por ende se da la improductividad.
Existen ejidos en La Laguna donde sus habitantes son simples obreros de los terratenientes, (tractoristas, ordeñadores, alfareros, regadores, veladores, etcétera). Sólo falta la tienda de raya. ¿Y la CNC? Bien, curada en salud.
Cometarios y sugerencias:
kinotre@hotmail