Los italianos alcanzaron ayer el éxtasis del futbol que proponen: ganar de penalti en el último minuto y con 10 hombres en el campo.
Cuando los tiempos extra rondaban en el estadio Fritz-Walter, el árbitro español Luis Medina Cantalejo inventó un penal sobre Fabio Grosso, que Francesco Totti convirtió a los 95 minutos en el único gol del duelo, para mantener con vida a la escuadra "azzurra".
BERLÍN, ALEMANIA
EFE
El desarrollo y el resultado final del partido contra Australia resume toda la filosofía del "calcio": resistencia, lucha, jugar para no perder, buscar la casualidad hasta el pitido final y ganar de cualquier forma.
Se desconoce si Marcello Lippi lanza consignas en el vestuario antes de comenzar los partidos, pero bien podría ser ésta: "muchachos, tranquilos, esto es otra batalla, ya sabéis cómo pelearla, no arriesgad, la fortuna está siempre con nosotros".
Y eso que, en contra de lo que recomienda el canon italiano, Lippi arriesgó al sacar dos delanteros (Gilardino y Luca Toni), con Alessandro Del Piero como creador y Totti, "il puppone", en el banquillo, como le había pedido media Italia.
Un pueblo tan supersticioso como el italiano nunca deja de creer en la buena suerte, mientras teme a la mala. Para los partidos, se invoca a los santos o a los quiromantes.
Causó sorpresa en el Mundial de 2002 comprobar que el entonces seleccionador Giovanni Trapattoni derramaba un poco de agua de una botella antes del comienzo de los partidos.
Pero más estupor produjo saber que era agua bendita que le había dado a "Trap" su hermana mayor Romilda, monja en el convento milanés de Santa María Bambina.
Hoy se ganó porque la velas a los santos permanecieron encendidas y todos los amuletos funcionaron. Los magos seguro que adivinaron el resultado en sus bolas de cristal (hay una empresa en Venecia que vende 80 mil al año) y qué decir del horóscopo.
Al parecer, el Sol no entiende de horóscopos e iluminó a Totti en el lanzamiento del penalti.
Lógicamente, Totti se tenía guardado todas las críticas que escribían algunos periodistas y técnicos. "Ahora espero a ver lo que escriben los críticos que me han destrozado".
Los que no creen en amuletos, horóscopos y supersticiones habrán repetido lo que los "tifosi" de la "azzurra" dicen en estos casos: "Así gana Italia, qué podemos hacer".
Esto es Italia, una mezcla de santos, guerreros, magos y quiromantes, que cuando salen al campo invocan a sus imágenes, acarician sus patas de conejo y desenfundan sus espadas listos para el combate.
Todo entrenador tiene que saber que nunca están derrotados. El miedo a perder les hace sacar fuerzas de la agonía.