Hola Sr. o Sra. automovilista. Me da gusto saludarle y hacerle la siguiente pregunta. ¿Cuando va manejando tiene los ojos bien puestos en el camino? Me atrevo a preguntar ya que en estas dos semanas me he estado enterando de varios perritos que han muerto a manos de automovilistas. La culpa no es de usted Sr. automovilista, sino de la persona que ha dejado a un ser indefenso como lo es un perro andar libre por las calles. La culpa es de aquella persona que simplemente ?aventó? el juguete a la calle o la dejó en aquel terreno baldío; de aquél que simplemente se tomó la molestia de dejar a la mascota de la casa en las afueras de la ciudad. Lamentablemente la persona que hizo este acto inhumano también se convierte en automovilista y obtiene los mismos derechos y obligaciones a las que nos sujetamos al tomar el volante. A su vez también está sujeto a los riesgos de ir distraído por la calle y de pronto ver cómo se atraviesa un perro. Actuar instintivamente pisando el freno, tal vez dar un ?volantazo?, cerrar los ojos o incluso hasta ambas dos. En ese instante sólo quieres no estar pasando por ese momento, no sentir el golpe o escuchar el aullido de dolor que va seguido del estruendo que se suscita al chocar el plástico con un cuerpo lleno de vida y de amor. Para quienes lo han experimentado o han pasado por la mala experiencia de presenciar este cuadro saben a qué me refiero. Es horrible presenciar esta escena. A quienes no lo ha visto espero que nunca les llegue a pasar ya que a final de cuentas observar cómo le es arrebatada a un animal tan noble su derecho a la vida y a la felicidad es un cuadro muy triste y descolorido. Todos los que somos automovilistas podemos contribuir a evitar tener que ver este cuadro lleno de dolor y muerte. La respuesta es simple: educación de nuestros hijos, compañeros y amigos para brindar un trato digno a nuestras mascotas.
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