“Las diferencias honestas son a menudo un saludable signo de progreso”. Gandhi
Hoy se votará en el pleno del Senado la nueva Ley de Radio, Televisión y Telecomunicaciones. El resultado final es incierto. En comisiones la votación pasó por 11 votos contra nueve y dos abstenciones, aunque se espera que haya una mayoría mayor en el pleno a favor de la Ley. La unanimidad de la Cámara de Diputados, de la cual hoy el coordinador de los diputados perredistas Pablo Gómez se arrepiente, ha quedado atrás.
El tema se ha polarizado y los ataques se han vuelto personales. Los senadores que se oponen a la Ley, y particularmente el priista Manuel Bartlett y el panista Javier Corral, acusan a quienes piensan votar por ella de corrupción o de cobardía. Por su parte, tanto Televisa como TV Azteca han puesto a sus principales conductores de noticias a ofrecer editoriales a favor de la Ley. Las estaciones del Instituto Mexicano de la Radio (Im er) han montado una pública protesta en contra de la legislación, argumentando que ésta eliminará la diversidad en las opciones de radio y televisión en el país. Algunos periódicos, mientras tanto, han mantenido una abierta campaña contra la iniciativa.
Cualquiera que sea el resultado de la votación, habrá un costo político que pagar. Éste se cobrará a los senadores, pero curiosamente no a los diputados que apoyaron unánimemente la iniciativa. Poco importa si quienes votan a favor o en contra lo hacen con las mejores intenciones. El clima de crispación se ha generalizado.
La nueva Ley se ha convertido más en un símbolo que en un simple texto legal. Las exageraciones son el arma de preferencia a ambos lados del campo de batalla. Nadie parece preocuparse por analizar o explicar la Ley. Está ahí el ejemplo de las emisoras del Imer, que aseveran que la nueva Ley reducirá las opciones de radioescuchas y televidentes sin preocuparse realmente por lo que contiene la iniciativa.
Tanto con la Ley en vigor como con la que se está discutiendo, la Comisión Federal de Competencia evitará que, por ejemplo, Televisa obtenga nuevas concesiones. Recordemos que esta institución ya impidió la fusión de Televisa Radio y Acir. Los directivos del Imer, que de manera ilegal están usando un medio público para promover sus ideas políticas, olvidan que el actual sistema de entregar concesiones por “dedazo” que ahora defienden fue el que permitió el duopolio que actualmente existe en la televisión mexicana.
Algunos de los argumentos encontrados que estamos viendo proceden de posiciones ideológicas y por lo tanto inamovibles. Para muchos políticos es importante controlar a los medios electrónicos de comunicación, los cuales a su juicio gozan ya de demasiado poder; no aceptan la libertad que les da la nueva Ley. Otras posiciones proceden de un abierto pragmatismo o de la defensa de intereses corporativos.
¿Qué busca Televisa con esta Ley si de todas maneras la Comisión de Competencia le impedirá tener más concesiones? Evitar la discrecionalidad con la que hoy el presidente de la República puede despojar a los concesionarios de sus frecuencias. Televisa ya no puede soñar con que se le sigan regalando nuevas concesiones. Pero cuando menos puede aspirar a que desde Palacio Nacional no le quiten las que tiene.
Muchos de los críticos de las licitaciones públicas del espectro, por otra parte, lo que quieren realmente es que a ellos se les regalen nuevas concesiones, como las que en el pasado se dieron a Televisa. No quieren licitar ni pagar por ellas. Por ello rechazan el nuevo sistema.
¿Qué desean las estaciones del Imer y las otras emisoras públicas que se han unido a su movimiento de protesta? No tienen temor realmente de que les quiten sus permisos de operación o de que ya no se den nuevos permisos para emisoras culturales. Lo que no quieren es competir con nuevas emisoras comerciales. Desean un sistema mayor de emisoras públicas que reciban subsidios del Gobierno y que no tengan que competir por el rating.
En mi opinión, y lo he expresado en varias ocasiones en este espacio, la nueva Ley es un avance muy importante sobre la legislación en vigor. Pero no es perfecta. Lo más positivo es que reduce la discrecionalidad en la entrega y renovación de concesiones y por lo tanto disminuye las posibilidades de censura gubernamental a los medios electrónicos. A mi juicio, sin embargo, a la iniciativa hay que hacerle modificaciones muy significativas.
El problema es que la polarización hace ya imposible cualquier tipo de modificación sensata. Se juega el todo o nada. Para los concesionarios, si la Ley no se aprueba ahora, ya no se concluirá en este sexenio, por lo que la discrecionalidad en la cancelación de concesiones pondrá en peligro su propia existencia. Para quienes se oponen a la Ley, en cambio, su aprobación significaría que el Gobierno ya nunca más podrá tener el control discrecional que hoy goza sobre los medios electrónicos.
ECATEPEC
Parece increíble que la Compañía de Luz y Fuerza del Centro haya cortado el suministro de electricidad a los pozos de agua de Ecatepec con lo cual dejó sin agua a medio millón de personas. Pero igualmente sorprendente es que el municipio haya dejado de pagar durante tanto tiempo sus cuentas de electricidad.
Correo electrónico:
sarmiento.jaquemate@gmail.com