No me gusta dar malas noticias, pero todo está listo para que Andrés Manuel sea nuestro próximo presidente. Aunque todavía faltan unos meses para la elección, todo parece indicar que las tendencias seguirán como ahora.
Entre todos los candidatos, Andrés Manuel es el menos conveniente para nuestro futuro. Afecto a prácticas obsoletas, el perredista ha ganado gran popularidad con programas tramposos, y construcciones vistosas.
Pero el Peje no sólo ha ganado popularidad por su trabajo como jefe del Distrito Federal, sino también por los ataques recibidos en el pasado.
Si me preguntaran quién es el mejor mercadotecnista político en el país, sin pensarlo contestaría que Vicente Fox. Cuando era candidato, fue capaz de acuñar frases que posteriormente se convertirían en su grito de guerra. La más recordada de ellas es la de “hoy, hoy, hoy”. Más tarde, siendo presidente de la República, tuvo el talento necesario para posicionar en la mente de los mexicanos el nombre de uno de los candidatos: Andrés Manuel López Obrador.
El asunto del desafuero, y los recientes ataques al sistema de Gobierno populista, han sido sabias estrategias para catapultar la candidatura del perredista, y así, convertirlo en un contendiente casi imposible de vencer. En lugar de llamarlo “chachalaca mayor”, el Peje debería tener un mínimo de agradecimiento por la enorme ayuda recibida por parte de Vicente Fox.
Pero no sólo el presidente ha ayudado a Andrés Manuel, sino también sus adversarios. Los ataques continuos de Madrazo, candidato desprovisto de toda credibilidad, han fortalecido al perredista, así como la débil campaña emprendida por Felipe Calderón.
Engañados por encuestas amañadas, los panistas están seguros de poder superar al PRD. Ese cuento sólo ellos se lo creen. Calderón jamás podrá rebasar a Andrés Manuel por una simple y sencilla razón: no sabe conectar con la gente.
La semana pasada tuve la oportunidad de conocer al abanderado panista. En un evento al que fui invitado, Calderón esbozó su plan de trabajo. Para ser sincero, sonaba muy bonito todo lo que decía, pero era difícil creer que él pudiera llevar a cabo todo lo prometido.
Calderón sería el mejor presidente, sin embargo, es el peor candidato. Parco, alejado de la gente, desprovisto de todo talento para las relaciones públicas, y esquivo a los cuestionamientos, es incapaz de despertar la simpatía del electorado.
Para ser un buen presidente, hay que ser primero un buen candidato, y Calderón no lo ha sido. Durante su campaña, ha dado tumbos que lo han obligado a cambiar en repetidas ocasiones el lema de su campaña.
Mientras tanto, el Peje se hace cada vez más popular haciendo cada vez menos. Sus anuncios televisivos ya son menos frecuentes, sin embargo, gana mucha publicidad gratuita al ordenarle al presidente que se calle, llamando chachalaca a todo el que se le atraviese, inventando complots hasta del aire que respira, en fin, haciendo lo mismo que hizo Fox hace seis años.
En mi opinión, es peligroso que Andrés Manuel ocupe la Presidencia, pero más alarmante es que nadie ha hecho lo necesario para oponer la mínima resistencia a la fiebre amarilla. Eso le dará más poder, y por ende, más locura.
Veremos qué pasa en las semanas siguientes. Vendrán los debates, y vendrán también los ataques desesperados del PAN y del PRI. Sin embargo, tendría que pasar un milagro para que el Sol Azteca se apague.
Gran lección debe ser esta para Acción Nacional. Seguramente habrá quien atribuya los resultados adversos al Efecto Fox, sin embargo, eso sería evadir la responsabilidad de los miembros del partido. En Coahuila, como en otros estados, el PAN se ha resquebrajado por pugnas internas de poder, que han traído como consecuencia el nombramiento de candidatos débiles y, por consiguiente, la pérdida de presencia a nivel nacional.
Lo inevitable pasará. Por tal motivo, debemos prepararnos como sociedad a ser más exigentes y vigilantes de una persona que no le gusta ni una cosa ni la otra.