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El 'tecnotango', una nueva forma de bailar

Buenos Aires (EFE).- La irrupción en las milongas de Buenos Aires del llamado "tango electrónico" ha dado paso al nacimiento de una nueva forma de baile, menos apegada a la tradición y con más libertad de movimiento.

El fenómeno del "tecnotango", una fusión entre los instrumentos tradicionales del tango y sonidos sintetizados por computadores, aterrizó primero en las discotecas, hace casi un lustro, donde pegó fuerte como música "ambient", sobre todo en el "después de hora".

Pero fue en los tradicionales salones de baile de tango de la capital de Argentina, denominados aquí milongas, donde los sonidos electrónicos generaron una verdadera revolución en la danza.

Al principio, muchos tradicionalistas "milongueros de ley" se retiraban de la pista al oír un "tango electrónico", mientras los turistas que habían ido a curiosear a la milonga optaban por saltar como si se tratara de un simple tema "house".

Otros, los cientos de jóvenes que se habían iniciado en el baile del tango en la década de los 90, comenzaron a intentar pasos nuevos al ritmo del "tecnotango".

"En el baile, el tango electrónico está asociado a un nueva corriente, el 'neotango', con abrazo más abierto y figuras como las colgadas. Se deja la línea vertical del hombre y la mujer, con ruptura del axis", describe a EFE Carlos Libedinsky, líder de Narcotango, uno de los grupos de "tecnotango".

Libedinsky cuenta que, precisamente, llegó a la composición tras su experiencia como aprendiz de bailarín de tango.

"Me interesaba la música electrónica de Bjork y Massive Attack y al mismo tiempo empecé a aprender a bailar tango. Ahí conocí a bailarines que en los últimos quince años habían desarrollado muchísimo la danza, pero seguían usando canciones de los años 50 para atrás", relata.

"Era como un choque cultural. Entonces empecé a experimentar en esta mixtura con lo electrónico", añade Libedinsky.

El músico señala que el baile con tango electrónico "es tal vez más lúdico, de juego, y menos emocional".

"De todos modos, es un baile que se venía gestando, al que no le calzaba la música tradicional, y que encontró en el tango electrónico un novio perfecto", sostiene.

Para Miguel Di Génova, líder de Otros Aires, grupo de "tango fusión" que pisa fuerte en las milongas porteñas, "es probable que haya gente que se acerca al tango gracias a este sonido más actual".

Aunque si el tango tiene tanto auge no es por la mixtura con lo electrónico "sino porque la gente quiere tocarse, quiere un contacto real en una era marcada por tanto teléfono e internet", afirma.

"Hay muchos bailarines jóvenes con ganas de innovar, que están diseñando otra estructura de baile, están creando una nueva forma de bailar el tango, más dinámica, más abierta, con los bailarines menos pegados, con pasos no tan cortados y marcados, sino con más continuidad", dice el músico.

Otros Aires acompaña con vídeo-arte sus presentaciones en las milongas, donde la gente se anima a la danza del "neo tango".

Crítico con la nueva movida, Gustavo Benzecry Sabá, autor del "Glosario de la danza de tango", señala que el tango tradicional pide el abrazo, mientras que el "tecnotango" inspira "formas abiertas".

"Los movimientos son ampulosos. Se parece más al tango de escenarios o tango-show. Hay bailarines jóvenes que quieren promocionarse con esto, pero los tradicionales no se meten con lo electrónico", sentencia.

Como sea que se baile, las "tecnomilongas" o salones "alternativos" se multiplican en Buenos Aires.

"Los extranjeros y los jóvenes no se sienten cómodos en el ambiente tradicional porque no saben bailar o no conocen los códigos tangueros y aquí a nadie le importa cómo se baila", asegura la bailarina sueca Helen Halldórsdóttir, que hace un año abrió en la capital argentina "La Vikinga".

En esta "tecnomilonga" el ambiente es totalmente informal: se puede bailar en vaquero y zapatillas, fuera del protocolo de antaño, y una mujer puede sacar a bailar a un hombre o, incluso, a otra mujer, algo impensado en una milonga clásica.

"A veces vienen milongueros y no enganchan con la música porque siguen pensando en los pasos que deberían dar en el tango tradicional. Yo les digo: 'escucha el ritmo y déjate llevar'", relata Halldórsdóttir, que maneja otra milonga en su país natal.

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