¿Ni cosquillas?
Aunque la posibilidad de una clausura definitiva de la mina Pasta de Conchos de San Juan de Sabinas, Coahuila, pesaría en el papel más contra la comunidad que contra su dueño, el Grupo Industrial Minero México, en la práctica retrasaría la posibilidad de una colosal inversión energética.
Estamos hablando de una termoeléctrica destinada a alimentar la totalidad de las minas que mantiene en el norte del país la empresa encabezada por Germán Larrea García Mota, incluídas, naturalmente, las que proveen materia prima a Mexicana de Cobre y Minera de Cananea.
El carbón que se extrae de la mina que se ubica como tumba temporal de 65 mineros serviría de combustible para generar la energía privada que surgiría en la magia de los permisos que otorga a racimos la Comisión Reguladora de Energía.
Actualmente la mayor parte de la materia prima producida por la trágica veta cuya explosión provocó un enfrentamiento frontal entre el gobierno federal y el local y entre la empresa y el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, se emplea en el procesamiento de cobre de una planta del conglomerado ubicado en San Luis Potosí, cuya producción es inferior al dos por ciento del total.
El resto se le vende a compañías siderúrgicas locales, entre ellas las que mantiene Altos Hornos de México.
Los ingresos obtenidos, naturalmente, son simbólicos o si lo prefiere apenas representan una décima de punto de la facturación global de la firma creada hace 40 años por Jorge Larrea Ortega, uno de los empresarios más polémicos de su tiempo.
De hecho, el cálculo frío de la empresa habla que de cerrarse la mina carbonífera durante una temporada larga, el procesamiento de los concentrados de cobre se trasladaría de San Luis Potosí al complejo metalúrgico La Caridad.
El problema, pues, es la termoeléctrica, cuya construcción estaba prevista para iniciarse a finales del año, en un escenario en que el cálculo hablaba de reducir en 40 por ciento el costo de la energía eléctrica que actualmente provee la Comisión Federal de Electricidad.
Y el problema, más allá, es el desprestigio que arrastra la compañía encabezada por el "rey del cobre", en un escenario en que las firmas multinacionales han adoptado un rígido código de ética que les impide hacer negocios con empresas que mantienen estándares inferiores al promedio permitido en materia de seguridad industrial.
Minera de México, pues, podría perder al 20 por ciento de su clientela, en un horizonte en que tras dos años de altos precios de cobre ante una demanda extraordinaria de China y Estados Unidos, los analistas hablan de un proceso de declinación.
De hecho, para este año se avizora una caída de 25 por ciento.
Adicionalmente, es evidente que frente al ridículo en que se colocó el gobierno federal frente a las argucias de la firma para retrasar la mala nueva a los familiares de los trabajadores sacrificados, se agudicen hoy las exigencias para la empresa en materia de seguridad, condiciones de trabajo y aún cuidado del medio ambiente.
Más aún, el pésimo ambiente en torno a los dueños de la compañía, pese a sus promesas de enfrentar la educación de los huérfanos y mantener el pago de la nómina en tanto la mina permanezca cerrada, podría pesar en el ánimo del pleno de la Comisión Federal de Competencia a la hora de autorizar o rechazar una eventual fusión de su filial de transporte de carga ferroviaria Ferromex con la firma Ferrosur de Carlos Slim Helú.
La paradoja del caso es que el gobierno federal, más concretamente la Secretaría del Trabajo, planteaba realizar en las próximas semanas un evento extraordinario en las instalaciones de la Compañía Minera de Cananea, en conmemoración del centenario del asesinato brutal de los trabajadores de la factoría que protestaban por las pésimas condiciones de trabajo.
La represión, la recordará usted, fue realizada a pedido de los dueños estadounidenses de la empresa, por un grupo de rangers que cruzaron impunemente la frontera.
El episodio, en paralelo al salvaje crimen de los trabajadores textileros huelguistas de Río Blanco, tres años antes, desataría la ira que incendió la revolución.
Digamos que el Grupo Industrial Minero México se lavaría la cara con el acto cívico frente a una larga tradición de conflictos con sus trabajadores, que se han traducido en huelgas, paros, plantones, despidos injustificados, denuncias de condiciones insalubres, represión?.
No hay año en que dejen de estallarle al menos tres conflictos laborales a la compañía aquí y en sus filiales del exterior.
Por lo pronto, los trabajadores de la planta transformadora de residuos de cobre de San Luis Potosí, conocida como IMMSA Cobre y Zinc, se aprestan a realizar paros en protesta por las pésimas condiciones de trabajo, que han provocado ya tres accidentes.
¿Ni cosquillas le hace a su dueña la explosión en la mina Pasta de Conchos?
Balance general
Más de lo mismo: De acuerdo a los analistas, el valor de mercado del Grupo Industrial Minero México alcanza nueve mil 26 millones de dólares, de los cuales ocho mil 26 corresponderían a su participación de 75 por ciento en la empresa que controla todas sus plantas productoras de cobre en México y en Perú.
En paralelo, a su negocio ferroviario se le asigna un costo de mil 200 millones de billetes verdes, mientras a su filial Asarco Mexicana se le ubica con un valor negativo de 200 millones de dólares, dadas las contingencias ambientales y laborales que enfrenta.
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Lo curioso del caso, frente al recelo con que ve el gobierno al dirigente del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares, Napoleón Gómez Urrutia, tras la prolongada huelga que provocó en la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas y su papel crítico frente a la explosión de la mina Pasta de Conchos, es que él fue quien le cobijo en momentos críticos.
Apadrinado por el entonces secretario del Trabajo, Carlos Abascal Carranza, el ex director de la Casa de Moneda pudo sortear una embestida de las bases que le acusaban de carecer de experiencia laboral y sindical, considerado que heredó el cargo de su padre, Napoleón Gómez Sada.
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A 24 horas de la elección, los dos candidatos en la pelea por la presidencia de Canacintra aducen tener la mayoría de votos en el bolsillo.
Mientras los partidarios de la reelección de Cuauhtémoc Martínez hablan de contar con la aprobación del 60 por ciento de los delegados y de ocho secciones, los que apoyan la llegada de Juan Pablo Vilar hablan exactamente de los mismos porcentajes.
Más aún, se señala en este último caso la existencia de cartas de adhesión por parte de las secciones de Industrias Médicas, Alimentos Bebidas y Tabaco, y Técnica Industrial, además de la certeza de voto mayoritario en las de Tecnología y Automotriz.
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A iniciativa del diputado Jesús González Schmal, la Cámara de Diputados analiza un punto de acuerdo para solicitar la comparecencia del director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA), Ernesto Velasco, para explicar la causa de la falla en los radares que paralizó el fin de semana tres horas las operaciones del aeropuerto "Benito Juárez" de la ciudad de México.
La exposición de motivos habla de sospechas de sabotaje o de problemas graves de mantenimiento, dado que de acuerdo a los técnicos el desperfecto debió arreglarse en cinco minutos.
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Esta noche en el Palacio de Iturbide de la calle de Madero, conocido hoy como Palacio de Cultura Banamex, se presenta el libro "Un hombre confiable. Rubén Aguilar Monteverde".
Estamos hablando de una profusa semblanza del ex banquero, alguna vez presidente de la Asociación de Banqueros de México, ilustrado con fotografías de su vida.
La obra la editó Banamex, de quien fue vicepresidente.
El propio Aguilar Monteverde será uno de los presentadores.
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