EL SIGLO DE TORREÓN
El presidente de Estados Unidos George W. Bush enfrenta hoy la posibilidad de perder la mayoría en el Congreso de la que ha gozado durante virtualmente todo su mandato, con excepción de un breve intervalo.
Según las últimas encuestas, el partido Republicano perdería la mayoría en la Cámara de Representantes, mientras que el Senado se mantiene en suspenso ante tres elecciones cerradas.
Las elecciones de hoy pondrían fin a 12 años de dominio republicano en el Capitolio de Washington. En juego están los 435 asientos de la Cámara de Representantes y 33 escaños en el Senado, un tercio de esa Cámara. También están en juego 36 de 50 gubernaturas.
El impacto de perder la mayoría significará, aparte de un freno a la agenda de Bush, investigaciones sobre la Administración, debido a que el partido en la mayoría controla las comisiones del Congreso.
Nuevos presidentes de comisión podrían iniciar audiencias sobre temas como la guerra en Irak, la detención sin juicio de sospechosos de terrorismo, hasta asuntos domésticos como la política energética o la reforma a la seguridad social.
Según las últimas encuestas del New York Times y la cadena CNN, entre 50 y 55 por ciento de los votantes piensa que el partido Demócrata debe controlar el Congreso.
Bush también está detrás en las encuestas en el tema de seguridad nacional, el que ha sido su principal ventaja durante su mandato. Una mayoría de votantes piensa que los demócratas harían mejor labor.
La popularidad de Bush ha sufrido una erosión en el último año y medio, desde que inició su segundo mandato. El estado de la guerra en Irak, en donde han muerto casi 2,500 soldados estadounidenses, ha dejado la aprobación de Bush en 37 por ciento según una encuesta del New York Times.
A este escenario se suman escándalos de corrupción de republicanos y el reciente caso del representante de Florida Mark Foley, acusado de acosar sexualmente a jóvenes que trabajan en el Capitolio.
El resultado depende de tres elecciones para el Senado y 17 distritos de la Cámara Baja en donde las diferencias entre candidatos son de menos de dos puntos porcentuales.