Las señales apuntan a una abrupta extinción de la apasionada luna de miel entre las cúpulas privadas y el gobierno foxista, cultivada al fragor de complicidades en los malabares electorales para favorecer al candidato común, sin importar el costo.
La manzana de la discordia es la prisa por cerrar el sexenio añadiendo cuatro nuevos eslabones a la larga cadena de tratados de libre comercio, a contrapelo de la promesa presidencial de cerrar las ventanillas para hacer un inventario.
En la lista están dos países con los que se había cerrado el telón a falta de consenso, es decir Singapur y Corea del Sur, en paralelo a Perú y Argentina, cuya intención apunta más hacia lo político que lo práctico.
Se diría, pues, que la intención, a falta de resultados de un sexenio que se perdió en frivolidades y fantasías, es llenar la estadística? por más que se habla de acuerdos ligth.
La ira de los organismos empresariales apunta hacia la incapacidad del gobierno para consolidar lo alcanzado, en un escenario en que pareciera que lo menos importante es ganar. De los 43 países con los que México ha pactado abrir las fronteras, sólo con 11 mantenemos un saldo favorable en la balanza de pagos.
Peor aún, hete aquí que al principio del régimen la lista de naciones con más exportaciones que importaciones llegaba a 15.
La reversa se llevó a Holanda, Hungría, Portugal y Costa Rica, en paralelo a España, cuya conquista comercial se agotó en una sola mercancía: el petróleo, cuya oferta alcanza el 81.3 por ciento del flujo total.
Y aunque por bloque nuestra carta estelar, es decir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, nos permitió el año pasado presumir de su superávit de 64 mil 951 millones de dólares, al exportar 184 mil 520 e importar 124 mil 564, en el desglose perdimos con Canadá.
Hete aquí que en el mismo lapso le vendimos al país de la hoja de arce cuatro mil 236 millones de dólares, pero le compramos seis mil 163, es decir el desequilibrio se ubicó en mil 933. Y a contrapelo de la demagogia que ubicaba la esperanza de diversificación de nuestros envíos al exterior con el acuerdo con la Unión Europea, se da el caso que si bien el año pasado le vendimos nueve mil 821 millones de dólares, le compramos el escándalo de 25 mil 758 millones. El déficit, pues, fue de 15 mil 937.
Peor aún, las cifras señalan que en el año 2000 las importaciones procedentes del bloque habían alcanzado 14 mil 963 millones de dólares, es decir saltaron en el lapso en 10 mil 795? en tanto las exportaciones crecían sólo cuatro mil 74, al pasar de cinco mil 747 a nueve mil 821. Ahora que a Israel, otro de los países en la lista de TLC?s le vendimos en 2005 apenas 86 millones de billetes verdes, pero le compramos 370.
Y si le seguimos, a Chile le facturamos 502 millones y nos envió mercancías por mil 754. La paradoja del caso es que antes de la catarata de acuerdos mercantiles les vendíamos más a las naciones signantes y les comprábamos menos.
Para no ir lejos, a Japón le exportamos en el año 2000, 932 millones de dólares, con la novedad de que en el 2005 la cifra bajó a 888. Del otro lado de la moneda, si entonces le importábamos seis mil 480 millones, la cifra se duplicó con creces, para llegar a 13 mil 22.
Y para no pisar más callos agregaríamos sólo que el año pasado del total de las exportaciones del país sólo el 7.92 por ciento apuntó hacia las naciones con las que celebramos tratados de adicionales al firmado con Estados Unidos y Canadá.
¿Nos bailaron a la hora de negociar? ¿Nos comprometimos a lo que no teníamos? ¿Nos quedó grande el saco de acuerdo preferencial?
Lo cierto, dígase lo que se diga, es que México no supo o no pudo en su momento aprovechar la ventaja de ser el único con un acuerdo con Estados Unidos y Canadá, engolosinándose con otros países sin esperar a posesionarse. Más aún, a contrapelo de las naciones con que se lanzó la catarata, nuestro país no planteó una estrategia de fortalecimiento industrial que permitiera aprovechar las economías de escala.
Y si le seguimos, tampoco se diseñaron programas ni estrategias de promoción de las exportaciones.
México, pues, se lanzó a la conquista del nuevo mercado global sin más armas que los discursos simplones. ¿Le colocamos otras cuatro medallas al gobierno foxista?
Balance general
Más de lo mismo: Por lo pronto, tres de los cuatro países en la lista de acuerdos mercantiles ligth llegan con una amplia ventaja a sentarse a la mesa de negociación.
Corea, por ejemplo, nos vendió el año pasado mercancías por mil 965 millones de dólares, comprándonos a su vez apenas 241 millones, en un escenario en que en el año 2000 le exportábamos 179 millones y le importábamos tres mil 646.
Singapur, a su vez, nos vendió dos mil 215 millones, es decir más de tres tantos de los 606 facturados en el 2000, en tanto nos compró 326 millones, frente a los 196 de un lustro antes. Finalmente, Argentina nos facturó en el 2004 mil 302 millones de dólares, es decir más de seis tantos de los 212 del año 2000, mientras nuestra ofensiva exportadora saltó de 289 a 676 millones.
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A unas horas de vencerse los dos emplazamientos a huelga colocados en la mesa por los siete mil trabajadores del Servicio Panamericano de Protección, no existe aún viso alguno de arreglo, por más que la parte de incremento salarial podría estar finiquitada. El punto que atora el final feliz es la exigencia de los sindicatos que mantienen los contratos colectivos a nivel local y nacional de renovar los mil 500 unidades que integran la flota de la firma de transportación de valores propiedad de una docena de bancos.
El reclamo habla de carencia de las más elementales medidas de seguridad. Lo dramático del asunto es que la parte patronal no se presentó el fin de semana pasado a una reunión de avenimiento convocada por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.
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Finalmente, como le adelantamos en este espacio, la Secretaría de Hacienda negoció con la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas una catarata de beneficios fiscales para resarcirla de las pérdidas provocadas por el paro ilegal de cuatro meses promovido por el Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares. La travesura, a título de exigir el reconocimiento de Napoleón Gómez Urrutia, pues, la pagaremos todos los mexicanos.
Ahora que en afán de no discriminar a nadie, la dependencia encabezada por Francisco Gil Díaz extendió la cobija a las compañías del grupo Industrial Minera México ubicadas en Sonora. La exención alcanza el pago del impuesto al activo, a los derechos por consumo de agua y explotación de minas, entre otros?
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La sorpresa llegó ayer al conocerse la adquisición de las cadenas de cines MMCinemas y Multimax, por parte del fondo de capital privado Southern Cross, en alianza con la firma financiera global Morgan Stanley. Las empresas pertenecían al grupo Multimedios, propiedad de Francisco A. González, cuyo ámbito alcanza prensa, radio y televisión. Suyo es, por ejemplo, el grupo de diarios Milenio.
MMCinemas, ubicada como la segunda cadena más grande del país por su número de salas, y la tercera por su monto de facturación, se fusionará a Multimax, un circuito de cines con presencia en pequeñas ciudades del interior, con la cual tendrá 79 teatros y más de 700 salas en 42 ciudades de 21 entidades federativas. La firma compradora opera en Argentina, Chile y Brasil.
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