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El Rey Midas y el gobernador ?precioso?

jorge zepeda patterson

El abuelo de Lydia Cacho, un campesino portugués de arraigada sabiduría, solía decir: ?si no quieres que se sepa algo que vas a hacer, no lo hagas?. Desde luego, un consejo que llega demasiado tarde para los caballeros de la fina palabra, el empresario Kamel Nacif y el gobernador de Puebla, Mario Marín.

La ruindad de las palabras de este empresario y la vileza de su comportamiento, provocan una preocupación en retrospectiva. Bastarían cien kameles en este país para condenarnos a la corrupción endémica. Son reyes midas a la inversa, que convierten en podredumbre todo lo que tocan. Con dos o tres de estos personajes por entidad federativa basta para que se perpetúe la ignominia y la impunidad. Los políticos requieren dinero para sus campañas y negocios paralelos para enriquecerse. En todos lados hay kameles con dinero de sobra y sin convicciones que les estorben, para convertirse en dueños de los Marios Marín que pululan en el territorio.

Me sorprende tanto la bajeza de Kamel, como la estulticia y falta de oficio del gobernador, hoy universalmente conocido como ?el precioso?. Son malos tan burdos y primitivos, que dejaron de ser perversos. Marín no sólo vendió la justicia a Kamel (y desde luego por algo más que dos botellas de cognac), sino además ambos se pusieron a presumirlo.

El hecho que no se le enviaran citatorios a Lydia Cacho para provocar artificialmente una orden de aprehensión, la rudeza innecesaria en la detención, la violación de sus derechos, las expresiones del gobernador para declarar culpable a la periodista antes que lo hiciera el juez. Todo eso revela una estrategia absurda que inexorablemente terminaría por indignar a la opinión pública y en particular a los periodistas de todo el país. La actitud del gobernador sólo puede explicarse por insensatez o por prepotencia. ¿Cómo es posible que Kamel se pusiera a declarar a un medio nacional que agradecía a su gobernador por haber generado la orden de aprehensión en contra de Lydia Cacho y que el gobernador no saliera a desmentirlo? ¿No se enteró que su amigo lo estaba acusando del delito de tráfico de influencias?

Pero todavía es más sorprendente aún que, una vez que estalló el escándalo, el gobernador haya hecho todo lo necesario para convertir la hoguera en una pira para su propio funeral. En lugar de hacer control de daños, se ha dedicado a atacar a la periodista y a tratar de frivolizar el asunto de las grabaciones. Hace varios días que Marín debió hacer una rueda de prensa para anunciar el despido de su procuradora y el inicio de una investigación de su Policía Judicial, sanear las concesiones de la cárcel y defender el ejercicio de los periodistas. Tal vez, y sólo tal vez, eso pudo haberlo salvado.

En lugar de ello instruyó a la procuradora para que acusara a Lydia Cacho de haber sido la responsable de la intervención telefónica. En otras palabras, quiere hacernos creer que la periodista comenzó a hacer espionaje telefónico en los momentos en que era capturada y trasladada durante 20 horas de Cancún a Puebla. La principal defensa del gobernador ha consistido en afirmar que ella quedó ?totalmente libre? a las 24 horas de su detención. ¿Qué no sabe el gobernador que los medios de comunicación estaban presentes cuando la juez le decretó auto de formal prisión una semana después de haber sido detenida? La única razón por la cual Lydia Cacho no está en una cárcel poblana es porque su delito alcanza fianza. Es tal el nivel de negación de la realidad por parte del gobernador que cree poder convencer a todo el país que el Sol es verde y que no es su voz la que se escucha en las grabaciones.

Nos habíamos acostumbrado a que los gobernadores priistas podían ser corruptos pero les sobraba oficio. Ahora resulta que simplemente son ladrones sin gracia ni talento.

En este escándalo hay al menos tres pistas simultáneas, cada una con su propia relevancia. La más importante tiene que ver con la red de protección en torno del ?lavado de dinero? y la pornografía infantil. El pederasta Succar Kuri no sólo es un viejo vicioso sino además fungía como ?lavador de dinero? de personajes muy poderosos.

Desesperado tras más de un año de cárcel, él los tiene amenazados: o lo sacan de prisión e impiden su extradición a México, o revelará lo que sabe sobre sus protectores. La demanda de Kamel Nacif sobre Lydia Cacho buscaba legitimar las declaraciones espurias de las víctimas que ahora exculpan al pederasta, pero que el juez norteamericano no acepta, a menos que procedan de un Tribunal mexicano. Kamel buscó un juzgado ?a modo? para presentar estos ?testimonios? con el pretexto de su demanda. Una jugada estratégica. Su error fue que no resistió la tentación de recurrir a una vendetta personal, y quiso escarmentar a la periodista lo cual terminó por provocar el escándalo.

La segunda dimensión consiste en el fenómeno creciente de los ataques de los poderes oficiales y los de facto en contra de periodistas. Las autoridades y los narcos están tomando el pésimo hábito de atacar a reporteros y medios de comunicación; un tema que nos ha ocupado en varias ocasiones.

Finalmente, la tercera dimensión tiene que ver con la crisis política que generó la exhibición de Marín en todo este escándalo. El gobernador ?precioso? se ha convertido en escarnio de todo el país. Su corrupción y cinismo representa el peor priismo que recuerda la opinión pública. Si el partido de Madrazo se obstina en defenderlo, terminará sepultando toda posibilidad del tabasqueño de remontar la ventaja que ya le han sacado sus contrincantes. Para el PRI ha llegado el momento de las decisiones difíciles, o sucumbir. jzepeda52@aol.com

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