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El indestructible/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Cuando se tienen principios e ideales se es políticamente indestructible.”

Andrés Manuel López Obrador

¿Es inevitable el triunfo de Andrés Manuel López Obrador? Todas las encuestas serias le siguen dando una ventaja que, si bien no es imposible de remontar, se ha mantenido de manera persistente desde hace cuando menos dos años. El fuerte ascenso del PRD y sus aliados en las elecciones del 12 de marzo en el Estado de México, un estado en que el PRI obtuvo una victoria contundente con Enrique Peña Nieto hace menos de un año, recalca que López Obrador está ganando adeptos donde el PRD había estado rezagado en el pasado.

Los cuestionamientos directos al tabasqueño simplemente no le están haciendo mella. Sí, es verdad, que la mayoría de la gente dice en encuestas que le gustaría que López Obrador participara en más de un debate con sus rivales; pero aunque no debata, nadie le retira su voto.

Las acusaciones por haber tenido entre sus colaboradores a René Bejarano y a Gustavo Ponce se repiten constantemente; pero los votantes -la mayoría- parecen convencidos de que Andrés Manuel no estuvo involucrado en las faltas ni del uno ni del otro.

Andrés Manuel es un candidato de protesta; y hay que entender que a los candidatos de protesta las acusaciones personales no les hacen daño.

Por otra parte, es cierto que las cifras de López Obrador no cuadran. No es posible eliminar las importaciones de gas natural, generar electricidad con la obsoleta tecnología de carbón y reducir el precio de la electricidad al mismo tiempo.

Es insensato proponer un tren bala de México a Nuevo Laredo cuyo pasaje costaría más que el de un avión. No se pueden eliminar 100 mil millones de pesos al año en el gasto público cancelando las pensiones de los ex presidentes y recortando los sueldos de los altos funcionarios.

Pero a los votantes poco les importa que las cifras no cuadren. ¿O ya olvidamos, acaso, las promesas de campaña del candidato Vicente Fox, quien ofrecía bajar impuestos, subir el gasto, eliminar el déficit público y crecer al siete por ciento, todo al mismo tiempo? El ascenso de López Obrador, como el triunfo de Fox en 2000, me hacen recordar la famosa aunque quizá apócrifa anécdota de Miguel de la Madrid, quien supuestamente en una presentación en Veracruz en los deprimidos años ochenta se encontró con una pancarta que decía: “ya no queremos realidades. Queremos promesas”.

Nuestro país parece necesitar el optimismo natural del populismo. Andrés Manuel ha logrado entender la necesidad de optimismo en el mexicano después de tantos años de frustraciones económicas. No en balde él mismo se ha descrito como un “rayito de esperanza”, expresión que, según revela un artículo de Enrique Krauze del 12 de marzo, parecería tomada del pensador liberal Daniel Cossío Villegas.

Sin embargo, en una economía globalizada, lastrada por la falta de reformas estructurales, este optimismo no puede basarse en las sumas y restas de la realidad económica. Requiere un acto de fe.

Yo no sé cuál sea la religión de López Obrador. En una entrevista con Joaquín López Dóriga, el tabasqueño se calificó a sí mismo como “católico, fundamentalmente cristiano”. Mucha gente me dice que esto es falso: que Andrés Manuel es evangélico, lo cual lo haría cristiano pero no católico. Otros afirman que es agnóstico. No conozco cuál sea la verdad. Pero me queda claro que el tema de las creencias religiosas del candidato no le interesa ya a la gente. Pese a ello, no me cabe duda que hay algo de mesiánico en López Obrador, como lo señaló Krauze en otro artículo, el titulado “Con el Jesús en la boca”.

En la ya citada entrevista con López Dóriga, Andrés Manuel expresó su admiración por Jesús porque “fue perseguido en su tiempo, espiado por los poderosos de su época, y lo crucificaron”.

Más que en esta admiración o identificación, empero, el carácter mesiánico radica en la visión que Andrés Manuel tiene de sí mismo: “cuando a uno no lo mueve la ambición por el dinero o por el poder -ha dicho de sí mismo-, se es invulnerable: tiene uno la fortaleza para aguantar cualquier ataque.” Ésta es una actitud triunfadora que está permeando entre la población.

Mucha gente que hace ya tiempo había perdido la fe en los políticos, hoy ve en Andrés Manuel a un líder distinto. Los argumentos intelectuales en su contra no le hacen mella porque la fe no puede ser cuestionada por la razón.

¿Puede ser derrotado López Obrador? Sí, pero es muy difícil. Hay un número suficiente de indecisos para cambiar el sentido del voto, pero el mayor riesgo de la campaña es el exceso de confianza. Si los simpatizantes de Andrés Manuel dan por sentado el triunfo y no salen a votar, su candidato puede ser vencido. Pero ésta sería una actitud inusitada ante la fe que despierta el candidato. Por ello el escenario más probable es un triunfo de López Obrador.

TEPOCATAS Y CHACHALACAS

Cuando el presidente Fox se queja de las promesas de los populistas olvida, quizá, que él también lo fue. Muchas de las ofertas de campaña de Andrés Manuel me recuerdan, en su imposibilidad, las de Fox en 2000. Hasta en lenguaje se parecen los dos. Fox se quejaba de las tepocatas que se aliaban en su contra, López Obrador lo hace de las chachalacas.

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sergiosarmiento@todito.com

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