Las voces que cotidianamente son ignoradas, lanzaron ayer un estruendoso grito que fue escuchado en todo el mundo. Los migrantes tomaron las calles de Estados Unidos para reiterar su presencia en la vida política, social y económica en el país más poderoso del orbe.
Los ignorados, tanto por las autoridades norteamericanas como por las mexicanas, se unieron en un solo movimiento para exigir una Ley migratoria justa, para reclamar ser tomados en cuenta los 365 días del año y no sólo cuando estalla una guerra, cuando el voto latino decide elecciones o cuando no hay nadie que quiera recoger la cosecha de los campos de cultivo.
Ayer las minorías se convirtieron en mayorías. Fue impresionante ver las imágenes de televisión donde millones de personas se manifestaron de Nueva York a Los Ángeles y de Milwaukee a Houston, participando en un boicot económico contra Estados Unidos. De esta forma los comercios y restaurantes cerraron sus puertas ante la poca demanda. Obras de construcción, plantas industriales alimenticias, empacadoras de carnes, sectores comerciales y sistemas de transporte se vieron afectados por las adhesiones a la huelga.
En el aeropuerto de Los Ángeles, la actividad terrestre se redujo 70 por ciento y la paralización de actividades fue notoria principalmente en la Central de Abasto. Los administradores de los puertos de Long Beach y Los Ángeles reconocieron una caída de 80 por ciento en sus operaciones. Y es que la fuerza laboral de los latinos, en general, y de los mexicanos, en particular, constituye en gran medida el combustible que mueve a la quinta economía más importante del mundo.
Es cierto, las finanzas de Estados Unidos no sufrieron daños severos por un día de movilizaciones, pero éste no era el objetivo principal. La meta era ser por primera vez vistos y escuchados, la misión sin duda fue cumplida con creces.
El sueño que tuvo el músico y director de cine, Sergio Arau, de que una mañana Estados Unidos despertara sin la fuerza laboral de mexicanos, ayer se cumplió. Hace dos años el líder de Botellita de Jerez filmó su ópera prima titulada Un día sin mexicanos y este lunes como siempre sucede, la ficción superó a la realidad.
En este contexto es necesario reflexionar sobre la declaración de Carlos Villanueva, presidente de la Asociación Mundial de Mexicanos en el Exterior, quien afirmó que las movilizaciones son un claro mensaje a Estados Unidos y a su Congreso de que se necesita regularizar la situación de los cerca de siete millones de connacionales que viven en ese país. En declaraciones radiofónicas, dirigentes de organizaciones migrantes de Los Ángeles, Chicago, San Antonio, Emocalli y Phoenix, coincidieron en que el movimiento de latinos en Estados Unidos tiende a consolidarse como una fuerza cada vez más visible e influyente, que tratará no sólo de impedir la aprobación de una Ley que criminaliza la migración, sino que buscará otra legislación que reconozca plenamente las aportaciones que los migrantes hacen a la economía y a la sociedad estadounidense.
Ante la falta de decisión del Gobierno Vicente Fox para fijar una postura firme ante el problema, fue la sociedad civil la que nuevamente alzó su voz para defender los derechos de los connacionales. Así en Coahuila y en otros estados fronterizos, los puentes de cruce hacia Estados Unidos bajaron su actividad hasta en un 60 por ciento. En Toluca once indias mazahuas instalaron su anafre con leña, justo enfrente de la sucursal de Mc Donald´s y Burger King para regalar las tradicionales gorditas e inhibir así la venta de productos norteamericanos.
Por desgracia la solidaridad en algunas ciudades, como Torreón, el boicot pasó casi inadvertido. La actividad en los negocios de firma norteamericana permaneció normal pues vendieron sus productos como habitualmente lo hacen.
Las magnas movilizaciones realizadas ayer en estricta paz y legalidad no son una culminación, sino un comienzo. Las voces de los ignorados se han comenzado a escuchar, sin duda el lunes primero de mayo fue un día histórico ya que los invisibles se hicieron presentes para que se respeten plenamente sus derechos laborales y humanos.
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