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El fenómeno de ‘San Lázaro channel’

El morbo generado por la trifulca en San Lázaro superó los círculos políticos e informativos para alcanzar una dimensión de espectáculo de masas.

EL UNIVERSAL

MÉXICO, DF.- ¿Por qué diez minutos antes de que Felipe Calderón irrumpiera por la ?ahora famosa? puerta trasbandera, se interrumpió la transmisión que sostuvo el canal del Congreso? Se ha escrito un montón de hipótesis al respecto. La más sensata es que el Servicio de Comunicación de la Presidencia (Sepropie) enlazó en cadena nacional a sus conductores para asegurar una transmisión de poderes lo más aséptica posible.

?Nosotros no cortamos, no censuramos, no editamos?, dice Guillermo Montemayor, director del canal de Congreso. ?Estuvimos trabajando sin interrupciones por espacio de 100 horas, y nuestra concentración fue tal que seguimos dirigiendo las cámaras como si nada. Nos enteramos que estábamos fuera, muchos minutos después. En alguna máquina tenemos el respaldo grabado de aquellos instantes en que salimos del aire?.

Las imágenes de la semana pasada ya forman parte de la historia, muy por encima de los discursos y pronunciamientos. El morbo generado por la trifulca en San Lázaro superó los círculos políticos e informativos para alcanzar una dimensión de espectáculo de masas. ?? y ¿cómo va la bronca??, se escuchaba en pasillos y salas de fumar. A nadie se le escapa que el medio para generar esa expectativa fue un canal de televisión restringida, que se ha convertido en un poderoso fenómeno de voyeurismo y tele-realidad.

Álvaro Cueva, reconocido crítico de la televisión, señala: ?Era una especie de Big Brother, donde lo único que faltó fue que pusieran líneas telefónicas, ?a quién apoya usted, marque 01 800?; fue un reality show que no se propuso ser reality?.

Pero esto no es nuevo, el año pasado, con la votación para desaforar a Andrés Manuel López Obrador, el canal del Congreso reportó un rating de 1.5 puntos (equivalentes a 243 mil televidentes que en el universo de la televisión de paga es equiparable a la señal líder Cartoon Network). Una oferta no sólo atractiva para disputarse el zapping doméstico, sino ardid suficiente para que algunas cantinas del centro de la ciudad colgaran mantas: ?Hoy: desafuero del Peje. Tarro de cerveza $18?.

La producción de este canal ha pasado de una etapa rudimentaria, casi de circuito cerrado, a una oferta más dinámica con una narrativa visual que implica decisión por parte de alguien en una cabina. No es lo mismo tener una cámara fija sobre la tribuna a las 5 AM, que encuadrar a una señora mientras le saca brillo al águila de bronce o acercar los micrófonos a la bancada panista, mientras desayunan tamales. En esta visión selectiva radicó parte del secreto, la otra en los héroes y villanos apoltronados en su curul.

?Cuando comenzó, la gente se burlaba de un canal como éste, de hecho lo llamaban San Lázaro Channel?, recuerda Álvaro Cueva.

A decir de su director, el único ejercicio similar en el continente está en Brasil con TV Cámara, y hoy por hoy, el canal del Congreso hace escuela. Otras iniciativas a nivel nacional como el nuevo canal judicial reciben su asesoría, y ?también somos consultados por países como Guatemala, Colombia, Chile o Japón?, apunta orgulloso Montemayor. En su oficina cuelgan seis premios nacionales de periodismo (uno por cada año de vida de la estación) y al preguntar sobre su origen, en broma, responde que ya son tantos, que no sabe dónde colocarlos.

Otro hito reciente fue el último y malogrado Informe de Vicente Fox, que también tuvo una audiencia considerable. Pero no sólo se transmite desde la Cámara de Diputados, el canal tiene seis cabinas de producción en otros puntos de la ciudad (incluyendo el recinto de Xiconténcatl y la torre Caballito). Desde la 58 Legislatura, diputados y senadores se han tenido que acostumbrar a ser observados, y hoy muchos de ellos se ufanan de ser reconocidos por la calle. ?Si una comisión dura siete horas, la pasamos íntegra. Ésa es una manera de ver televisión muy distinta, de hacer televisión muy distinta?, señala Montemayor.

Esta forma distinta de ver televisión es parte de la ecuación. Álvaro Cueva coincide, ?ha surgido un mejor público por parte del televidente mexicano, a tal grado que están buscando otro tipo de contenidos en pantalla?, la otra parte es que ?también ha habido personas con ganas de ofrecernos estos contenidos?. En suma, un televidente que busca estar más informado, que además de beberse un tarro de cerveza por $18 y ?echar desmadre?, quiere saber qué es lo que está pasando dentro del poder. Un público que la semana pasada se preguntaba indignado, ?¿para esto pagamos impuestos??, y que al mismo tiempo no despegaba la vista de la pantalla en busca de un gesto grotesco o de un detalle que comentar después.

Paradójicamente esos mismos impuestos hacen que canales como el del Congreso funcionen bien y que a falta de mejores mecanismos para exigir rendición de cuentas de nuestros políticos, nos conformemos con verlos expuestos e insultarlos en directo.

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