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El reparto de favores/Del tintero

Fidencio Treviño Maldonado

En cada sexenio estatal o federal los emergentes que ocupan los puestos de la función pública son más que de eficiencia cargos otorgados por consolación, por compromisos o por tener parentezco, que para el caso es lo mismo y en la peor de las circunstancias, el relajo de gobernar como ahora se hace y se usa, parece que a nadie le importa, sólo que el resultado no tarda en salir a flote y es cuando nadie es culpable.

Los repartos de favores de parte de los mandatarios municipales, estatales y federales es un vicio y van desde aparecer en la nómina, llamarle “conquista sindical” o sólo por el placer de cobrar, hasta como se menciona en los renglones pasados, el reparto de puestos como barajitas entre sus recomendados, amigos, promotores de campaña (mapaches) e inclusive los que estuvieron en la pasada Administración repiten en otras dependencias, aunque en sus anteriores funciones públicas no sirvieron para nada y pasaron desapercibidos, los ejemplos sobran: Abraham Cepeda Izaguirre, Sigfrido Macías P., Francisco Niebla, Alfonso Martínez Pimentel, Salvador Hernández V., Samuel Rodríguez M.; sólo por citar algunos, sin descartar a los que andan más desorientados que nuestro abuelo Adán en un Día de las Madres.

Y los que ahora pretenden eternizarse como el caso de Salomón Juan Marcos Issa, Guillermo Anaya Llamas, Eduardo Olmos, Alfonso Villarreal, simples chapulines en una práctica lasciva que da el poder, otorgan los compromisos políticos y con la colaboración de la apatía del pueblo que no reclama o sólo es un escéptico observador y de colofón cómplice silencioso ante individuos que son unos “buenos para nada y malos para todo”, la prueba es el estado que guardan los servicios del estado, de los municipios y del país en general. Ante estos hechos no existen argumentos.

Pronto como sucede en todas las Administraciones de los tres niveles se darán los cambios, sobre todo en la Administración estatal por así convenir al gobernador de Coahuila Humberto Moreira Valdés y no a los intereses del pueblo.

¿Es peculado o robo?

Los piratas o bucaneros se exponían a ser cañoneados en los mares y si tenían la desgracia de caer en manos de sus enemigos eran ahorcados o arrojados al mar, los gángsteres y hampones se la juegan para cometer sus fechorías, sin embargo, nuestros bien pagados políticos no se conforman con gastar y comprobar a medias el dinero invertido y como dicen los rancheros se van “al alboroce”, con la consigna de ser defendidos por sus amigos de arriba dentro de la misma función pública, sin que les pase nada.

Lo de Arturo Montiel, en el Estado de México, la Gordillo con las cuotas del SNTE. Los líderes de tristes recuerdos como Romero Deschamps y Joel Ayala, Aldana, son ejemplos tangibles sólo en los últimos meses, éstos desde luego en las ligas mayores de nuestros bien organizados equipos políticos a nivel nacional, a nivel estatal está igual o peor la cosa con cada gobernador que sale como las piñatas antiguas (llenas de confetis y premios).

Pero ahora resulta que en nuestros aldeanos aprendices de ratas también se avientan al ruedo como bandidos de cuello blanco y, en Coahuila, los norteños bárbaros (no es nombre de conjunto norteño) los alcaldes de Matamoros, Felipe Medina Cervantes, con un fraude sólo en las cuentas de 2003 de más de seis millones de pesos, el de Monclova Jorge Willamson, con 38 millones sin revisar la cuentas de 2005, el de Sabinas David Yutani con 12 millones y el caso de Sergio Carielo en Cuatociénegas aunque de extracción panista tampoco le “cuadran” las cuentas y trae por ahí unos 3.5 millones de pesos volando en alguna cuenta bancaria o en la compra de un rancho.

Felipe Medina y Jorge Willamson son priistas y sifuentistas de hueso colorado y no se descarta que la lana tomó el rumbo de la costosa campaña del hombre de la ola verde, ya que en época electorera se dice que se gastaron sumas millonarias en gasolina; Humberto Moreira se salvó porque el Instituto de Acceso a la Información y Transparencia en Coahuila y la misma Controlaría Mayor de Hacienda le “aceptaron” una autoauditoría, así de fácil, la Administración de Saltillo a cargo del actual gobernador del estado con su auditoría interna parece que brincó la cuerda o tranca simulada y ahora los saltillenses le saldrán debiendo al profesor bailador.

Pero más allá que el robo se dé en todas las Administraciones o Ayuntamientos de Coahuila (sin excepción), sin llamarle robo o peculado y ya sea de uno u otro, debe castigarse con prisión porque son simples delincuentes que roban sin tener necesidad por el sueldazo que detentan y lo hacen con todo el conocimiento de causa.

Para lo que como prioridad debe llevarse una iniciativa por parte del Congreso Local para que los peculados cometidos por estas ratas se castigue como lo que son, simples delincuentes comunes, cosa que se ve difícil que aprueben esta Ley porque los mismos legisladores se están poniendo la soga al cuello, ya que muchos de ellos son los siguientes prospectos a sentarse en alguna de estas sillas en su Municipio.

Por lo pronto veremos de qué lado está la justicia con estas ratas metidas a políticos, sin olvidar que el PRI castiga la deslealtad, mas nunca a las ratas o asesinos.

Correo electrónico:

linga_1031@hotmail.com

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