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EMPRESA | Vendemos y ya

Alberto Barranco

La reacción a bote-pronto del Grupo México a la notificación oficial del rechazo definitivo de la Comisión Federal de Competencia a la fusión, consumada en los hechos, de los troncales de carga ferroviaria Ferromex y Ferrosur fue similar a un berrinche infantil: Vendemos y ya.

De hecho, la firma de Germán Larrea Mota Velasco barajó, como no queriendo, cuatro posibles compradores, todos ellos extranjeros: su socio en la primera de las firmas, Union Pacific; CSX, Burlington y Canadien, la compañía más importante de la nación de la hoja de arce.

Total, si no quieren mexicanos que venga el capital extranjero?

El problema para la empresa, de entrada, es que a querer o no tendría que disolver el vínculo entre los troncales, lo que le daría la razón a la dependencia en lucha contra las prácticas monopólicas.

Más allá, tendría que lidiar ahora con el incierto de una nueva autorización, ésta de la Comisión Nacional de Inversiones Extranjeras, en el entendido que la Ley no permite la participación foránea mayoritaria en materia ferroviaria, por más que ahí está Kansas City Southern, quien adquirió la concesión otorgada originalmente a Transportación Ferroviaria Mexicana, para comprobar lo contrario.

Ahora que el pataleo se explica por una causa: el rechazo de su recurso de reconsideración frente a la decisión original de no autorizar la concentración deja en suspenso sus planes para integrar las empresas en una Operadora Integral que se consolidaría en 2007. Más aún, se planeaba una colocación accionaria de las firmas integradas, lo que permitiría poner en marcha un conjunto de planes de negocio que se habían anunciado previamente a la clientela.

La promoción hablaba de ?mejoras importantes en el servicio al evitarse intercambios entre ferrocarriles?, además de ?mejoras importantes en el servicio de Ferrosur, al entrar a los estándares de Ferromex?. La línea ferroviaria presumía de ser la más puntual de las que operan en el país? y la Unión Americana, con un 64 por ciento de efectividad, frente al 54 de Union Pacific y el 58 de Kansas City Southern.

Adicionalmente, se hablaba de ?mejoras importantes en productividad que permitirá mayor competitividad contra otros medios de transporte?. La clientela, juraba la propaganda, tendrá mayor valor agregado con un número más grande de equipos de arrastre; con mejor productividad en fuerza motriz; con una sola fuerza de ventas; con un solo centro de servicio a clientes; con una mayor red de servicios e instalaciones de apoyo, ya terminales intermodales, automotrices y de trasvase.

Más allá, se hablaba de conexiones directas entre los puertos comerciales más importantes de México, Manzanillo y Veracruz, en paralelo a ?más opciones para transporte por tierra o por mar?. Digamos que Ferromex construyó castillos en el aire antes de saber si le autorizaban o no el matrimonio con Ferrosur.

Por lo pronto, el Grupo México promoverá un juicio de nulidad frente a la resolución tomada por la unanimidad del pleno de la Comisión Federal de Competencia, utilizando como ariete dos argumentos.

El primero habla de que la dependencia debió plantear como marco relevante la totalidad del esquema de carga en el país, es decir incluir también los transportes terrestres y los marítimos, sobre la base de que la carga ferroviaria representa apenas el 17 por ciento de la demanda. Más allá, se plantea que la CFC comete ?errores de análisis económico?, entre ellos el definir arbitrariamente la concentración en todo lo que representa el mercado nacional, en lugar de segmentarla por regiones, dado que en ningún momento se enciman las redes de Ferromex y Ferrosur.

A la letra, la firma señala que no es posible considerar como operación relevante el enviar la producción de la planta de Ford de Hermosillo a Nogales o los granos de Veracruz a la capital del país.

El problema es que el procedimiento se alargaría entre seis y ocho años. Y el problema es que en su folleto promocional en aval del matrimonio, el Grupo México sostenía que uniría ?sin costuras? el sur/sureste y el centro/pacífico y noroeste del país.

Más aún, se presume que juntas la telaraña de redes y durmientes de Ferromex a Ferrosur a la par del porcentaje que tendrían ambos en el ferrocarril del Valle de México, saltarían de Xalostoc a Teotihuacan y de ahí a Veracruz o Irolo y Ciudad Sahagún, o bien de Lechería a Soledad y de ahí a Pachuca?sin cruzar nunca la Ciudad de México.

Más aún, el tejido sólo pagaría derechos de paso al saltar de Vivorillas, Querétaro, a Saltillo y Ramos Arispe, o de Coatzacoalcos a Salina Cruz, vía el ferrocarril transísmico.

Estamos hablando, pues, de patadas de ahogado, incluída la amenaza de entregar los ferrocarriles en su conjunto al capital extranjero. ¿Derecho de pataleo?

Balance general

La gran sorpresa en la designación del primer paquete de colaboradores del gobierno que encabezará Felipe Calderón, más que la inclusión como secretaria de Energía de Georgina Kessel, hasta ayer directora de la Casa de Moneda, es que la posición se le haya arrebatado al Grupo Monterrey.

Como recordará usted, éste la mantuvo a lo largo y ancho del sexenio foxista con Ernesto Martens, Fernando Elizondo y Fernando Canales Clariond.

Ahora que, rechazada por el PRI la posibilidad de que se aceptara como cuota de partido la inclusión del ex secretario de Energía, Luis Téllez, el oxígeno le llegó a éste al placearlo la prensa estadounidense como un prospecto que tendría el visto bueno de la Casa Blanca.

Y si bien Javier Lozano Alarcón no tiene en el papel el perfil para ocupar la Secretaría del Trabajo, desarrollada su carrera en el sector de las telecomunicaciones, al menos es abogado, no ingeniero químico como el actual titular de la cartera.

Ahora que hagan lo que hagan Téllez y Lozano, su papel será más relevante que el de los funcionarios a quienes sustituirán.

Y aunque nunca tuvo personalmente el cargo, se diría que Eduardo Sojo repite en la Secretaría de Economía. Llama la atención, por lo demás, que los seis nombrados sean egresados de universidades privadas, con la novedad de que la mitad salió del Instituto Tecnológico Autónomo de México.

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Anoche, en el Castillo de Chapultepec, la Fundación Mexicana para la Salud le entrego al presidente electo, Felipe Calderón, un texto que condensa sus propuestas, bajo el título de ?La Salud en México 2006-2012?.

El documento engloba desde la exigencia de salud pública para todos, hasta las líneas de salida a la problemática del Seguro Social, el abasto de medicamentos y los programas de medicina preventiva.

En el evento, la presidente del organismo, María Luisa Barrera de Serna, convocó a un homenaje al fundador de éste, Carlos Abedrop Dávila, quien hace 15 años convocara a 100 empresarios a realizar una aportación inicial para la causa filantrópica, cuyo monto replicaría el gobierno en turno.

La promesa se agotó en el sexenio salinista. En la presidencia de Funsalud han pasado Alfredo Santos, Guillermo Salas, Manuel Martínez Domínguez, Ernesto Rubio Del Cueto, Fernando López Silanes y Pablo Escandón Curi.

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Con una inversión de 350 millones de pesos la cadena de tiendas Gigante abre hoy un nuevo Centro de Distribución, ubicado en Tultitlán, Estado de México. El local cuenta con una planta procesadora de carnes a la que se ubica como la más avanzada del país.

En total, la cadena cuenta con 594 unidades en sus diferentes formatos de negocios, de los cuales 279 corresponden a las modalidades de bodega, centro comercial, super Gigante y super precio; 128 a Office Depot; 133 a Radio Shack y 59 cafeterías y restaurantes Toks.

albertobach@yahoo.com.mx

barrancoalberto@prodigy.net.mx

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