?Habemus record?. Recordando la frase con la que se anuncia que hay un nuevo Papa me permito avisar al mundo que, en materia de goleo, Ronaldo Nazario de Lima ha empatado la marca de todos los tiempos en poder hasta ayer del alemán Gerd Müller con 14 dianas.
Meter catorce goles en la Copa del Mundo no es un asunto que se vea todos los días porque, para empezar, hay que asistir cada cuatro años para intentarlo en plenitud de facultades. Luego hay que llegar acompañado de buenos compañeros que surtan de balones al delantero y que pueda avanzar para poder jugar un número mayor de partidos.
La marca de mayor número de goles anotados en un solo Mundial pertenece al francés Just Fontaine quién logró la hazaña de meter 13 tantos durante el torneo efectuado en Suecia 58 donde Brasil se proclamó campeón.
Déjenme contarles que cuando era árbitro me tocó en suerte asistir al Mundial de Francia en 1998. La concentración de los jueces tuvo lugar en un bello lugar ubicado a una hora de París conocido como el Manoir de Gressy, castillo medieval habilitado como hotel donde permanecimos por espacio de cuarenta y pico de días.
Este encierro tiene su lado malo en cuanto a rutina y aburrimiento pero resulta ideal para la integración del grupo y el trabajo a conciencia lejos de distractores y tentaciones.
En ese claustro las novedades escasean pues fuera de entrenar por las mañanas, ver videos en la charla técnica y observar los partidos en grupo la actividad cae en la conversación, la lectura y las llamadas a casa para paliar la nostalgia y el aburrimiento.
Por ello cuando se recibe visita ya sea de los medios de comunicación, de directivos de FIFA o de alguna personalidad importante el ambiente se vuelve festivo.
Una tarde después de comer, en aquellas larguísimas sobremesas donde se bromeaba y se mataba el tiempo, llegó a mis oídos el rumor de que al Castillo arribaría un personaje de primer nivel.
Al rato vimos, a través del ventanal que daba al estacionamiento, descender a varios jerarcas de la FIFA acompañando a un personaje maduro, regordete aunque macizo, de pelo completo evidentemente teñido y con una pronunciada cojera. Al entrar al comedor el vocero internacional nos anunció que estábamos en presencia nada mas ni nada menos que de Just Fontaine.
Recuerdo la emoción que me invadió cuando estreche su mano, fuerte, seca pero a la vez llena de cordialidad. Arturo Brizio, de México le dije al momento del saludo y él contestó en francés, traducido por el interprete,?¡Ah México!, usted expulsó a Zidane. Si hubiera habido árbitros como usted en mi época yo hubiera jugado mas años?. Este comentario me dejó helado pero luego sentí una gran satisfacción.
Me dio gusto que Ronaldo empatara la marca de Müller pero en mi corazón sigue pareciendo más meritorio lo hecho por Justo, como el mismo se presenta, por el hecho que acabo de relatar y porque el jamás jugó al lado de las figuras que acompañaron al brasileño y al teutón. Hubiera sido interesante verlo en acción.
Pero lo cierto es que los records son para romperse y el impuesto en su momento por el bombardero Müller seguramente lo romperá Ronaldo y con esa máquina de hacer futbol que es Brasil lo hará a la brevedad.
Lo que le queda a mi amigo Fontaine es el orgullo de seguir siendo quién mas goles ha marcado en un solo Mundial. A la fecha, con las marcas rígidas y los esquemas tácticos es casi imposible batir la marca.
Si Brasil se enchufa y empieza a explotar su magia, harán buenos los pronósticos y Ronaldo, el gordo mas caro del mundo, seguirá haciendo historia.
