En el papel, pues, las firmas están obligadas a deshacer el vínculo que las convirtió de golpe en el zar de la transportación ferroviaria de México. La primera se queda en el grupo México de Germán Larrea Mota Velasco. La segunda se regresa al grupo Carso de Carlos Slim Helú. El divorcio, empero, no será fácil. La pareja cuenta con una débil rendija legal que hará valer en los tribunales: una supuesta afirmativa ficta que le cayó del cielo al no notificárseles a tiempo que debían suspender el proceso.
El asunto tiene tintes de comedia fílmica de Hollywood. Hete aquí que el sábado 29 de julio, día en que llegó el mensajero con la carta fatal, casualmente las oficinas de la concentración estaban cerradas. Es decir no había carga que transportar. Y como según los abogados de ésta el plazo se vencía al día siguiente, el premio llegó por la vía de omisión.
El problema, de entrada, es que la Ley no le plantea a la dependencia encabezada por Eduardo Pérez Motta un plazo perentorio para notificar sus resoluciones en materia de concentraciones.
Y el problema, además, es que el mismo día de la votación del pleno, es decir el 23 de julio, Ferromex notificó a la Bolsa Mexicana de Valores el resultado de ésta? bajando la información de la página de internet de la CFC. Lo curioso del caso es que en su alegato para documentar la reconsideración Ferromex-Ferrosur planteó una serie de violaciones en el proceso que, por aquellas cosas de la vida, no impugnó judicialmente en su momento.
Más allá, el documento entregado a la instancia en custodia de la Ley Federal de Competencia Económica aduce que al calificarse de monopólica la concentración no se tomó en cuenta que el mercado relevante alcanza todas las formas de transporte de carga en México, es decir ferroviario, marítimo y terrestre. Como comparar, pues, peras con melones, dada la incompatibilidad de las rutas, tiempos de recorrido, tipos de productos e infraestructura necesaria?
¿Cómo empatar, pues, una red de rieles con una maraña de pequeñas empresas transportistas de cupo limitado y tarifas sensiblemente mayores? ¿Cómo con barcos acotados a puertos y redes pluviales?
Lo cierto es que la división de lo que alguna vez fueron los Ferrocarriles Nacionales de México en tres grandes troncales para operar su privatización partió de un análisis profundo que apuntaba al equilibrio en el mercado, incentivándose de pasadita la inversión.
Y lo cierto, más allá, es que la concentración de Ferromex-Ferrosur, cuya red permite el enlace con las rutas cortas Coahuila-Durango y Chiapas-Mayab, en paralelo al corredor transístmico Coatzacoalcos-Salina Cruz, permite acaparar más de la mitad de la carga en el país. Más aún, si se considera la obligación de Kansas City Southern México, la firma que mantiene el tercer troncal del sistema, de otorgar derechos de paso hacia el corredor Querétaro-Saltillo, la concentración prácticamente devolvería el escenario previo a la privatización. Y a ver cómo le hacen con las reclamaciones por derechos de paso, cuya posibilidad se pactó con base en la segmentación orquestada.
Por lo pronto, la reiteración de la exigencia de anular el ya-no-son-dos-sino-uno, le rompe a Ferromex-Ferrosur la posibilidad de una colocación accionaria que le permitiría a la primera resarcirse de lo pagado por la segunda al magnate Carlos Slim Helú, quien le había comprado a su vez al dueño original, es decir el grupo Tribasa de David Peñaloza.
Más aún, el golpe, mientras son peras o son perones, anula el plan de negocios diseñado por el matrimonio para aprovechar su enorme ventaja. Quién les manda comerse la torta antes del recreo.
Balance general
Convertido en manzana de la discordia, el esquema ?El que llama paga? a nivel nacional está provocando una cruenta guerra entre las firmas de telefonía fija y las móviles? con apoyo de Telmex. Todos contra Axtel, Avantel, Alestra y Maxcom.
El primer golpe lo lanzaron ayer las filiales del grupo Salinas de Ricardo Salinas Pliego, Iusacell y Unefon, al plantear una demanda ante la Comisión Federal de Telecomunicaciones contra la segunda y tercera, a quienes se acusa de cometer un fraude millonario.
Del tamaño del pleito habla la exigencia de cancelarles la concesión a las telefónicas.
El sustento de la querella es una certificación notariada que prueba que las empresas en el banquillo permiten terminar llamadas a celulares originadas dentro de una misma área local sin marcar el prefijo 044, lo que origina cargas indebidas a los usuarios por tarifas de larga distancia, y anula la posibilidad de cobrar por interconexión.
El caso es que las firmas en el banquillo habían obtenido un amparo definitivo contra el esquema, alegando competencia desleal, dadas las elevadas tarifas de interconexión que les cobra Telmex.
La guerra, pues, está desatada.
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Con afán de ganarle la partida al presidente del grupo financiero Banamex/Citigroup, Roberto Hernández, quien a trasmano está planteando una postura para adjudicarse la construcción y operación del proyectado aeropuerto en la Riviera Maya, el magnate Carlos Slim Helú está colocando dos cartas en la mesa.
Una bajo las siglas de su empresa constructora Ideal (Infraestructura para el Desarrollo de América Latina), y otra bajo su participación mayoritaria en el Grupo Aeroportuario del Sureste, representada por Fernando Chico Pardo.
La decisión del dos contra uno surgió tras de que Hernández ganara un contrato para construir y operar un nuevo aeropuerto en Yucatán, impulsado por el gobierno panista de la entidad.
Como usted sabe, la rivalidad entre Slim y Hernández nació cuando ambos peleaban la posibilidad de privatizar Teléfonos de México, y se agigantó cuando el banquero le puso casa de enfrente a éste, vía Avantel.
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Esta mañana el pleno del Consejo Coordinador Empresarial, encabezado por José Luis Barraza, se reúne con el presidente electo, Felipe Calderón, para plantearle con puntos y comas su carta a Santa Claus. El texto, dicen, concentra las exigencias planteadas en la reciente reunión nacional de industriales convocada por la Concamin, además de las conclusiones de la asamblea en la Coparmex.
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A propósito, ayer la Fundación Mexicana para la Salud le entregó al equipo de transición un documento que resume sus planteamientos de cara al próximo sexenio en cinco capítulos, entre ellos la exigencia de cobertura universal, la mejoría en la atención médica y la rectoría en los esquemas de salud pública del país.
El documento, entregado simultáneamente al Congreso, se intitula La Salud en México 2006-
2012. La coordinación la realizó el ex rector de la UNAM, Jorge Soberón Acevedo, director general del organismo de carácter privado.
Al evento acudieron los ex presidentes del organismo; Pablo Escandón Cusi, Guillermo Salas y Ernesto Rubio del Cueto.
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