Yerno contra suegro
La manzana de la discordia entre Alfonso Romo Garza y Alejandro Garza Lagüera es la venta en diciembre del año pasado a la multinacional Monsanto de la principal subsidiaria de Savia, Seminis, en un precio de 3.40 dólares por acción.
A la callada, en agosto del año pasado Alfonso Romo Garza adquirió un pequeño banco en Estados Unidos con el que pensaba integrar un grupo financiero en matrimonio con su casa de bolsa Vector, uno de los escasos sobrevivientes del imperio empresarial que forjó al inicio de la década de los 90.
La sociedad crediticia empezaría a operar a partir de junio de este año, a imagen y semejanza de Ve Por Más de la familia Del Valle, es decir como banco virtual.
La rendijita, a juicio del alguna vez presidente de Empresas La Moderna, Seguros Comercial América, Grupo Pulsar, Grupo Savia y un conjunto de hospitales, es decir, cigarros, pólizas, operaciones financieras y bursátiles; alimentos genéticamente modificados y salud, le permitiría recuperar gradualmente su estatus... y en una de esas hasta regresar al grupo de los 10... empresarios más prominentes de Monterrey.
Por lo pronto había recuperado, por la vía de un amparo contra los acuerdos de una asamblea que votó su destitución, la presidencia de Savia, y de manera alterna promovido la agrupación política Opción Ciudadana, con la mira de convertirla en partido político... que lo postularía como candidato a la Presidencia de la República. Una vela, pues, a Dios, y otra al diablo.
El problema es que para entonces el grupo de accionistas de Savia ?encabezado por su suegro, Alejandro Garza Lagüera?, quien lo había derribado del pedestal, tenía acumuladas supuestas pruebas de malversación de fondos con las que activó una denuncia penal en su contra.
En respuesta, Romo Garza presentó a su vez una querella por la misma vía contra su pariente político, al que acusó de fraude por haberse negado a cumplir un contrato que le obligaba a entregarle el 11.7 por ciento de las acciones de Savia, a cambio de un pago en especie, fundamentalmente terrenos e inmuebles.
Con las acciones en la mano, y acompañado de otros accionistas inconformes con la actuación de Romo, el suegro había promovido su destitución en una asamblea banquetera celebrada en el hospital Santa Engracia de Monterrey, nombrándose en su lugar a Arturo Estrada Tricanor.
El caso es que el capítulo se repitió a la letra el lunes pasado, ahora en el edificio Losoles de la capital de Nuevo León, cuando Garza Lagüera y demás ratificaron con una nueva asamblea, la designación de Estrada Tucanor.
Los mismos insultos. Los mismos empujones. Los mismos guaruras. Las mismas caras largas. Los mismos notarios. Los mismos desplegados de uno y otro bandos.
La manzana de la discordia es la venta en diciembre del año pasado a la multinacional Monsanto de la principal subsidiaria de Savia, Seminis, en un precio de 3.40 dólares por acción... con la novedad de que Romo Garza dejó fuera de la operación su propio paquete... que semanas después se lo vendería al fondo estadounidense Fox Paine, quien pagó 10.52 dólares por acción.
En la jugada, aparentemente prefabricada, Romo se embolsaría olímpicamente 250 millones de dólares.
El hecho es que desbordada la bilis de los perdedores, la pretensión, ahora, es acusar al ex presidente de Savia de haber realizado una y otra operaciones a espaldas del Consejo de Administración.
La paradoja del caso es que en su alegato de defensa, el yerno y socios que lo acompañan señalan que el pecado de sus rivales, en tal caso, es no haber creído en el éxito de los alimentos genéticamente modificados para multiplicar sus valores químico-vitamínicos. El problema es que Seminis se vendió para enfrentar las graves dificultades financieras de Savia.
Y el problema es que en el experimento Romo Garza fue quemando una por una sus naves. Le vendió Empresa La Moderna a quien le había comprado seis años antes: British American Tobacco; le vendió Seguros Comercial América a la holandesa ING; vendió, con su 18 por ciento de Médica Sur y media docena de hospitales, el sueño de crear un seguro social paralelo para clase media...
Y aunque en su desesperación frente a la presión de sus socios ?que veían cómo se quemaban miles de millones de pesos en el intento de convertirse en el rey del mundo en agrobiotecnología? Romo planeó la graciosa huida, al convertirse en secretario de Economía tras haber sido uno de los más destacados aportantes de los Amigos de Fox, la jugada no cuajó.
Por lo pronto, el escándalo que involucra a un sobrino del fundador del Grupo Monterrey, Eugenio Garza Sada, mantiene divididos a los empresarios de la capital industrial del país.
¡Qué bonita familia!, diría el inolvidable Pompín Iglesias.
Balance general
En un capítulo más de la batalla legal entre la filial en México de la firma estadounidense de seguridad ADT y sus ex distribuidores, hete aquí que el juez de la causa consideró infundada una querella penal interpuesta por éstos, bajo la acusación de fraude.
Hasta hoy, pese a que el juez 57 del fuero común había emitido el año pasado tres órdenes de aprehensión contra dos funcionarios de la firma y su abogado, ésta ha ganado en dos instancias.
El eje del pleito se ubica en la rescisión unilateral del contrato de distribución de equipos de alarma contra robos para negocios y casas habitación por ADT, al detectar supuestas simulaciones en los contratos para ganar la comisión pactada... en dólares.
En total, ADT pagó 80 millones de billetes verdes en el renglón. El caso es que las firmas exigen que se les reintegren los equipos entregados a los clientes. Entre los inconformes está la empresa FBI Alarmas, propiedad de Gonzalo Quesada Suárez, primo hermano del presidente Vicente Fox.
El asunto se dirime, en consonancia con las cláusulas previstas en el contrato, en la instancia de arbitraje de la Cámara Nacional de Comercio de la Ciudad de México, por más que los distribuidores impugnan la imparcialidad del órgano, dado que el presidente de la Comisión de Arbitraje del organismo empresarial, José María Abascal Zamora, ha actuado como abogado de ADT.
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Cuatro serán los destinos que ataque a su despegue, previsto para el 12 de marzo, la línea aérea de bajo costo Vuela, propiedad a partes iguales de Televisa, el Grupo Carso, la empresa centroamericana de aviación Taca y el banco Protego: Monterrey, Guadalajara, Tijuana y Cancún.
La singular alianza entre Emilio Azcárraga Jean, Carlos Slim y el ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, conectará al pasaje hacia el aeropuerto de Toluca en cuatro rutas de camiones privados, los cuales partirán de otros tantos puntos equidistantes de la capital del país. Los transportes tendrán los mismos colores de los aviones.
El gancho hacia la clientela, ¡válgame Dios!, será ofrecer tarifas a una tercera parte de las de Aeroméxico, Mexicana de Aviación y aun Azteca y Aviacsa. Lo inaudito del asunto es que teniendo sus permisos en regla, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes retrasó 100 días el arranque previsto por la aerolínea, aparentemente para darle pista de ventaja a Interjet y A Volar.
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En un capítulo más de su buena racha iniciada hace dos años, el Grupo ICA de Bernardo Quintana Isaac acaba de ganar un paquete de contratos con el gobierno de la ciudad por un monto conjunto de 573.1 millones de pesos.
Estamos hablando del distribuidor vial Taxqueña que conectará las delegaciones Iztapalapa y Coyoacán, y de un hospital general en la delegación Álvaro Obregón.
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