Las aspiraciones de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de llegar a la presidencia de la República, que hace un par de meses parecían prácticamente un hecho, se tambalean bastante en la actualidad. Aún aceptando el argumento de que la ventaja de Felipe Calderón en las encuestas sólo refleja un ?empate técnico?, lo crucial es que la tendencia es en la dirección correcta. Es importante, para quienes deseamos evitar un retroceso económico mayúsculo de nuestro país, que esa tendencia continúe, porque todavía sigue siendo incierto el resultado electoral del 2 de Julio.
AMLO ha estado muy activo ofreciendo de todo para ganar el voto de la población. La gran pregunta es de dónde van a salir los recursos para financiar su magnanimidad. En esta ocasión comento lo que sería su política tributaria. Las múltiples promesas de campaña de AMLO requieren de muchos recursos, y él ha señalado tres fuentes para obtenerlos. Una es la eliminación de las pensiones de los ex-presidentes de México. Su segunda fuente es la ?austeridad republicana?, que es una forma adornada de hablar de ahorros de gasto y lucha contra la corrupción. Honestamente no considero que ni por asomo esos esfuerzos, por loables que son, logren juntar el dinero que necesita para sus proyectos y compromisos. Eso nos deja con su tercera fuente de ingresos, la política tributaria.
La descripción de la misma en sus compromisos de campaña es muy vaga, lo que no permite definirla con claridad. Sus mensajes sólo hacen posible tener una visión preliminar de lo que sería su política fiscal, claro está, siempre y cuando el Congreso la apruebe, ya que su esquema obliga a ?la promulgación de una nueva ley (del ISR) así como la abrogación de la anterior y su reglamento?.
AMLO ofrece que no habrá aumentos en la tasa máxima del ISR ni del IVA. Tampoco habrá nuevas contribuciones y seguirá sin cobrar IVA en los medicamentos y alimentos. El aumento en la recaudación fiscal se fincará en tres pilares: primero, la simplificación del régimen de cumplimiento, así como de la fórmula de cálculo y pago; segundo, una lucha frontal contra la evasión; tercero, la eliminación de los regímenes especiales, exenciones y créditos fiscales en el Impuesto Sobre la Renta (ISR).
La simplificación del esquema tributario incluye la aplicación de una tasa progresiva de 3 escalones al ingreso gravable, que en principio pareciera se va a definir de manera muy amplia, incluyendo todos los ingresos sin excepción. ?Con el nuevo sistema los contribuyentes ya no tendrán que preocuparse en hacer gastos deducibles con el único fin de reducir el ingreso gravable, sabiendo que el concepto de ingreso será amplio y las tasas serán justas y a favor y no en detrimento de la actividad económica?. En pocas palabras, el paraíso de los contribuyentes.
La evasión se castigará severamente, por lo que para detectarla se harán sorteos en los que participarán todos los habitantes del país, y no sólo los que estén registrados ante las autoridades fiscales. Se revisarán declaraciones anteriores, así como los cambios en ingresos y en el flujo de efectivo en las cuentas de cheques, inversiones personales, etc..., pugnando porque el delito de evasión fiscal no admita la libertad bajo fianza.
AMLO espera, sin embargo, que la principal fuente de ingreso sea la eliminación de las exenciones y los regímenes especiales, que la SHCP califica de ?gasto fiscal?. Propone, por tanto, ?revisar a fondo con vistas a su posible eliminación todos los regímenes especiales del ISR?.
Los renglones de ?gasto fiscal? de mayor importancia en el ISR de las empresas son: los tratamientos especiales, que incluyen el régimen de consolidación fiscal, el sector autotransporte, y el sector agropecuario; las facilidades administrativas que benefician al autotransporte y al sector primario; las deducciones autorizadas, que incluyen, entre otras, la deducción inmediata de inversiones de activos fijos; y los subsidios para el empleo y la nivelación del ingreso.
En el ISR a las personas físicas, los conceptos de ?gasto fiscal? que pueden ser eliminados son: el subsidio fiscal y los ingresos exentos por salarios, como horas extras, aguinaldo, vales de despensa, prima vacacional, etc.? También aparecen las deducciones personales autorizadas, los tratamientos especiales al régimen de pequeños contribuyentes sujetos a una tasa de 2%, y los ingresos por enajenación de acciones en la bolsa de valores.
No perdamos de vista, sin embargo, que muchos compromisos de AMLO ofrecen subsidios y tratos fiscales preferentes a diferentes sectores y personas, por lo que muy probablemente lo que se obtenga de ingresos por la eliminación de los tratos especiales y estímulos actuales, se transferiría a otros beneficiarios, donde ahora obtendrían mayores recursos la cultura, la agricultura, la banca regional, los micro créditos, la vivienda popular etc.?
La propuesta de AMLO enfrentaría, además, grandes dificultades en el Congreso. Los sectores empresariales y los individuos que actualmente se benefician de alguno de los componentes del ?gasto fiscal?, harán un intenso cabildeo con los legisladores para bloquear o modificar la iniciativa de reforma que en su momento pudiera enviar la administración de AMLO.
La historia nos muestra que la relación de los legisladores con el Ejecutivo en los asuntos tributarios, en particular cuando se trata de cambios substanciales, no ha sido del todo favorable, menos cuando el partido del Presidente no cuenta con mayoría en el Congreso. En consecuencia, lo más probable es que, independientemente de sus méritos o falta de ellos, la propuesta fiscal de AMLO no prosperará y su programa económico quedará con un boquete importante de recursos que muy probablemente querría llenar con deuda e inflación.
