Las Piñas (Filipinas), (EFE).- El único órgano de bambú del mundo, colgado en las ancianas paredes de la iglesia filipina de San José, protagoniza una vez más el Festival Internacional que atrae cada año a miles de melómanos a la pequeña localidad de Las Piñas, a las afueras de Manila.
En esta 31 edición, la cita con el instrumento casi bicentenario, que se desarrolló esta semana hasta el día 9 de febrero, rindió homenaje a Mozart en su gala de apertura, coincidiendo con la celebración este año del 250 aniversario del nacimiento del artista.
La organista rusa Luba Shishjanova y el austríaco Johann Trummer hicieron sonar el original instrumento acompañados por las voces de solistas locales y extranjeros y del renombrado Coro de Niños de Las Piñas (con edades de 9 a 16 años), así como de orquesta.
Pero el órgano fue el protagonista absoluto en el concierto ofrecido por Shishjanova, quien interpretó fragmentos de obras de Mozart, Cabezón, de Sola y otros músicos españoles de los siglos XVI y XVII ante los dos centenares de personas que tienen cabida en la bella iglesia construida en piedra y bambú.
Fue el agustino recoleto Fray Diego Cera, primer párroco del lugar, quien lo realizara entre 1816 y 1824, en base al instrumento clásico español del siglo XVIII y con la experiencia familiar de constructores de órganos en Graus (Huesca) durante varias generaciones.
Cuando fue designado responsable de la parroquia, Cera se marcó un doble objetivo: edificar una iglesia de piedra y el órgano por el que pasó a la historia.
Tuvo la genialidad de adaptar este instrumento europeo al clima filipino y así, los tubos que en España habrían sido de madera los hizo con bambú, el material nativo que encontró más a mano.
De sus mil 031 tubos, 902 están hechos con este resistente material ampliamente utilizado para numerosos fines en el tropical Sudeste Asiático.
Cuenta con un sencillo teclado, botones distintos para el contrabajo y el tiple, trompetas horizontales en la fachada y pedales desplegables.
Su historia no está exenta de vaivenes y desdichas, desde que, en 1880, un tifón seguido de un terremoto destruyeron el techo de la iglesia, y el agua y las piedras que cayeron en el interior de los tubos dejaron el órgano inservible durante muchos años.
Los tubos fueron desensamblados y guardados en la vieja sacristía y encontrados por casualidad por unos viajeros en 1917.
Después de varios intentos para salvar este instrumento único, el órgano fue restaurado en Alemania durante dos años y devuelto a la iglesia de San José en 1975.
