Lo que está por venir es algo que no esperan ni los más “picudos” que dedican sus ocios a analizar estos asuntos donde suelen juntarse lo esperado con lo fortuito. Termina un sexenio y principiará otro al que le auguran un inicio, digámoslo así, no ausente de tironeos, por lo que desde ahora puso en marcha una estrategia que le ha dado un regular resultado. Cuestionado por sus opositores de haber ganado la Presidencia mediante la tramposa ayuda del Gobierno saliente, se está defendiendo allegándose el reconocimiento de gobiernos latinoamericanos y el de gobernadores provenientes de partidos políticos que tradicionalmente le han sido contrarios. Así recorrió varios países en el que la cereza del pastel la vino a constituir el actual presidente del Brasil, conocido con el simple nombre de Lula, quien en estos momentos libra una fragorosa batalla por reelegirse, por lo que siendo hombre de izquierda, en esa geometría política que usted conoce, le cayó de perlas la visita del presidente electo mexicano y a este el estrechón de manos con quien se identifica con los desarrapados.
Algunos gobernadores de entidades federativas hacen como los mandriles, quienes muestran su sumisión al jefe de la manada en una actitud que los ubica como aliados sin importar otra cosa que quedar bien con el nuevo dueño de las llaves que abren la caja de los caudales. Lo que, visto los tiempos en que vivimos, no es algo desdeñable dado que un gobernador tiene la obligación de gestionar los recursos necesarios para realizar obras de beneficio colectivo en sus comunidades. Quizá Calderón, a su vez les hace carantoñas para, de alguna manera, junto con otros quehaceres, reafirmar el triunfo del pasado dos de julio obtenido en una votación muy cerrada. Ese es el talón de *Aquiles del nuevo régimen, el estar cuestionado por haber obtenido una victoria que se tacha de fraudulenta, lo que en honor a la verdad no se demostró por sus impugnadores, aunque ciertos hechos, donde la participación del IFE y del Tribunal Electoral Federal, trajo a colación aquello, que dijo el César de su mujer, al repudiarla por sospechas de infidelidad, que las elecciones no sólo deben ser honestas si no también parecerlo, es aplicable en este caso. A Felipe Calderón le pasa lo que a aquel personaje de la novela del escritor y político venezolano Rómulo Gallegos (1884-1969), intitulada Canaima, que decía le molestaba el ruido de un mosquito al volar cerca de su oído, que no lo dejaba en paz, mismo que no existía, era tan sólo un imaginario fantasma que le impedía descansar.
El que se haya levantado el plantón en el Zócalo de la Ciudad de México, de los seguidores de Andrés Manuel dan una falsa impresión de que ya dobló las manos. Ojalá hubiera sido así. El líder se fue a Tabasco donde con su presencia pretendió empujar la candidatura del aspirante a gobernador cuyas elecciones tuvieron lugar el domingo. Si considerábamos que los chanchullos habían quedado en el pasado, que la democracia había llegado para quedarse, que los topillos electorales habían sido erradicados, cuán equivocado estaba, murmura uno de los contendientes. Es el esfuerzo de un Don Quijote, luchando contra monstruosas criaturas que no eran otra cosa que las aspas de molinos de viento. La pregunta que se antoja sería si hay alguna comparación, esto es, si como dicen sus seguidores es un loco genial o simplemente, como afirman sus detractores, es un loco de atar. Lo dijo Miguel de Unamuno (1864-1936) refiriéndose al hombre de la triste figura: “Llenósele la fantasía de hermosos desatinos, y creyó ser verdad lo que es sólo hermosura”.
Los días transcurren en tensa calma. Es de gravedad extrema lo que acontece. Llegará el primer día de diciembre cargado de densos nubarrones que amenazan tormenta o se disiparán, para ese entonces, recobrando el azul del cielo sin que se observe una sola nubecilla que enturbie la claridad de la bóveda celeste. Sea como sea llega una nueva camada de hombres jóvenes que traerán consigo los vientos frescos de una nueva manera de hacer las cosas. El destino le tiene preparada una calurosa bienvenida que no será la que se esperaba pero que pondrá a prueba lo recio de su carácter. Veremos, no falta mucho, si el corazón que late en su pecho es de león bueno para el combate. La ceremonia deberá celebrarse legalmente en la casa del Congreso de la Unión donde le será impuesto el lienzo tricolor. Las rituales palabras saldrán de sus labios protestando desempeñar leal y patrióticamente el cargo mirando en todo por el bien y prosperidad de la nación. Desde luego, no son simples palabras huecas ausentes de sentido, palabras que suele llevarse el viento, al contrario, van impregnadas de un sentido mágico, de éxtasis místico. Dan, a quien las pronuncia, la oportunidad única de servir a su patria dirigiendo los destinos de millones de mexicanos.
Nota bene.-*Aquiles, rey de los mirmidones, héroe griego de La Ilíada. Durante el sitio de Troya, es herido de flecha en un talón. ¡Bah, poca cosa!, se dijo, sin percatarse que estaba envenenada.