Hong Kong, (EFE).- A pesar de que estar a tres centímetros de un lienzo pintado por Picasso puede provocar un sinfín de emociones, el público que visita la subasta de verano de la casa Christie's parece más interesado por un pequeño papelito que cuelga a su lado: el precio.
Un precio estimado, nada menos, que en más de siete millones de dólares.
Y es que en Hong Kong, que esta semana se encuentra abrumada por la visita de una serie de cuadros de Van Gogh, Francis Bacon, David Hockney o el propio Picasso, el visitante medio está más preocupado por lo qué cuestan las pinturas que por lo qué representan.
Como dice a Efe Pilar Ordovás, directora de arte contemporáneo y de posguerra de la casa de subastas británica, "los visitantes se acercan a mí y me preguntan: ¿Cuánto dinero hay colgado de las paredes?".
La respuesta: mucho.
"Aquí, en lugar de mirar el cuadro, miran la etiqueta", comenta divertida. Lo que no sería tan grave si las obras que cuelgan de la pared no fueran otras que la "Mujer sentada en un sillón", del genio malagueño o la "Casa en el Jardín" de Cézanne.
Hong Kong, la cosmópolis inteligente donde acaba china al Sur, es una ciudad de lujos infinitos.
Y para los que cuentan con un Rolls-Royce, tres pisos en un rascacielos frente al puerto de Victoria y un yate enorme anclado en Deepwater Bay, una obra de arte es una adquisición imprescindible.
Una buena compra podría ser ese autorretrato de Francis Bacon que, junto al resto de obras maestras, se subastará el día 22 de junio en Londres por un precio estimado de diez millones de dólares.
No menos impresionante es la escultura "Elogio al Vacío V", del español Eduardo Chillida, que podría venderse por más de un millón y medio de dólares y que estos días también está expuesta en el Centro de Convenciones, a sólo unos pasos del resto de piezas contemporáneas.
Por allí pasan los visitantes, curiosos por un arte que, aquí, parece exótico.
"La abstracción no les preocupa, les atrae; lo que les preocupa más es una figuración que no alcanzan a entender", explica Ordovás.
Pero el pasear obras de este calibre por Asia no responde ni a un deseo de ver el mundo, ni a una casualidad.
"Hong Kong es un mercado maduro, y aquí ya hay un conjunto de coleccionistas muy interesados", dice la especialista a EFE.
Pero, más allá, "venimos a invertir hacia el futuro y a enfocarnos hacia el mercado de China", cuenta Ordovás.
Según muchos analistas, el dragón tiene las mismas posibilidades de convertirse en el futuro en lo que representó Japón, para el mercado del arte, durante los años ochenta y noventa.
Las grandes casas de subastas se han dado cuenta de ello, y no hay año que Christie's y Sotheby's no traigan una colección cada vez más grande hasta el Centro de Convenciones y Exposiciones de Hong Kong.
A pesar de la presencia de piezas occidentales, los compradores de esta parte del mundo siguen interesados, sobre todo, en el trabajo que están desarrollando los pintores contemporáneos chinos, por quienes está apareciendo un interés repentino en todo el mundo.
Desde el pasado domingo y hasta el próximo jueves, Christie's habrá subastado algunas de las piezas más representativas de las últimas corrientes que han aparecido en el país asiático.
Unicamente durante la sesión del domingo la casa británica vendió 40 millones de dólares en creaciones chinas de décadas recientes, "la venta más alta alcanzada en esta categoría en el mundo", según explicó la firma en un comunicado.
La obra "Lluvia de pétalos sobre el poblado" de Chu The-chun, nacido en 1920, se vendió a un coleccionista asiático por tres millones y medio de dólares, lo que representó un récord en las ventas de este artista.
De la misma manera, el cuadro "Flores en un Jarrón Amarillo Brillante", creada por Sanyu, muerto en 1966, se adjudicó a otro comprador asiático a 2,7 millones de dólares, cuatro veces más de lo estimado por Christie's.
Y la subasta continúa con la venta de nuevas series de pinturas contemporáneas chinas, y con una serie de espectaculares caligrafías de hace cientos de años.