La mayoría de los afectados no se encontraban en sus jacales cuando sucedió el siniestro.
EL SIGLO DE TORREÓN
Torreón, Coah.- En un Viernes Santo comenzó su calvario. Por el incendio en 150 casas de cartón y madera, en la colonia Zaragoza Sur sólo queda desesperación y tristeza. Y como en un Sábado de Gloria, los afectados reflexionan, lloran y rezan, porque las llamas no acabaron con su fe ni con su esperanza de volver a comenzar.
En la colonia Zaragoza Sur, las policías Municipal, Estatal y Ministerial, resguardan el área acordonada donde se quemaron las 150 viviendas. Mientras las trabajadoras sociales levantan un censo, los afectados buscan entre los escombros algo que pudiera haber quedado, pero no encuentran nada porque las llamas acabaron con todo, hasta con los perros que no pudieron salir y murieron calcinados.
La mayoría de los habitantes de esta colonia son católicos, por eso no se encontraban en sus casas cuando comenzó el incendio: su fe los salvó de morir. Y es que algunos, después de presenciar el vía crucis de la muerte de Jesús, se fueron a misa o a pasar la tarde con sus familiares.
Ninguno de ellos sabía que al regresar a sus casas comenzaría su propio calvario. Muchos creen que el incendio comenzó en casa de Jorge Ramírez Gutiérrez, pero él prefiere no hablar de eso. Dice que se encontraba trabajando cuando le avisaron lo que sucedía. En ese momento sólo pensó en Maricela, su esposa, y en el hijo que ella está esperando.
?Gracias a Dios ella está bien. Cuando llegué y vi mi casa en cenizas, sentí un dolor terrible en el corazón y en la garganta. Sentí desesperación y coraje. Teníamos pocas cosas: una televisión, un estéreo, la cama, la estufa, un refrigerador, lo indispensable que hay en una casa. Las autoridades ya están levantando las actas para ayudarnos?, comenta Jorge Ramírez.
Y precisamente la ayuda es lo que les preocupa a los afectados. Ellos la quieren recibir de manera directa porque aseguran que el líder de la colonia, Gustavo Rodríguez Argumedo, nunca les da lo que llega, y si se los entrega es a cambio de dinero.
Por eso solicitan que si alguna persona desea regalarles ropa, comida o muebles, lo hagan de manera directa, pues de lo contrario no la recibirán o tendrán que pagar por ella, ?el viernes en la noche llegaron unas despensas y es hora que no nos las dan?, asegura una señora que prefiere que no se dé a conocer su nombre.
Maricela Castellanos, la esposa de Jorge, no puede evitar llorar mientras cuenta cómo sucedió el incendio. Dice que acababa de salir de su casa. Iba con una vecina cuando escuchó que una señora gritaba que los jacales se estaban quemando, ?en cuestión de segundos, las llamas acabaron con todo. Sentí mucha desesperación e impotencia por no poder sacar mis cosas. No pudimos hacer nada. Nuestros muebles eran muy pocos, pero lo conseguimos con mucho sacrificio y todo se perdió. Tenemos que volver a empezar?.
La vecina de Maricela, doña Cándida Valdés, se encontraba en misa, por eso no estaba en su jacal. Dice que salía de la iglesia ubicada en la colonia Tierra y Libertad, cuando volteó a ver al cielo y vio el humo.
?Hasta allá se veía el humo, luego, luego pensé que era en Zaragoza porque el humo estaba muy alto. Me fui a casa de mi hija y el teléfono sonó, era mi vecina para avisarme que mi casa se había quemado?.
Doña Cándida perdió todo, pero da gracias a Dios que ni a ella ni a su nieta, les pasó nada, ?imagínese, yo me quedo dormida hasta en la silla, en peligro y ni cuenta me hubiera dado. Nada más nosotras dos vivíamos en mi casa, y las dos andábamos en la misa?.
La pequeña miscelánea de doña María San Juana Contreras, quedó reducida a escombros. Ni siquiera su perrita se salvó. Dice que ella no estaba en la casa, pero su esposo y sus hijos sí se encontraban ahí al momento del incendio, pero las llamas eran tan grandes que no pudieron rescatar ninguno de sus muebles.
?Ni siquiera pude dormir por estar pensado, me dolía hasta el corazón, me sentía muy mal. No sé qué vamos a hacer, ya no tenemos nada. No nos queda más que tener mucha fe y volver a comenzar?, dice doña María San Juana Contreras.
Dará el Municipio ayuda a los damnificados
El alcalde, José Ángel Pérez Hernández, señala que las 350 personas que perdieron todo su patrimonio con el incendio de los más de 100 jacales de la colonia Zaragoza Sur recibirán apoyo del Municipio en todo lo que se refiera a alimentos y atención de salud, además de la habilitación del albergue en el Gimnasio Municipal de Las Alamedas, a donde se ha trasladado a la gente.
Al recorrer la zona de desastre, el edil dice que lo importante es que no hubo pérdidas humanas, aunque explica que son cerca de 120 familias las que se quedaron sin donde dormir, ser atendidos y alimentados, por lo que fue necesario habilitar desde ayer el gimnasio como albergue.
En condiciones irregulares se encuentran los terrenos donde se registró el siniestro, por lo cual el alcalde fue claro al indicar que sí apoyarían a los afectados pero en los albergues, debido a que se debe revisar la factibilidad de aplicar recursos municipales para los posesionarios de los lotes afectados.
Pérez Hernández refiere que lo concerniente a los motivos por los cuáles se presentó el incendio, será la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) quién determine si fue o no provocado, conforme a la revisión que se haga del caso: ?esperaremos nosotros ese resultado?.
La primera observación es que se trató de un corto circuito en la red de energía eléctrica, pues la gran mayoría de las viviendas ubicadas en este sector están ?colgados? de los cables de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pero el presidente municipal reconoce que hay muchos comentarios sobre que pudo ser por provocado, por lo que insiste en que esperar el diagnóstico de la Procuraduría.
Sobre la posibilidad de una reubicación a terrenos regulares de las casi 120 familias, Pérez Hernández indicó que busca el diálogo con los afectados para determinar su continuidad en el predio irregular o buscar otra opción de vivienda.
