El Universal
BUENOS AIRES, ARGENTINA.- No sólo es amante del horóscopo chino, del feng shui (el arte milenario que ayuda a armonizar los ambientes), de los libros de metafísica, de los colores rojo, azul, blanco y amarillo ("Me dan energía", explicó alguna vez), del tabaco y de las cenas con amigos. Por sobre todas las cosas, Ricardo La Volpe es un hombre muy apasionado por el futbol y la táctica. Tiene un particular estilo de trabajo; es muy impulsivo, detallista y didáctico en su forma de dar indicaciones.
Como cada uno de los técnicos experimentados, La Volpe posee su propio librito y durante más de dos décadas se ganó adeptos y enemigos en todo México. Y ayer, durante las casi tres horas que se extendió el primer entrenamiento de Boca de la semana, el flamante técnico desplegó en Casa Amarilla un abanico de labores, la mayoría muy distintas a las que puso en marcha Alfio Basile, en su exitoso paso por el club. Un verdadero show de estrategias.
Luego de una corta entrada en calor, que consistió en trotes alrededor de la cancha del predio, el cuerpo técnico dispuso que el plantel se dividiera en dos. Cada grupo ocupó un sector de la cancha marcado por cintas blancas, de manera que formaban dos grandes cuadrados. Y allí adentro, el trabajo fue con pelota y con un solo toque permitido, con el objetivo de lograr un buen dominio en continuo movimiento.
Todo con mucho ímpetu y velocidad, bajo la atenta mirada de La Volpe y de los preparadores físicos Milton Graniolatti y Hernán Puerta. Cabe destacar que hay jugadores que con la llegada del nuevo entrenador recuperaron la esperanza de volver a ser titulares en algún momento y, por ello, más de uno se raspó las rodillas en cada maniobra táctica.
Después de aproximadamente 30 minutos de trabajo, La Volpe ordenó otra tarea y allí se observó el verdadero sello del "bigotón", como lo llamó cariñosamente el "Coco" Basile a su sucesor. Un grupo conformado en su mayoría por piezas ofensivas, como por ejemplo por Martín Palermo, Rodrigo Palacio, Guillermo Barros Schelotto y Neri Cardozo, entre otros, practicó ejercicios de definición ante el arquero Pablo Migliore, y con Graniolatti como conductor. Los ensayos consistieron en centros enviados desde los laterales para dos futbolistas que ingresaban por el centro del área.
Mientras tanto, La Volpe, con un pequeño portafolios en mano, se predispuso a comenzar a darle su identidad al equipo. Separó a toda la defensa titular, con Aldo Bobadilla en el arco, Hugo Ibarra como lateral derecho, Daniel Díaz y Claudio Morel Rodríguez como centrales y Juan Ángel Krupoviesa en el lateral izquierdo; y también agregó a esa imaginaria última línea al mediocampista Fernando Gago. Luego, añadió al sector a seis futbolistas para que atacaran a los titulares, con los juveniles Mauro Boselli y Óscar Trejo como intrusos entre los zagueros Pablo Ledesma y Jesús Dátolo por la bandas, y Nicolás Bertolo y Andrés Franzoia por el centro del campo.
Y a partir de allí, se pudo apreciar al ex seleccionador de México muy activo, encendido y haciendo gestos continuos al grupo de experimentados. Gestos que algunos jugadores no aceptaron con frialdad y eso se pudo adivinar en el fastidio de sus rostros.
"¡En zona! ¡Marquemos en zona!", repitió el técnico en voz alta. Para luego lanzar: "¡Vamos, vamos, atentos muchachos! ¡Metidos!"
El objetivo del entrenador xeneize fue que los jugadores que defendían obligaran a los rivales a hacer pases hacia atrás e intrascendentes. "¡Eso, eso! ¡Ahí está! ¡Muy bien!", alentó La Volpe, que se asemejó a un entrenador de basquetbol, ya que continuamente paró la práctica para hacer correcciones. Y explicó: "Cuando hacen el pase hacia el medio quiero que todos se adelanten, que salgan a apretar".
Tras ensayar bastante con una defensa con cuatro jugadores, el técnico sumó a Jonatan Maidana a la última línea, por lo que la zaga quedó conformada con cinco hombres: Ibarra, Maidana, "Cata" Díaz, Morel Rodríguez y Krupoviesa.
Luego de otro período de indicaciones profundas, La Volpe exhibió su fuerte personalidad al ponerse enérgico ante Dátolo.
El ex jugador de Banfield dejó de atacar y pasó a defender, pero en el primer ejercicio salió a atorar al rival cuando en verdad debía esperar. Y allí, el ex tercer arquero del seleccionado campeón mundial de 1978 explotó: "¡Hace 30 minutos que estoy haciendo el mismo trabajo! ¡¿Vos viste alguna vez que el jugador que estaba marcando la banda izquierda saliera así?!"
¿Conclusión? Dátolo agachó la cabeza y se marchó hacia su posición. Pero no terminó allí: La Volpe fue en busca de Dátolo y le indicó cómo debía marcar correctamente. Y todo, ante la interesada mirada del resto de los jugadores que participaban de ese ensayo y de los que hasta hace un rato trabajaban con Graniolatti y ya estaban elongando en el centro del campo. Fue así como luego de otros 45 intensos minutos, La Volpe pareció ponerle punto final al primer trabajo de la semana.
Aunque después de que los más experimentados se retiraran a las duchas, el técnico permaneció con un grupo de juveniles enseñándole lo mismo que hace un rato había hecho con los otros futbolistas. "Esta semana no hay Copa Sudamericana y Ricardo intentará dejar en claro su sistema. Pero siempre trabaja en forma fuerte", contó, por lo bajo, un allegado al entrenador.
Muy lejos del discurso que habló de continuidad hace unos pocos días, La Volpe comenzó la semana con energía y el anhelo de conseguir lo antes posible que el equipo juegue como le gusta a él. Está claro que habrá cambio de sistema. ¿Pero también se alterarán algunos nombres? En los próximos días se sabrá. Pero más allá de todo, La Volpe está convencido de asumir el riesgo de modificar el sistema de un conjunto que se encuentra en un punto óptimo, luego de conquistar la Recopa Sudamericana. Un gran desafío.