EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

El peine comienza a aparecer

Carlos Alejandro

Este viejo proyecto acariciado por muchos, principalmente por las insaciables ?siete hermanas? y sobre todo por el Gobierno de Estados Unidos, que ha hecho realidad uno de sus grandes sueños hegemónicos y geoestratégicos de dominación política y económica.

Debido a la publicidad impresionante que los medios de comunicación internacionales han prodigado en el último mes al lamentable conflicto en Líbano y Palestina, ha pasado prácticamente desapercibida una nota de suyo muy importante, a la que muy pocos han prestado atención.

A mediados del mes de julio pasado se conoció de la inauguración de un oleoducto que une el Mar Caspio con el Mediterráneo. El oleoducto, de una longitud de mil 775 kilómetros, parte desde la ciudad de Bakú, en Azerbaiyan, hasta el puerto de Ceyhan, en Turquía.

La obra, llamada por varios de los participantes ?el proyecto del siglo?, o la ?ruta de la seda del siglo XXI?, tuvo un costo total de cuatro mil millones de dólares, de ahí que el Gobierno turco no tuvo empacho en gastar más de tres millones de dólares en la sola ceremonia de inauguración y la protección de tan altas personalidades que asistieron a la misma.

Entre ellos los mandatarios de Azerbaiyan y de Georgia, el presidente anfitrión, el primer ministro turco, el viceprimer ministro británico y ministros de más de 30 países que, de una manera u otra, participan en este extraordinario proyecto, que hace tan sólo dos décadas era un sueño altamente improbable para muchos por las dificultades técnicas en su realización y el alto costo del mismo.

?Sólo? diez años les costó a las empresas constructoras cumplir la odisea que se ha hecho realidad.

El oleoducto atraviesa 260 kilómetros de suelo georgiano, 440 por Azerbaiyan y mil 075 por territorio turco, de ahí que Turquía prevé ser la mayor beneficiada con el proyecto pues calcula recibir anualmente unos 300 millones de dólares en utilidades por el paso del combustible y Georgia unos 50 millones de dólares anuales.

El proyecto no cesa ahí, porque la misma ruta del oleoducto servirá para construir en el futuro gasoductos que corran desde los ricos yacimientos gasíferos en el mismo Azerbaiyan y en Turkmenistán hacia Turquía y continuando hasta Europa.

Este viejo proyecto acariciado por muchos, principalmente por las insaciables ?siete hermanas? y sobre todo por el Gobierno de Estados Unidos, que ha hecho realidad uno de sus grandes sueños hegemónicos y geoestratégicos de dominación política y económica.

Será administrado por una corporación internacional encabezada por la British Petroleum (BP) y conformada por otras empresas internacionales y de los países por donde se desliza el oleoducto.

Pero como todos los proyectos comerciales, éste también tiene sus riesgos a propósito de que parte del oleoducto cruza territorio kurdo, lo que puede acarrear problemas delicados de seguridad y de presión sobre el Gobierno de Ankara.

También es evidente que el proyecto no se detendrá ahí. Cuando viví en Belgrado, algunos analistas locales me insistían en que los problemas de seguridad ocurridos en Kosovo a fines del siglo XX se debieron a los intereses de la mayor potencia mundial de crear un Kosovo independiente que garantizara el tránsito libre de oleoductos y gasoductos provenientes del Asia Central hacia Europa.

A través de la costa mediterránea de Turquía, Grecia, Albania, Kosovo, Bosnia y Herzegovina y Croacia se llega hacia donde se quiera de Europa Occidental, sedienta de hidrocarburos. Parece que no estaban tan errados, ya que, como se ve, comienza a cristalizar el proyecto que se encuentra ya está en las barbas del Mediterráneo.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 229637

elsiglo.mx