Un país estancado con la modernidad comprada o copiada, con la economía temblando ante el déficit permanente y constante es problemático, la pérdida de competitividad de los productos mexicanos por la insuficiente incorporación de tecnología, los sobreprecios de los productos incluyendo la vivienda, con el endeudamiento de miles de hogares; en fin una economía pendiendo de alfileres basada en los ingresos del petróleo, la llegada de remesas de dólares por parte de los connacionales en el extranjero, el comercio informal y un sistema de recaudación incapaz de cubrir su propia burocracia, es lo que prevalece.
Sin embargo, para los que viven de la política todo marcha sobre ruedas y la economía va viento en popa y la prueba e idea nos la regalan nuestros órganos electorales (IFE) que con mucha lana quieren mostrarnos que México avanza y que la llave de la democracia es muy cara. Es una redomada paradoja en un país donde la utopía es el mundo del surrealismo en que viven y se forman estructuralmente nuestros políticos (casta divina) y ven el adecuamiento de sus intereses más que el interés de la nación.
Ninguno de los cinco candidatos ofrece una solución de peso para el país, el continuismo está latente con Roberto Madrazo, un estilo para gobernar hegemónico con el autoritarismo disfrazado de dictadura o (al revés volteado) Madrazo y el PRI le apuestan al voto duro para gobernar con compromisos convertidos en corrupción al por mayor como quedó demostrado por más de 70 años sobre todo los últimos cinco sexenios.
Felipe Calderón, un PAN dando bandazos y palos de ciegos, con reformas inconclusas en su proyecto, le sigue apostando a la negociación colectiva por sistema, un partido ahora que probó las mieles del poder muy fraccionado, traicionado desde su cúpula, con grupúsculos irreconciliables, dejaron de ser los monaguillos y novicios para convertirse en seminaristas arrepentidos.
El PRD y Manuel López Obrador partido formado por hordas y redes híbridas y clonadas que le apuestan al voto de conciencia mediática, donde parece ser que la mejor defensa es el ataque y si se pierde pues hacerse la víctima, prometer a manos llenas, sin siquiera decir cómo, cuándo, dónde, con qué y por qué, las promesas del paraíso parecen ser las mismas mentiras de Fox (arreglar a Marcos y Chiapas en 15 minutos, crecer un ocho por ciento al año, crear un millón de empleos al año, etcétera).
Los otros dos candidatos la señora Mercado y Roberto Campa que a estas alturas del juego político poco o nada tienen que hacer, aunque Roberto Campa esté amadrinado por la profesora rural más rica del mundo Elba Esther Gordillo y su partido Nueva Alianza ¿y los partidos chicos qué? el del Niño Verde (PVEM), el Partido del Trabajo, Convergencia y los que se acumulen, se irán formando de acuerdo a sus intereses, poco o nada les importa el país, su interés es la lana que reparte el IFE y no perder el registro para mantener a los mismos mequetrefes en los puestos.
Poco se puede esperar con estos reyecitos en un palacio solitario mandando a una gente noble (o agachada) como lo es el pueblo mexicano, la migración seguirá galopando y los gobiernos y su clase política en vez de componer la economía, de generar empleos, sacar adelante las reformas de salud, educativa, energética y laborales seguirá haciendo lo único que sabe hacer y muy mal; protestando por todo y para no variar ahora por el muro que pretenden levantar los gringos.
No bastan los planes emergentes o aspirinas para los diferentes sectores como son el de salud, el agro, el industrial; de nada sirve decirnos que es el menor nivel de inflación en los últimos 40 años, si los pobres y miserables se multiplican y crecen como la levadura y por otro lado con cara de cínicos los políticos -nuestra casta divina- se siguen sirviendo con la cuchara grande en sus sueldos y dietas y como colofón.
Y para llorar ahí les va a mis sufridos lectores otra; de cada peso que existe en los tesoros de México sólo nos pertenecen 60 centavos, es decir ya están gastados 40 centavos y la deuda es impagable, inclusive por cada mexicano que nace debe de manera interna $19,107.7 pesos ¿cómo la ven?
Por eso en este lindo país donde impera la miseria, la indolencia, apatía y el “importamadrismo”, para gobernar a ciegos cualquier tuerto puede ser el rey. Y como dice el Malhecho de Los Rodríguez: p’os que siga el entierro compadre.
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