A contrapelo de sus propias promesas de frenar la catarata hasta encontrar la brújula, el gobierno foxista está empeñado en firmar dos nuevos acuerdos de libre comercio antes de cerrarse el telón, éstos con Brasil y Argentina? como ariete para cobijar Sudamérica.
De cubrirse la expectativa, el país habrá acumulado 13 pactos mercantiles con cobertura a 45 países, con la novedad de que 12 años después no se ha consolidado aún la estrategia para aprovechar el primero. De hecho, expandida la red de Estados Unidos hacia el hemisferio, pese al fracaso de la iniciativa del llamado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, los signos indican que México perdió ya el camión.
Pese a lo desabrido de su fugaz visita a nuestro país, el ex presidente Ernesto Zedillo dejó en la mesa una triste realidad: México está en el umbral de perder las ventajas preferenciales que goza con los acuerdos de libre comercio.
El país, se lamentó, gozó de enormes ventajas que no supo aprovechar, y ahora las ventanas de oportunidad se están cerrando? por más que haya soslayado que ni en su gobierno ni en el salinista se diseñó una política industrial que nos apuntalara.
La paradoja del caso es que el país expandió su horizonte de TLC?s en afán de diversificación frente a la excesiva dependencia del mercado de Estados Unidos, sin lograr cortar aún el cordón umbilical.
El año pasado el 88.16 por ciento de nuestros envíos al exterior se fueron hacia la nación de allende el Bravo y Canadá. Dicho del otro lado de la moneda, sólo el 7.92 por ciento de las exportaciones totales del país llegó al resto de las naciones con las que tenemos acuerdos mercantiles.
Lo trágico del asunto es que el superávit que se mantiene con el mercado del TLCAN, se desvanece con el resto.
Y aunque se dijo que se trataba de problemas de adaptación a los nuevos esquemas de intercambio, vamos que en cuanto México hiciera caminito la situación se revertiría, lo cierto es que caminamos como los cangrejos.
Si al inicio del Gobierno foxista México mantenía un saldo favorable a su causa con 15 de los 43 países en el concierto de TLC?s, hoy alcanzamos un escenario similar con sólo 10, por más que la ganancia sea sólo de dos mil 447 millones de dólares.
Peor aún, si en el año 2000 teníamos un déficit de 16 mil 76 millones de dólares con los 33 países restantes, el año pasado éste se elevó a 30 mil 837 millones, es decir nos vendieron otros 14 mil 761? o si lo prefiere no fuimos capaces de seguirles el paso en materia de reciprocidad. Digamos que aunque entre el 2000 y el 2005 nuestras exportaciones en el marco del TLCAN crecieron en 37 mil 665 millones de dólares, las ventas a la Unión Europea sólo lo hicieron en cuatro mil 74; las del Triángulo Norte en 418; las del G3 en 88; las de Chile en 71; las de Nicaragua en 214; la de Uruguay en 524; las de Costa Rica en 98, y las de Bolivia en apenas 10.
Más grave aún, hete aquí que en el periodo las ventas de México a Japón disminuyeron en 44 millones de dólares. Del otro lado de la moneda, aunque le compramos siete mil 94 millones de dólares menos a Estados Unidos y Canadá, en contraste la factura de importaciones procedentes de la Unión Europea se incrementó en diez mil 795 millones; la de Japón en seis mil 542; la de Chile en 800; la de Israel en 73, y la de Bolivia en 17.
En los primeros cinco años del gobierno foxista, en paralelo, aunque el país logró incrementar sus ventas en naciones ajenas al ámbito de los TLC?s, a la hora de integrar la balanza comercial resultamos con un desequilibrio inaudito de 30 mil 818 millones de dólares.
Si desde un ángulo la facturación se incrementó en tres mil 156 millones de dólares, al venderle mil 432 más a China; 930 a Aruba; 381 a Argentina; 372 a Brasil, y 130 a Singapur, del otro la explosión de importaciones nos aplastó.
Si en el año 2000 les comprábamos 18 mil 182 millones de dólares, para el 2005 la catarata llegó a 51 mil 515, es decir el avance fue de 33 mil 333 millones. El eje del ataque lo mantuvo China, con 14 mil 750 millones más de facturación, seguido de Brasil, con tres mil 908: Corea, con dos mil 775; Malasia, con dos mil 283; Taiwán, con dos mil 52; Singapur, con mil 609, y Tailandia, con mil 41.
México, pues, abrió sus fronteras sin tener parque para pelear la reciprocidad, en un escenario de golpes sin ton ni son.
¿Se acuerda usted cuando se decía que el principal objetivo del TLCAN era aprovechar las ventajas comparativas de cada país en la producción compartida; incrementar la competitividad en la producción de bienes y servicios en el mercado regional e internacional; generar empleos, y elevar la calidad de vida de la población?
¿Se acuerda de las promesas de acotar el flujo migratorio al multiplicar las oportunidades en México? ¿Se acuerda cuando se hablaba de un colosal esfuerzo de promoción para ubicar nichos en el exterior?
¿Dónde quedó la bolita?
Balance general
Lo que se planteó como un intercambio civilizado de expectativas en torno a la sucesión presidencial entre cinco empresas encuestadoras del país, convocado por el Club de Industriales, casi termina en campal.
La paradoja del caso es que la pelea no era sólo entre los representantes de las firmas convocadas, sino entre éstas y el público, en su mayoría identificado con la causa panista.
En la cumbre del exceso, se aplaudía a rabiar cuando se hablaba de tendencias favorables al candidato panista, Felipe Calderón Hinojosa, y se abucheaba cuando éstas apuntaban hacia el candidato de la Alianza por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador.
Los debatientes se identificaban en dos bandos: uno integrado por representantes de Consulta Mitofsky; Demotecnia, es decir María De las Heras, y Parametría, y otro por los de GEA y Asociados y Alduncin.
El común denominador del primero es contabilizar una ventaja de entre dos y cuatro puntos de López Obrador, colocando cerca de los punteros al aspirante priísta Roberto Madrazo Pintado, y el segundo ubicando un margen similar a favor de Felipe Calderón, pero descartando de plano a éste. La gritería se prolongó hasta las diez de la noche del martes.
La sorpresa es que el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios ya tiene en la antesala su gallo para pelear la sucesión en el Consejo Coordinador Empresarial. Estamos hablando del recién reelecto presidente del Consejo Mexicano para la Exportación, Comce, Valentín Díaz Morodo, hasta hace unos meses vicepresidente del Grupo Modelo.
Hasta hoy el único que había levantado la cabeza en el proceso para ubicar al sucesor de José Luis Barraza en la presidencia del organismo cúpula de cúpulas era el presidente de la Concamín, León Halkin.
Como usted sabe, a pretexto de mantener la interlocución durante el proceso electoral y el periodo para la legitimación de un presidente electo, se alargó la gestión de uno y otro hasta agosto próximo.
Firmada una alianza con la firma de remesas Money Gram, la cadena de tiendas Wal Mart entró al negocio para competir contra Elektra.
Los envíos de trabajadores migrantes en Estados Unidos, empero, no podrán ser mayores a mil dólares. Ahora que el gancho es un descuento de tres por ciento sobre las tarifas promedio del mercado.
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