El escritor Sergio Pitol, recibió ayer viernes el Premio de Literatura Miguel de Cervantes, convirtiéndose así en el tercer mexicano que es galardonado con dicha distinción. El primero fue Octavio Paz en 1981, mientras que Carlos Fuentes recibió el estímulo en 1987.
Considerado un autor de culto, Pitol es también reconocido por su faceta de ensayista y de traductor. Entre sus obras se encuentra: El vals de Mefisto, Domar a la divina garza y El mago de Viena, esta última su más reciente obra.
Cada año, desde 1976, el 23 de abril, fecha en la que se conmemora la muerte de Cervantes, se entrega este prestigioso galardón, el más importante de las letras hispanas, dotado con 90 mil 180 euros (111 mil 68 dólares). En esta ocasión al caer este aniversario en domingo, la ceremonia de entrega se trasladó al viernes.
Por desgracia, dicha distinción pasará inadvertida para la mayor parte de la población. En México el promedio de lectura es de apenas 0.5 libro al año por persona, además que para la mayoría de la población el tener un escritor reconocido a nivel internacional no representa motivo de alegría, como sí lo sería el ganar el próximo mundial de futbol.
Hoy que el país se convulsiona con frecuentes incidentes de ingobernabilidad e inestabilidad social, como lo es el descubrimiento de cadáveres decapitados en Acapulco, así como el enfrentamiento de mineros con cuerpos policiacos en Lázaro Cárdenas, Michoacán, el premio a Sergio Pitol es un bálsamo de una buena noticia para celebrarse.
Resulta paradójico que a nivel internacional se premie las letras mexicanas, cuando hoy por hoy los candidatos a la Presidencia de la República utilizan el lenguaje para descalificar y agredir. Finalmente la obra de Pitol como la de todos los autores viene a dar respuestas con las palabras a un mundo sin acabar, necesitado que alguien lo complete.