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Elección en Guanajuato/Plaza Pública

Miguel Ángel Granados Chapa

El subprocurador Carlos Aguilar Suárez viajó a León el viernes pasado, a recibir la declaración de Manuel y Jorge Bribiesca Sahagún, en una diligencia demorada y a domicilio, a partir de la acusación presentada por una comisión especial de la Cámara de Diputados, a cuyos integrantes la PGR debió avisar de la comparecencia de los acusados y no realizarla en su ausencia y a puerta cerrada. Quizá a actos como ése se refieren los guanajuatenses que en encuestas dicen sentirse beneficiados por el hecho de que su estado sea la tierra natal del presidente Fox.

Dentro de dos semanas y media en Guanajuato será elegido el sucesor de Juan Carlos Romero Hicks, así como 22 diputados y 46 ayuntamientos. Salvo que crezcan las preferencias por el candidato postulado por el PRD, se consolidará en esa entidad del predominio del Partido Acción Nacional. Mejor dicho, de su fracción yunquista.

Los guanajuatenses han sido regidos por el PAN desde 1991, cuando fue designado gobernador interino Carlos Medina Plascencia, después del fraude perpetrado contra Fox. Cuatro años más tarde, candidato de nuevo, Fox ganó inequívocamente la gubernatura, con el 58.1 por ciento de los votos, contra 32.9 del aspirante priista y siete por ciento del postulado por el PRD. Ramón Martín Huerta, que falleció en un accidente de helicóptero el año pasado, fue gobernador interino cuando Fox renunció para asumir formalmente su candidatura presidencial. Y Romero Hicks conservó para el PAN la gubernatura al ganar la elección del dos de julio de 2000 con el 56. 5 por ciento de los sufragios, por encima del 34 por ciento del PRI y del 6.7 por ciento de la coalición encabezada por el PRD.

Dos periodistas y un empresario se enfrentan en el actual proceso. El candidato del PAN, Juan Manuel Oliva Ramírez, egresó de la escuela de periodismo Carlos Septién García y actuó como reportero en Naucalpan, el DF y en León, donde nació el 21 de enero de 1960. Apenas cumplidos los treinta años de edad, ocupó lugares relevantes dentro de su partido, cuyo comité estatal presidió de 1993 a 1999, al mismo tiempo que fue diputado local. En 2000 ganó la senaduría, como segundo lugar en la fórmula encabezada por Ricardo Alanís, pero sólo ocupó su curul en Xicoténcatl unas semanas, fue Romero Hicks lo nombró secretario de Gobierno. La designación quizá pagaba servicios prestados:

“Compra de votos, acarreo, uso de recursos públicos” -se lee en El yunque, el libro de Álvaro Delgado- entre otras irregularidades orquestadas por Juan Manuel Oliva, fueron denunciadas por Eliseo Martínez; tales denuncias fueron entregadas, acompañadas de pruebas, ante él (comité nacional panista) luego de la convención estatal que nombró candidato a Romero Hicks.

“Nada ocurrió y Martínez fue expulsado del PAN en 2002”. Según el propio libro, que revela la infiltración de agrupaciones secretas de extrema derecha en Acción Nacional, como secretario de Gobierno, Oliva, “por instrucciones del patriarca del Yunque en el estado, Elías Villegas, Pedro, ha armado un Gabinete a su gusto... y de ahí viene todo lo demás”.

“Elías Villegas, Pedro, empresario mecenas de Fox es jefe de la rama de adultos” en una agrupación donde sobresale la presencia de Ramón Muñoz, llamado Julio Vértiz en el mecanismo de anonimato que hace que Villegas sea Pedro. Si bien Villegas, que acompañó a Fox como diputado federal en la LV Legislatura, fue uno de los financieros de sus campañas, no prolongó su apoyo al ahora presidente de la República en el lance electoral interno de su partido. De allí que Javier Usabiaga, a quien Fox liberó de su compromiso como secretario de Agricultura para hacerlo gobernador, no llegó siquiera a candidato, pues Oliva Ramírez parece merecer mayor confianza a los mandos secretos del Yunque.

Su probable triunfo, si los altos porcentajes de preferencias electorales en su favor se condensan en votos el dos de julio, será debido, además de los méritos y recursos propios y de sus organizaciones, a la reaparición en Guanajuato de la alianza elbiazul, pues el Panal, el partido, de Elba Ester Gordillo se hizo allí como en otras entidades abiertamente panista.

También lo favorece el desfallecimiento del PRI, venido a menos desde que el presidente Carlos Salinas no pudo imponer la victoria fraudulenta de su amigo Ramón Aguirre y, al contrario, aprovechó la ocasión para consolidar su acercamiento al PAN. Haber aceptado la defenestración del ex regente de la Ciudad de México y, peor aún, la afrenta de nombrar en su lugar al alcalde panista de León, fueron golpes que si no hirieron de muerte al priismo sí lo baldaron irremisiblemente.

Por si fuera poco una división reciente lo hizo aún caer más hondo. Falló una maniobra a Wintilo Vega, el diputado priista que pretendió liberar a los hermanos Bribiesca Sahagún de una pesquisa parlamentaria para obtener apoyo de la pareja presidencial (dolida por la derrota de Usabiaga en la contienda interna contra Oliva Ramírez), y renunció a su candidatura. Lo sustituyó el líder priista local, Miguel Ángel Chico, que dirigió un diario local, cuyo apellido escasamente carismático intenta ser mejorado por su ilógica propaganda, que asegura que “con Chico Guanajuato será grande”.

Aunque a la zaga en las intenciones de voto, podría aprovechar esa declinación priista, y el auge de la campaña de López Obrador el candidato externo del PRD, Ricardo García Oseguera, empresario inmobiliario, que preside entre otros desarrollos el Parque industrial de Silao.

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