El equinoccio de otoño, como los antiguos pueblos agrícolas lo sabían, presagia el fin de la temporada de lluvias y un desvanecimiento gradual del brillo solar.
MÉXICO, D.F.- Ciclos estacionales dominan el comportamiento de todo ser vivo sobre la Tierra, señalados por dos solsticios y dos equinoccios, los que a su vez son regulados por el movimiento de nuestro planeta alrededor del Sol, señala la Sociedad Astronómica Urania del estado de Morelos.
De esta manera el equinoccio se produjo ayer, 22 de septiembre a las 23:03 horas, tiempo del centro de México. En los solsticios, el Sol salió y se ocultó al norte o sur del horizonte.
Entre estos dos extremos, la salida del astro señala un equilibrio entre el día y la noche, este comportamiento marca el momento del equinoccio, que puede ser de primavera u otoño. El equinoccio de otoño, como los antiguos pueblos agrícolas lo sabían, presagia el fin de la temporada de lluvias y un desvanecimiento gradual del brillo solar. Determinar la fecha precisa en la que un equinoccio ocurría no sólo dependía de una observación cuidadosa del movimiento del Sol entre las estrellas, sino de la alineación exacta de antiguos monumentos de piedra con respecto a su salida y puesta.
Los antiguos sacerdotes-astrónomos observaban con detenimiento el movimiento del Sol por entre las constelaciones del zodiaco, lo que les ayudaba a determinar qué tan cerca se encontraba algún solsticio o equinoccio. Ellos sabían que la entrada aparente del Sol en la constelación de Virgo era la señal inequívoca de la llegada del equinoccio de otoño. Los astrónomos pueden visualizar los equinoccios y solsticios gracias a coordenadas y al ecuador celeste.
Los equinoccios se producen cuando el Sol que recorre las constelaciones del zodiaco en un año, cruza el ecuador en dos ocasiones durante los equinoccios de otoño y primavera. En la Tierra la llegada de frentes fríos en el hemisferio norte, y la última parte de la temporada de huracanes, son algunos de los efectos meteorológicos del cambio de inclinación del eje de rotación de nuestro planeta, explica la Sociedad Astronómica Urania.
Durante los equinoccios el día y la noche igualan su duración, comenzando a partir de entonces un proceso en el que la noche o el día extienden su numero de horas. En el caso del otoño las noches irán extendiendo su duración. Debido a la inclinación de la Tierra en mas de 23 grados, con respecto al plano en el que giran los planetas, los equinoccios señalan el inicio de estaciones opuestas en los dos hemisferios terrestres. Mientras los habitantes del hemisferio septentrional reciben al otoño, en el hemisferio sur da comienzo la primavera. Días y noches iguales.
La palabra equinoccio proviene del latín equis, que significa "igual"; y "nox", que quiere decir "noche", y nos indica que la noche dura la misma cantidad de horas que el día, cada año suceden dos acontecimientos de este tipo, el de primavera y el de otoño con fechas aproximadas del 21 de marzo y el 22 de septiembre, respectivamente. Este día se caracteriza, en términos astronómicos, por las siguientes circunstancias: En el ecuador el sol ese día describe un semicírculo máximo del este al oeste pasando por el cenit, del lugar.
En el Trópico de Cáncer el sol culmina al Sur, dónde alcanza su altitud máxima de ese día que es 66°33.' En el Trópico de Capricornio el sol culmina al Norte dónde alcanza su altitud máxima de ese día que es 66°33. En el polo Norte el sol pasa de un día de 6 meses de duración a una noche de 6 meses. En el polo Sur el sol pasa de un noche de 6 meses de duración a un día de 6 meses. El equinoccio resultara ser un fenomeno imperceptible para los seres humanos.