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El holocausto sigue en la memoria

El mundo receurda con tristeza el genocidio en Hiroshima y Nagasaki en 1945.

AGENCIAS

CARACAS, VENEZUELA.- Los días seis y nueve de agosto el mundo recordará con tristeza las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki hace 61 años.

Estos ataques constituyen uno de los mayores genocidios en la historia humanidad.

Todo comenzó cuando el seis de agosto de 1945 despegaba rumbo a Hiroshima la primera formación de bombarderos estadounidenses B-29.

Uno de ellos, el Enola Gay, piloteado por el coronel Paul Tibbets, llevaba la bomba atómica. Éste estaba acompañado por otros dos aviones en calidad de observadores.

Con esta única bomba sobre la ciudad, por vez primera el mundo conoció el poder destructivo de un ataque nuclear. Murieron instantáneamente 150 mil personas.

Pero esto no terminó allí. Tres días después, el nueve de agosto, otra bomba, esta vez de plutonio, cayó sobre la población de Nagasaki y aunque los efectos fueron menos devastadores por la topografía del terreno, se supo que ese día 73 mil personas perdieron la vida y 60 mil resultaron heridas.

Arma asesina

Anterior a este ataque, Estados Unidos lanzó una primera bomba nuclear como prueba en el desierto de Nuevo México.

La tecnología de la nueva arma había sido desarrollada tras una revelación que hiciera, en agosto de 1939, el célebre físico-matemático Albert Einstein al presidente de Estados Unidos para ese momento, Franklin Delano Roosevelt.

En su carta, Einstein expresaba que la desintegración nuclear en cadena podía producir una bomba más devastadora que cualquiera de las conocidas hasta ese momento.

En un esfuerzo secreto con Canadá y Gran Bretaña, el presidente estadounidense dio curso a un trabajo de investigación que duró cinco años, el cual culminaría con el lanzamiento de la bomba que rompió todos los parámetros conocidos en destrucción.

Esto abrió camino para que, el 26 de julio de 1945, durante su mandato en la casa blanca, Harry Truman, lanzara una proclama al pueblo japonés conocida como la Declaración de Postdam.

Dicha declaración pedía la rendición incondicional del Japón o de lo contrario se sometería ha sufrir una devastadora destrucción, aunque sin hacer referencia a la bomba atómica.

En esta declaración también se le exigía a Japón, que sería desposeído de sus conquistas y su soberanía quedaría reducida a las islas niponas.

SECUELA FATAL

En los primeros meses después de la explosión se cree que murieron 60 mil personas más debido a la radiación causada por la bomba.

Los que sobrevivieron a este gran estallido, no sólo se vieron afectados en su salud, también sus descendientes desarrollaron nuevas enfermedades producto de la radiación

Sin embargo, lo peor fueron los efectos a posteriori que produjo la expansión de la radiación, los cuales no sólo quedaron dentro de las fronteras de japonesas.

Se cree que algunas nuevas enfermedades pueden ser fruto de esta tragedia.

Además, algunos científicos opinan que los bruscos cambios climáticos que se están dando en el mundo, por estos tiempos responden al calor irradiado por las bombas nucleares, acelerando así el recalentamiento global.

Quizá el mundo jamás se recupere de las secuelas de aquella destructiva bomba atómica, pero la frase de Albert Einsten permanece como una alerta para que masacres como éstas no vuelvan a ocurrir: ?Cuando me preguntaron sobre algún arma capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica yo sugerí la mejor de todas: La paz?.

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