Colocada en la encrucijada frente a la presión de hacer honor a la congruencia o ceder ante el peso de los intereses económicos en juego, la Comisión Federal de Competencia decide esta semana si le da luz verde o rechaza la fusión entre las firmas ferroviarias Ferromex y Ferrosur.
El primer handicap de la dependencia encabezada por Eduardo Pérez Motta será qué actitud tomar frente al hecho consumado, es decir, el que las compañías transportistas de carga se hayan casado antes de concederse la mano de la novia.
Lo coherente, pues, sería exigir de entrada la disolución del vínculo para inducir sin presiones de hechos consumados la decisión. Sin embargo, dado el estilo de la justicia a la mexicana, el paso se podría alargar durante siete años en una ruta farragosa de amparos tras amparos.
La trampita, pues, fue colocada con frialdad por las firmas encabezadas por Germán Larrea Mota Velasco y Carlos Slim Helú.
Desde otro ángulo, la dependencia en lucha contra las prácticas monopólicas podría aguardar a que se promulgue la reforma a la Ley Federal de Competencia aprobada por el Congreso para contar con más herramientas para apuntalar su decisión? lo que provocaría también una ola de amparos.
El asunto, dirían a coro Larrea y Slim, estaba en la mesa desde antes de la votación en las Cámaras legislativas.
Ahora que la promulgación del ordenamiento y su respectiva publicación en el Diario Oficial va para largo, dado que el presidente Vicente Fox está en campaña para apuntalar el continuismo vía el candidato oficial, Felipe Calderón.
Lo cierto es que en intento de soslayar el rechazo de hace cuatro años tanto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes como de la propia Comisión Federal de Competencia a una solicitud idéntica de fusión de los dos de tres troncales en que se dividió el sistema ferroviario a su privatización, se plantea que el escenario ha cambiado radicalmente.
Si entonces Ferromex y Ferrosur competían contra Transportación Ferroviaria Mexicana, es decir, el tejido noreste de vías, ahora lo hacen contra su nueva dueña: Kansas City Southern México, filial de la estadounidense Kansas City Southern.
La lógica es simple: el tendido de rieles y durmientes se ha extendido a lo largo de Estados Unidos.
La paradoja es que ni así hay empate, considerando que la ruta de la matriz y su filial juntas alcanzaría 8 mil 699 kilómetros? frente a los nueve mil 816 que tienen ya con la fusión por sus pistolas Ferromex y Ferrosur. La diferencia es de 11 por ciento.
Ahora que en otro plano las asimetrías son notables. Las firmas juntas tienen 25 mil 225 carros en servicio, frente a 14 mil 735 del matrimonio Slim-Larrea, además de 43 por ciento adicional en el número de locomotoras; 58 en el monto de ingresos operativos; 55 en el número de carros movidos, y 19 en la cuantía de toneladas de carga transportadas. En el primer caso hablaríamos de 65 mil 663, y en el segundo de 41 mil 957.
El hecho es que bajo ese parámetro habría que agregarle a Ferromex el peso de su socio estadounidense Union Pacific, dueño de 26% de su capital, lo que coloca otra vez la balanza a su favor? en forma escandalosa.
Ubicada como la número una de su país, la firma alcanza una longitud de vía de al menos 43 mil 641 kilómetros.
El escenario, pues, choca contra la argumentación de Ferromex en el sentido que de no darse la fusión se quedaría solitito frente al gigante, cuyo peso aplasta: ocho mil 699 kilómetros de vía contra siete mil 930.
Más allá, 27 mil 229 carros en servicio contra nueve mil 935; 907 contra 541 locomotoras; mil 335 millones de dólares de ingresos operativos contra 640; mil 95 carros movidos contra 531, y 69 mil toneladas de carga movilizada contra 37 mil 815?
Lo inaudito del asunto es que en afán de desactivar el argumento planteado por los privatizadores de cerrar el camino a un monopolio, Ferromex y Ferrosur alegan que un cálculo justo para determinar el peso específico de su fusión sería ubicar en el comparativo a todo el transporte terrestre de carga del país.
Hágame usted el favor.
El volado está en el aire.
Balance general
La noticia es que del plato a la boca se le cayó la sopa a Petróleos Mexicanos en su intento de firmar un nuevo contrato de franquicia con cada una de las siete mil gasolineras del país, cuyo principal atractivo es incrementar de 5.6 por ciento a 6.5 por ciento el margen de comisiones por litro.
Hete aquí que pactado el asunto con la Organización Nacional de Expendedores, a la hora de la verdad ésta se rajó? en una accidentada reunión que provocó gritos y sombrerazos.
Resulta que en afán de ?afinar detalles?, los funcionarios de la paraestatal, encabezados por el subdirector comercial de Pemex Refinación, Carlos Pani, convocaron a una reunión con representantes de cada una de las entidades federativas: dos por cada una.
El caso es que se presentaron 200, todos ellos en de pie lucha, obligando a correr a los mencionados convocantes.
La manzana de la discordia es una cláusula que obliga a las estaciones de servicio a recibir tarjetas bancarias, lo que a su juicio anula la ganancia de la nueva comisión.
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¿Se acuerda usted de la iniciativa de Ley de Establecimientos Mercantiles que congeló el Senado de la República ante la presión de las tiendas de autoservicio y departamentales señalando que se acotaba su crecimiento?
¿Se acuerda que más allá de la protección en favor del pequeño y mediano comercio, el ordenamiento hablaba de regular las relaciones entre los grandes establecimientos y sus proveedores?
¿Se acuerda que se dijo que a cambio habría un pacto entre los actores que permitía armonizar, por la vía del entendimiento, los intereses de todos las partes?
Bien, pues éste se firmará en los próximos días, en base a un esquema confeccionado al alimón por la Concamin, Concanaco y la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales.
La pretensión del impulsor original de la frustrada iniciativa, el senador panista Fauzi Hamdan, es que el acto lo atestigüe el presidente Vicente Fox.
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Hete aquí que hace unos días, convocada la dirigencia empresarial a la reunión mensual que sostiene con el presidente Vicente Fox, el presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Alberto Núñez Esteva, se atrevió a lo impensado: pedirle moderación al Ejecutivo.
Textualmente, el dirigente empresarial habló de un activismo preocupante del Ejecutivo para promover la opción del candidato panista a la Presidencia de la República, lo que a su juicio ?descomponía el proceso?.
La reacción del aludido fue de furia.
-Esas son mentiras -dijo, seco.
Como usted sabe, la Coparmex se ha identificado tradicionalmente con la causa panista.
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Pese a la crisis de sus matrices en Estados Unidos, la participación de las ensambladoras de vehículos radicadas en México en el mercado de allende el Bravo ha crecido espectacularmente.
Si en 2005 se tenía una rebanada en automóviles equivalente a 6.2 por ciento del pastel, hoy llegamos ya a 11 por ciento. En el caso de camiones el salto es aún más sorpresivo: de 35.5 por ciento a 48.4 por ciento.
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