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En espera de milagro/Historias del absurdo

Luis Guillermo Hernández Aranda

A pesar de ser generadores de la riqueza ellos viven en la pobreza. Los mineros de la zona Carbonífera de Coahuila pertenecen a un sector olvidado por las autoridades y la sociedad en su conjunto, que únicamente es tomado en cuenta cuando son los protagonistas de desgracias que los llevan a ocupar los titulares de los periódicos y ser la nota principal de los noticieros nocturnos.

A medida que pasa el tiempo, la esperanza de encontrar con vida a 65 personas atrapadas desde la madrugada del domingo en el interior de la mina Pasta de Conchos propiedad del Grupo México, disminuye. Sólo la fe en los milagros mantiene a los familiares de pie, montando guardias en la boca de la mina.

La Región Carbonífera de Coahuila tiene una extensión territorial de 16 mil 40 kilómetros cuadrados y una población de 160 mil 422 habitantes y representa el 95 por ciento de las reservas del país.

En esta zona la pobreza de las familias contrasta con los enormes tráileres que tapizados de polvo negro transportan la riqueza producida en tajos, minas y pozos. Además de vivir en precarias condiciones, las familias de los mineros deben soportar la contaminación y experimentar todos los días el temor de que el ser querido ya no vuelva al hogar.

Por desgracia, la mayoría de estas personas no tiene otra opción de vida mas que el ser minero. Es la única forma de obtener recursos, de ahí que el oficio se herede y se convierta en una tradición, que en muchos casos es una invitación a la muerte.

Los datos duros muestran que las tragedias en las minas de Coahuila no son algo nuevo. En cien años se han registrado más de 25 accidentes fatales, lo cual muestra que ni las empresas, ni las autoridades estatales han hecho algo para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, que todos los días bajan hasta las entrañas de la tierra para obtener un poco de dinero y mantener a sus familias.

La realidad en la zona es crítica: hay explotación de yacimientos fuera de la normatividad. Ante la falta de fuentes de empleo, los campesinos -incluso menores de edad- se habilitan improvisadamente como mineros y trabajan sin equipo de seguridad, lo que ha sido documentado por los medios de la región.

En este contexto, el daño financiero al Grupo México por el accidente será insignificante, debido a que esta mina sólo les factura entre 12 y 13 millones de dólares anuales. Grupo México invirtió en el desarrollo de esta mina carbonífera más de diez millones de dólares. Es necesario señalar que la compañía es el productor más grande de cobre en México y el tercero del mundo, con ingresos por 48 mil millones de dólares, que provienen de la explotación de este metal, en su mayoría.

Son muchas las voces de la Región Carbonífera que hablan de las malas condiciones de la mina, el vocero de la empresa aceptó en una entrevista radiofónica que en una última inspección realizada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, ésta les hizo 42 recomendaciones. Las cuales según el vocero fueron atendidas, por lo que se descartan, según él, como causas del percance.

Hoy que las acciones de rescate son tomadas por el Gobierno Federal y se espera la llegada de equipo de Estados Unidos para apoyar las labores, sólo queda orar por un milagro y que los 65 mineros atrapados en las profundidades de la tierra logren salir con vida, aunque por desgracia las esperanzas cada vez son menos.

lharanda@elsiglodetorreon.com.mx

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