A la callada, en intento desesperado de equilibrar la desastrosa balanza comercial del ramo en el cono sur del hemisferio, la Secretaría de Economía logró abrir hace unos días una cuota para exportar a Colombia mil automóviles fabricados en México.
Del tamaño del desequilibrio habla un solo dato: 65 por ciento de las ventas internas de México correspondió a vehículos importados provenientes en su mayoría de tres países sudamericanos: Argentina, Brasil y Chile.
La paradoja del caso es que la catarata se inició en 2002, a la firma de un Acuerdo de Cooperación Económica sobre el Sector Automotriz entre nuestro país y los integrantes del Mercosur, al que se denominó ALE-55.
De acuerdo con el marco del documento promovido en la época en que el canciller Luis Ernesto Derbez era secretario de Economía, se establecían cuotas anuales bilaterales y aranceles para la importación en condiciones similares para los países signantes.
México, pues, lograría equilibrar el flujo y contraflujo en un escenario que prácticamente abría el uno a uno.
El problema es que mientras la contraparte ajustó rápidamente su plataforma de despegue, a nuestro país, o mejor dicho a la dependencia encargada de administrar el acuerdo, no le cae aún el veinte. La cosecha tiene olor a tragedia. Entre el arranque del acuerdo con perfil de autogol y septiembre del año pasado, México importó de la región 903 mil 214 vehículos por un global de ocho mil 801 millones de dólares, y exportó apenas 47 mil 68, con una facturación de 944.3 millones de dólares.
Estamos hablando, pues, de un déficit de 861 mil 146 vehículos, o si lo prefiere de siete mil 911.7 millones de dólares. El capítulo más dramático se da con Brasil, país al que le compramos en el mismo lapso 696 mil 422 unidades, en tanto le vendimos ¡válgame Dios!, sólo 13 mil 706. Estamos hablando de una proporción de más de cinco mil a uno. La goliza del siglo, pues.
Lo inaudito del caso es que antes de la vigencia del acuerdo mercantil México exportaba en un año tres veces más de lo que lo hizo en los tres siguientes.
En 2002 le vendimos a los cariocas 10 mil 74 vehículos, para caer en 2003, 2004 y 2005 a sólo mil 773, 967 y 932.
Del otro lado de la mesa, los brasileños nos empezaron a llevar rápidamente al baile tras el regalito inesperado.
Si en 2002 nos vendieron un total de 126 mil 902 unidades, el flujo fue creciendo a 197 mil 965, 204 mil 502 y 166 mil 147 en 2003, 2004 y hasta septiembre del año pasado. De hecho, aunque tradicionalmente la balanza México-Brasil era desfavorable a la causa tricolor, entre 2002 y 2005 el déficit acumulado alcanzó 11 mil 117.4 millones de dólares, es decir el equivalente a 42% del desequilibrio total del país, cuyo monto llega a 26 mil 555.3 millones.
Juntas las naciones del Mercosur, o si lo prefiere el llamado G-3, alcanzan en el lapso un déficit de 16 mil 504.1 millones de dólares, equivalente a 62.6 por ciento del desequilibrio total.
Del monto, decíamos, casi la mitad, es decir 8 mil 80 millones, corresponden al sector automotriz, con la novedad de que la relación más equilibrada es con Chile, al que en el lapso le vendimos 14 mil 608 vehículos y le compramos 24 mil 134. Con Argentina la relación es de más de 22 a uno, dado que le vendimos ocho mil 754 automóviles y le compramos 182 mil 613. Ahora que a lo mejor está usted pensando que en el renglón de autopartes nos equilibramos o al menos no nos golean tan feo. El caso es que mientras en el lapso que estamos computando (2002-2005) le vendimos a Brasil 344 millones 818 mil dólares, le compramos mil 631 millones 806 mil?
Y para qué le seguimos.
La pregunta es si cada nuevo acuerdo mercantil representa un autogol más.
Balance general
La noticia, guardada en la Secretaría de Hacienda bajo siete candados, es que durante el primer semestre del año el fisco logró un remanente de recaudación sobre la meta prevista de 140 mil millones de pesos. El mayor jalón lo dio la recaudación del Impuesto al Valor Agregado, con 65 por ciento del global? aparentemente en el marco de la derrama extraordinaria por las campañas políticas en al menos 15 ramas productivas.
Ahora que el Gobierno puso su granito de arena al ejercer 70 por ciento del presupuesto en el periodo.
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Finalmente el PAN triunfó en las elecciones? por la presidencia de la Concamín. A título de candidato de la unidad, el empresario de la construcción, Ismael Plascencia, ocupará la silla que dejará vacante en octubre León Halkin.
La posibilidad se logró al concertarse posiciones para los otros dos aspirantes al organismo, a cambio de su declinación. Tanto el industrial de la confección, Salomón Presburguer, como el empresario textilero, Mayer Zaga, tendrán una de las 12 representaciones de la mencionada cúpula industrial.
Ahora que en el intermedio las patadas bajo la mesa se volvieron pesadilla para éstos. Si desde un ángulo se acusó a Presburguer de realizar prácticas de competencia desleal, desde otro se exhibían documentos que involucraban a Zaga en litigios con el gobierno del estado de Hidalgo y la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
Por lo demás, en la fase previa de auscultación entre las Cámaras y asociaciones industriales, Plascencia, alguna vez presidente de la Cámara de la Industria de Curtiduría, llevaba una delantera inalcanzable de 60%.
En la propaganda del empresario guanajuatense se exhibían una suerte de cartas de buena conducta firmadas por el diputado electo panista Eduardo Sojo Aldape, y por el procurador general de Justicia, Daniel Cabeza De Vaca.
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Pues ahora resulta que no es Sélider sino Cehlíder el organismo que está lanzando una campaña de descalificación en medios contra la resistencia civil ante el fraude electoral, que encabeza Andrés Manuel López Obrador, exigiendo de pasada la renuncia del jefe de Gobierno, Alejandro Encinas.
De acuerdo con el fundador y presidente en funciones del organismo al que se califica de apartidista y respetuoso de la igualdad de género y creencias religiosas, Javier Prieto de la Fuente, no es la primera vez que se confunden las siglas. Según el jefe de asesores del secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza, no hay ningún vínculo entre ambas organizaciones.
En el Consejo Directivo de Sélider participan, entre otros, el presidente ejecutivo de Coca Cola-Femsa, Carlos Salazar; el presidente de Ediciones Noriega, Carlos Noriega Arias; el director de Campo Verde, José Manuel Costa Lavín, y el presidente de Coparmex, Nuevo León, Ricardo González Sada.
Entre sus patrocinadores están las empresas Alfa, Cementos Mexicanos, Bimbo, Femsa, Vitro, Arca, Banorte, Teléfonos de México, Alpura, General Electric y Lala.
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En lo que pareciera el último jalón para alcanzar la reestructura de su deuda, Iusacell logró la firma de cerca de 90 por ciento de sus acreedores para su propuesta en la mesa.
El esquema habla de intercambiar un bono de deuda por 350 millones de dólares, pactado a una inaudita tasa de interés de 14.25 por ciento, por otro cuyo monto del principal alcance 175 millones de billetes verdes y ofrezca un rédito de diez por ciento.
La oferta habla de instrumentar pagos semestrales de interés.
Con la aceptación en la mesa, la firma de telefonía está promoviendo un procedimiento de concurso mercantil ante el juez séptimo de Distrito en materia civil del Distrito Federal.
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