Como cangrejos?
Galardonado como el héroe que logró la hazaña de ubicar la salida de la macrocrisis económica del país estallada al amanecer del gobierno zedillista, el potencial exportador nacional se desinfló en el sexenio foxista. Si en el 2001, primer año del gobierno foxista, México se ubicaba como la potencia número 12 del planeta, con una facturación de 159 mil millones de dólares, cayendo dos años después un escalón, en el 2005 descendimos al número 15? con 213 mil millones.
El país fue desplazado por Rusia y Singapur, cuya facturación alcanzó 245 y 230 mil millones de billetes verdes respectivamente.
El primer sitio, por tercer año consecutivo, fue para Alemania, con ventas totales por 971 mil millones de dólares, en tanto Estados Unidos siguió desplazado al segundo sitio con 904 mil millones, y China se trepó al tercero con 762 mil.
La nación de la muralla se ubicaba en el año 2000 como la séptima potencia exportadora mundial.
Más dramático aún, si consideramos el valor agregado de los productos que se lanzan al mercado internacional, nuestro país se coloca en el escalón número 26, incrementándose entre los años 2000 y 2005 la facturación en un promedio de 319 dólares? frente a los nueve mil 319 que alcanzó Singapur.
Y aunque México, del otro lado de la moneda, superó entre 1993 y el 2005 con creces el promedio mundial de incremento en las exportaciones de 179 por ciento, al alcanzar 312, frente a 737 de China, 558 de Polonia, 457 de Rusia, 438 de los Emiratos Árabes Unidos y 326 de Arabia Saudita, lo cierto es que el mayor dinamismo se dio en el sexenio pasado.
Si entre 1993 y el año 2000 el promedio de incremento global fue de 70 por ciento, nuestro país llegó al 219, superado en este caso a China (174), Irlanda (166), Rusia (134) y Polonia (129).
Sin embargo, entre el 2000 y el 2005, cuando el crecimiento mundial llegó al 63 por ciento, México sólo alcanzó un 29, colocándose en el escalón número 28, en un escenario en que las exportaciones chinas crecieron 206 por ciento; las polacas 178; las de los Emiratos Árabes 176; las de rusas 133 y las brasileñas 115.
El caso es que de los 213 mil 700 millones de dólares que el país exportó el año pasado, 105 mil se facturaron por la vía de las reexportaciones, es decir se importaron materias primas para ensamblarlas o procesarlas en el marco de programas de maquila y Pitex (Importación Temporal para Exportación).
Dicho con todas las letras, o si lo prefiere los números, el 46 por ciento de nuestras exportaciones estuvo constituído por insumos extranjeros, en tanto el 70.6 lo condicionó la importación temporal de componentes. El año pasado, para no ir lejos, el valor agregado de las exportaciones del país fue de sólo 108 mil millones de dólares.
De hecho, durante el periodo 1993-2000 en que las importaciones mundiales crecieron en un rango de 76 por ciento, México se colocó como líder al incrementar éstas en 167.6 por ciento? por más que en los cinco años posteriores el crecimiento fue de 27.5 por ciento, frente al promedio global de 61.4.
La paradoja del caso es que ubicado nuestro país como líder indiscutible en la firma de Tratados de Libre Comercio, alcanzándose un ámbito de 41 países, hete aquí que prácticamente sólo con Estados Unidos se mantiene un superávit en la balanza comercial. En el resto compramos más de lo que vendemos.
Lo cierto es que la drástica caída del potencial exportador del país, pese al imprevisto que representó el incremento extraordinario en el precio del petróleo de exportación, se explica con una sola palabra: competitividad. No hay infraestructura suficiente; los costos de transporte interno son muy elevados; las tarifas de energía eléctrica y combustibles alcanzan niveles prohibitivos en relación a las de las naciones con que competimos, y el país padece un pesado lastre de carga administrativa.
Y si le seguimos, México carece de programas, proyectos y estrategias que permitan incrementar y mantener nuestros productos en los mercados internacionales, en un escenario en que la promoción de las exportaciones se sustenta en la simulación. Caminamos, pues, al ritmo de los cangrejos.
Balance general
Desesperado ante la prolongación del conflicto con el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, en cuya virulencia se mantienen paralizadas varias de sus plantas en demanda de reconocimiento por parte de la firma del liderazgo de Napoleón Gómez Urrutia, el grupo Industrial Minera México está buscando otros aires.
De entrada, la empresa de Germán Larrea Mota Velasco, a quien Gómez Urrutia culpa de todas sus desgracias, está tratando de expandir sus operaciones en Perú vía la compra de la mina de cobre Tintaya.
Más allá, está buscando asociarse en el exterior con compañías públicas de nivel mundial, entre ellas Phelps Dodge, Xstrata, Anglo American y Río Tinto.
Lo dramático del asunto es que la semiparálisis llega justo cuando el precio internacional del cobre ha alcanzado niveles inéditos en los últimos 30 años.
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Cementos Mexicanos, la tercera productora de cemento del planeta, confirmó lo que era un secreto a voces: su salida de Indonesia, tras el incumplimiento del gobierno de ese país de permitirle alcanzar mayoría de capital en la firma PT Semen Gresik, tras adquirir un segmento minoritario. De hecho, ayer alcanzó un arreglo con la firma local Rajawali Group para venderle su porcentaje.
El precio pactado fue de 337 millones de dólares, equivalentes a 2.28 dólares por acción. La operación está sujeta al visto bueno del gobierno del país del extremo oriente.
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La noticia es que el ex secretario de Comercio, Herminio Blanco Mendoza, en sociedad con dos de los funcionarios clave de su gestión: Jaime Zabludowsky y Fernando Salas, está por abrir un portal de internet con proa hacia las empresas vinculadas al comercio exterior.
La promesa es ofrecer no sólo vías para facilitar la tarea, sino noticias y análisis en relación con las oportunidades para ubicar nichos en el planeta. El lanzamiento de la herramienta será el martes.
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Será hasta mediados del mes próximo cuando el grupo Vitro formalice en los hechos la venta del 51 por ciento de su división de cristalería a su socio estadounidense Libbey, quien posee ya el 49 por ciento restante. La operación, como recordará usted, se pactó en 103 millones de dólares.
La firma encabezada por Adrián Sada registró una pérdida de 622 millones de pesos durante el primer trimestre del año, atribuída a quebrantos cambiarios, incremento en los niveles impositivos y el alto precio del gas natural.
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Otra firma que registró pérdidas en los primeros tres meses del año fue la Corporación Interamericana de Entretenimiento que encabeza Alejandro Soberón, pese a los magníficos resultados de su división CIE Las Américas, que incrementó su número de Sport Boocks y Yaks en operación, y logró vender una buena parte de los espacios del Centro de Convenciones y Exposiciones Banamex.
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