“Huid de escenarios... Nunca perdáis
contacto con el suelo, porque sólo así
tendréis una idea aproximada de
vuestra estatura”.
Antonio Machado
Finalmente se está cumpliendo lo que se veía como el peor escenario: una elección muy cerrada en que Andrés Manuel López Obrador parece encontrarse abajo por muy escaso margen en las preferencias electorales.
El PRD ha exigido la apertura de todos los paquetes electorales en el país “para limpiar la elección”. El problema es que esto violaría el Artículo 247 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, el Cofipe, que establece que los paquetes sólo pueden abrirse en casos específicos.
El PAN señala que uno de los causales de la anulación de la elección de 2000 en Tabasco fue la apertura indiscriminada de paquetes, lo cual violó el principio de que en México son los ciudadanos en las casillas y no los funcionarios electorales, quienes cuentan los votos en las elecciones.
Por otra parte, el PRD ha convocado a movilizaciones y manifestaciones en los consejos distritales donde se está llevando a cabo el recuento de las actas y el objetivo no puede ser otro que amedrentar a los consejeros.
Los argumentos que el PRD ha ofrecido para que se abran todos los paquetes no tienen mucha lógica. Dicen los líderes de este partido que el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) tiene muchas deficiencias y por lo tanto deben contarse una vez más los votos que ya se contaron en las casillas. Pero suponiendo sin conceder que la afirmación sobre el PREP sea cierta, eso no justificaría abrir los paquetes electorales.
El PREP es sólo un sistema para adelantar los resultados electorales al transmitirlos de manera electrónica directamente al IFE. Las actas, sin embargo, son ya documentos definitivos que registran el conteo realizado por los ciudadanos bajo la vigilancia de representantes de los partidos políticos. Y las actas están avaladas por las firmas de estos representantes de partidos.
No hay duda que puede haber errores en el conteo en las casillas. Los más de 900 mil ciudadanos que participaron en el proceso el día de la elección no son especialistas. Muchos tienen un bajo nivel de educación, es cierto, pero esto se compensa por su entusiasmo y abrumadora honestidad.
El domingo pasado estos 900 mil ciudadanos contaron 42 millones de boletas en la elección presidencial y otras 84 millones para el Senado y la Cámara de Diputados. Sin duda en muchas casillas se encontrarán errores en favor de uno u otro candidato. Pero es improbable que modifiquen el resultado final. Realizar un fraude en el conteo de los votos y llenado de las actas, lo cual implicaría la complicidad de decenas o cientos de miles de ciudadanos, sería realmente imposible.
Sin embargo, si no se cuentan nuevamente todos los votos como exige el PRD y el resultado final favorece a Felipe Calderón, los perredistas no dejarán de acusar al IFE de un fraude que no ha tenido lugar. Y así terminarán por crear una situación explosiva y peligrosa.
Yo no tengo favorito en esta elección. Toda mi vida he luchado por construir en México una verdadera democracia en la que realmente los ciudadanos podamos elegir con libertad a nuestros gobernantes. Mi voto personal este domingo dos de julio lo dividí entre tres partidos distintos para apoyar, más que a organizaciones, a aquellos candidatos que consideré más capaces y honestos.
Que gane quien gane, siempre y cuando sea como consecuencia del voto de los ciudadanos y no por presiones o manifestaciones, o por esa idea inaceptable de que la elección sólo puede ser libre y honesta si un candidato en especial resulta triunfador. Y es muy evidente que la contienda es tan cerrada que cualquiera puede resultar vencedor tras el conteo en los consejos de distrito.
Queda claro, sin embargo, que si López Obrador triunfa en el conteo que empezó ayer, el país podrá estar tranquilo: ni Calderón ni el PAN organizarán manifestaciones ni presiones contra el IFE ni contra el nuevo Gobierno del PRD.
La situación será, empero, completamente distinta si Calderón gana. Los miedos que había en torno a López Obrador están resultando ciertos. Es un candidato que no está dispuesto a aceptar una derrota.
A nadie puede preocupar que un candidato recurra a todos los recursos que la Ley le da para pelear por el triunfo. Pero inquieta el llamado a los perredistas a realizar manifestaciones para presionar a los consejos distritales y más aún, la amenaza de que la estabilidad del país depende de que los consejeros distritales acepten violar el Artículo 247 del Cofipe.
¿ABRIR PAQUETES?
Yo no tengo ningún problema con que se abran los paquetes electorales, aun cuando creo que el conteo de los ciudadanos del dos de julio da más certeza de honestidad que el que puedan llevar a cabo los funcionarios y consejeros del IFE. Pero no se vale cambiar las reglas una vez comenzado el juego. Si el PRD quería que los consejeros de distrito y no los ciudadanos contaran los votos, sus legisladores debieron haberlo impulsado en el Congreso a su debido tiempo. No pueden hoy exigir la apertura de todos los paquetes si con ello ponen en riesgo la legitimidad de toda la elección.
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