-Ping pong.
-Pensiones de lujo.
-Otra línea aérea.
En lo que representa un curioso juego de ping pong, la Secretaría de Economía está abriendo cupos para la importación masiva de azúcar refinada de Centroamérica, cuyo propósito es atender el abasto de empresas Pitex o maquiladoras orientadas a la exportación.
La catarata, inédita desde hace 18 años, podría alcanzar hasta 150 mil toneladas, que llegarían al país sin arancel o impuesto alguno de importación al calce. La paradoja del caso es que aún cuando ya no se habla de zafra record en el país, las existencias del dulce en bodegas parecieran suficientes para atender con creces la demanda interna.
Estamos hablando, en la antesala de la cosecha del ciclo 2005-2006 a iniciarse en octubre, de 2.54 millones de toneladas, el 30 por ciento de las cuales, es decir 762 mil, son de calidad refinada, y el resto estándar.
De acuerdo a la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, la demanda mensual del producto es de 416 mil toneladas, es decir habría parque para más de cinco meses.
En el caso concreto del azúcar refinada, la demanda interna alcanza a nivel anual entre 1.7 y 1.8 millones de toneladas? frente a una producción estimada en 2.1 millones.
Ahora que el cálculo habla de una zafra suficiente para producir cinco millones 286 mil toneladas del dulce, es decir 286 mil más de la demanda interna.
México, pues tendría incluso sobrantes para exportar.
¿A qué rayos, pues, la importación masiva?
La respuesta de ubica en una sola palabra: desorden. Digamos que pese a que tuvo en su momento la rectoría del sector al expropiar 27 ingenios que representan el 50 por ciento de la producción nacional, el gobierno no fue capaz de planificar, es decir equilibrar el mercado entre azúcar estándar y refinada.
La preocupación de los administradores públicos se agotó en hacer negocios personales.
De hecho, ingenios como Casasano, Providencia, Cuautotolapan, Plan de San Luis, Benito Juárez y Puga, reputados como los principales productores de azúcar refinada o blanca, orientaron sus máquinas hacia la estándar, en tanto San Cristóbal, el mayor refinador del país, se mantuvo en huelga durante meses.
El caso es que el quiebre llegó, paradójicamente, con un regalo del cielo: la posibilidad de exportar 600 mil toneladas anuales sin pago de aranceles a los Estados Unidos? de azúcar refinada. Reacio durante 12 años a abrir su frontera a los excedentes de producción del país como lo estipulaban los compromisos derivados del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte, al vecino de allende el Bravo le cayó una grave escasez que le obligó a recular? con creces.
Abierta, pues, la puerta de par en par, nadie se ocupó de formar una fila para atender la demanda, con la novedad de que en el río revuelto se exportaron entre noviembre y diciembre del año pasado 250 mil toneladas.
Peor aún, cuando la Secretaría de Economía percibió el problema, ubicó un remedio peor que la enfermedad: Entregarle los permisos de exportación libre de arancel a la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera, quien los repartió indiscriminadamente, es decir sin distinguir entre ingenios que producían azúcar refinada y estándar.
El resultado fue el surgimiento de un mercado negro? de azúcar blanca.
Los permisos, pues, se venden al mejor postor, con énfasis, naturalmente, en las empresas comercializadoras internacionales instaladas en el país, con un precio que oscila entre diez y 60 dólares por tonelada? en la lógica de que la exportación con arancel al calce costaría 70.
El negocio del año.
Lo dramático del asunto es que en su afán de lanzar la bolita y de paso fortalecer al organismo empresarial, la dependencia no tomó en cuenta que en un escenario de libre afiliación no todos los ingenios pertenecen a éste, con la novedad de que entre los ausentes están los del noroeste del país? que producen azúcar refinada.
La importación masiva, pues, permitirá tapar un agujero? para abrir otro.
Balance general
Más de lo mismo: Lo curioso del caso es que la Cámara Nacional de las Industrias Azucarera y Alcoholera acaba de contratar a dos despachos de contadores públicos para auditar las existencias reales de azúcar en el país, según ello para evitar ?especulaciones innecesarias?.
El resultado se le entregaría a la Secretaría de Economía.
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En afán, dice, de sanear sus finanzas e iniciar un nuevo capítulo de reestructura de sus servicios, Nacional Financiera le está pidiendo a la Secretaría de Hacienda incluir en el presupuesto para el año próximo una partida especial para su causa de dos mil 500 millones de pesos.
Los recursos, a título de aportación de capital, permitirían tapar el boquete en el fondo del banco de desarrollo para atender las solicitudes de pensiones y jubilaciones de sus empleados. La promesa habla, además, de negociar con el sindicato un nuevo escenario para modificar las condiciones de retiro a futuro, garantizándose un fondeo racional.
El ahorro sería de entre 30 y 60 por ciento. Lo que no se dice es que el peso de la carga la tienen los ex directores y subdirectores de la intermediaria, a quienes se jubiló sin alcanzar ni de lejos los requerimientos de cotización.
¿Se acuerda que Gilberto Borja Navarrete, en un gesto de dignidad, rechazó la jubilación que se le ofrecía tras dos años escasos como director general? ¿Se acuerda de las pensiones de José Ángel Gurría y Oscar Espinosa Villarreal?
La lista es interminable.
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En lo que representa un nuevo gancho al hígado para los accionistas privados de Mexicana de Aviación, está por entrar a la pista una nueva línea aérea de bajo costo, cuyo socio principal es el ex presidente de Bancrecer, Roberto Alcántara, quien utiliza como controladora al Grupo Iamsa (Inversionistas en Autotransporte de México).
La firma, bajo la razón social VivaAeroBus, despegará desde el aeropuerto de Monterrey. El operador será la empresa irlandesa Ryanair de Tony Ryan. La novedad es que la firma, a diferencia del resto, abrirá su pista hacia vuelos internacionales, llevando la mano Estados Unidos.
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Atenida al éxito indiscutible del fenómeno Big Cola, la empresa Ajemex está expandiendo sus tentáculos hacia el sureste del país, instalando la que sería su quinta planta en México.
La filial de la firma peruana Ajegroup deshoja la margarita para ubicar la sede de la factoría entre Chiapas, Tabasco y Yucatán. Por lo pronto, la decisión es que ésta produzca no sólo sus marcas Big Cola y First, sino agua embotellada bajo la etiqueta Arce, y bebidas energéticas con el sello de Sporade.
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En cumplimiento estricto a los compromisos adquiridos en el título de concesión otorgado a su privatización, el Grupo Aeroportuario del Pacífico invertirá este año dos mil millones de pesos en la modernización de su estructura.
El objetivo, señala la firma en proceso de venta en los mercados internacionales del porcentaje de capital que mantiene el gobierno, es elevar los niveles de eficiencia y operatividad.
albertobach@yahoo.com.mx
barrancoalberto@prodigy.net.mx
